COMPAÑEROS DE CAMPSARED



"Podeis decir lo que pensais de vuestros encargados, de los objetivos, de la venta activa, de los cursos, de Sumando valores, seguridad, promotores del cambio, sindicatos, y todo lo que querais. Hubo en tiempos un blog de un compañero en donde mucha gente dejó sus comentarios, hoy no existe y como alternativa nace CAMPSARED BLOG, para reunir a todos los que somos COMPAÑEROS DE CAMPSARED"

Este blog, como indica en la cabecera, originariamente fue creado por un compañero llamado EXPENDEDOR-VENDEDOR el 20 de noviembre de 2008 pero problemas técnicos le impidieron actualizarlo, lo que dio pie a la creación de esta segunda etapa renovada que es la que se abre a continuación.
Como aquel, mantiene la idea de tener una plataforma de comunicación, de reivindicación y sobre todo un medio de expresión para todos los trabajadores de CAMPSARED y de REPSOL, y a la que quedan invitados cualquiera de los trabajadores de EESS sean cuales sean sus marcas.

Bienvenidos todos a este foro de diálogo e información.

Recordar que si visitais esta página por primera vez, para conocer el contenido completo de este blog desde su nacimiento, deberíais comenzar por el antiguo blog pinchando en este enlace:

'www.campsaredsprint.blogspot.com'





24 de agosto de 2011

VIAJAR EN TIEMPOS DE CRISIS

La crisis es una enfermedad extraña, se contagia como la gripe, de unos a otros.  Si el que te vende los melones la tiene, seguramente acabareis los dos con ella, tosiendo deudas o con dolores de cabeza. En otros casos,  la gripe (económica) es como el sida, basta quererse un poco, tener alguna relación profunda aunque esporádica, y ahí la tienes, te han pegado la crisis, y es muy difícil y hasta imposible de curar, como una sífilis de las de antes, de las que te dejaban para el arrastre o te mataban en el siglo pasado. Quiero decir en el antepasado.

No hay comprimidos eficaces, ni tratamientos claros que le devuelvan la salud a una empresa, y puede ser que incluso ella contagie a otras; todo esto es una cadena en el que "el bicho" es muy difícil, casi imposible erradicar.

La crisis se ha afincado en España, en realidad en los países costeros, sobre todo en Italia, Grecia, Portugal..., en fin en los de siempre, para que surjan nuevos chistes, para que se renueve el repertorio de los chascarrillos latinos. Por otro lado, es normal que el bichejo (Como es un ente abstracto no se como llamarlo) prefiera el clima más benigno del sur, y la dieta mediterranea. A los capos mafiosos y a los narcos les pasa igual.  No obstante, Irlanda tiene su propia cepa, y el resto del planeta anda sumido en un catarro crítico de crisis galopante, quiere decir que el brote ha sido una epidemia de las buenas, como las que arrasaron Europa en el siglo...  antepasado.

Pero vamos al grano.  Con el caos financiero instalado en nuestro país, amenazando como Godzilla con arrasar nuestras ciudades, y acabar con la economía y los negocios, cuando llega el fin de semana, la 'demolición' se paraliza, todo el mundo se pone los pantalones de viaje, los de "total pa cuatro días"... y se escapan al campo, o al chalé, o al pueblo, el caso es dejar lejos la ciudad, y los atascos urbanos, por que los otros...

Con este panorama, nuestros clientes -no todos desde luego, menos mal-, ni cortos ni perezosos, se han entregado al tuperware descarado y al bocadillo de tortilla casero, recordando tiempos de juventud y de excursiones del colegio cuando los mandaban al campo a desollarse las rodillas y a desfogarse de sus primeras tentaciones lascivas.


En las estaciones urbanas es menos evidente, acaso los que llegan, sobre todo albañiles, o los que hacen la calle sin llegar a prostituirse, como los barrenderos, representantes, o conductores de reparto,  se acomodan, bufan y se refrescan atizándose una cerveza fría, y si pueden otra después (la de la oferta), repitiendo de vez en cuando aquello de: "¡Que bien se está aquí!" mientras miran el culo a las que pasan a la tienda con cuerpo de verano, como si aquello fuera un chiringuito de la playa, y el taburete un sitio puesto adrede por el santísimo para que puedan recrearse la vista bajo el amparo celestial de nuestro aire acondicionado.

Pero en las carreteras es distinto, se ha instalado la doctrina low cost, y los viajeros,  en cuanto te descuidas se sacan los filetes empanados y la botella de casera y se ponen a comer. Los más prudentes, llevan su neverita, sus bocatas bien preparados con cariño de madre, envueltos en papel de plata, y se despliegan haciendo picnic en los aparcamientos como si fueran hippys de 50 años resignados a no cambiar. Claro que, cuando termina el día, lo que se extiende bajo las marquesinas, son los restos de un macrobotellón de fin de año.
Viajar y comer (Campsared Blog)

Los hay más descarados, que te plantan el coche frente a la cristalera y allí mismo se montan la sentada, con los litros, la música, y los perros y niños correteando como si fuera el patio de su casa.

El tercer grupo lo forman los más jetas, los que se meten en la tienda, copan dos mesas y montan la marimorena comprándote dos cocacolas y una bolsa pequeña de patatas. Entonces, como el resto, desempacan la merendola, llenan las dos mesas, y celebran, vaya usted a saber, por que unas veces parece un cumpleaños y otras una despedida de solteros.
Estas improvisadas comilonas antes no se formaban, la gente se soltaba, tiraban de vitrina y había que estar poniedo y reponiendo los sandwiches a cada momento. Compraban la bebida, los aperitivos, la prensa, los chicles y hacían un gasto generoso, como Dios manda, aupando nuestras K's y el resultado operativo.
Ahora, con el aroma de la crisis atufando nuestras ciudades, los viajeros ya no gastan alegremente, su presupuesto ha suprimido los gastos de viaje, "lo que se pierde en el camino, no se disfruta en el destino" parece ser su eslogan favorito.  La carretera dejó de ser la senda de baldosas amarillas, y las caravanas de domingueros, tienen regusto a huida de refugiados, de los que escapan de la ciudad hartos de los ladridos de la crisis, que no deja dormir ni descansar a nadie. Y lo hacen justo justo, con el dinero para pagar la gasolina y acaso unos cafés, esperando llegar a su destino y presumir de gente guapa, aunque sigan llevando restos del bocadillo y la bebida en la guantera. ¡Vaya catarro serio que tenemos!, y es que este bicho (el de la crisis) se ha puesto tan rollizo, que la penicilina del gobierno solo hace mella en los sufridos ciudadanos, mientras él sigue tan campante haciendo su tourné, tomando el sol y visitando más y más lugares para desesperación de nuestras empresas.

16 de agosto de 2011

MIRANDO AL MAR


Sobre la arena de la playa, recostado más que sentado encima de la hamaca, se extiende ante mi el mar. Aunque apenas lo pueda ver por que ha caído la noche, se vislumbra a unos cuantos metros la espuma jugueteando en la orilla con la arena que acepta mansa el dominio de las aguas.

Puedo escuchar no obstante muy claramente el murmullo de las olas, mientras a mi espalda repiquetean las conversaciones de la gente entre la musiquilla suave muy chillout de aquel chiringuito playero que parece un oasis-spá, donde estiro las piernas, hincho el pecho y observo las estrellas en un sano ejercicio de relajación estival.

No obstante, como soy un tipo proverbialmente extraño, aprovechando la serenidad de la noche y un ratito de soledad, estiro el brazo para alcanzar esa mariconera años 70 que volvió a ponerse de moda últimamente, y de su interior rescato mi libreta de ruta y un bolígrafo bic, ése si, sin nada de poesía, solo practicidad, para garabatear unas lineas que más tarde o mañana pasaré al Blog, como una muestra más de que ando espatarrado incluso en vacaciones, ya que tengo un pie aquí medio enterrado en esta fresca arena de la playa y el otro en la estación, atrapado entre la sandwichera y la impresora de facturas.

A 500 kms. de casa, y ando como enamoriscado pensando en el atún, en las almendras, en la promoción de la cocacola más el sandwich, como un gallego que estuviera en La Habana, dando un paseo en el malecón, mirando al mar sufriendo la morriña de estar lejos de casa.

Aún recuerdo que en los viajes, como si fuera un pervertido, babeo de gusto al acercarme o ver pasar una gasolinera de Repsol por esas carreteras de Dios.
"Esa es de las nuestras" pienso, como si fuera de mi primo o de mi hermano, como si fuera parte de alguna antigua herencia familiar.

Y cuando paro, reposto o echo una meada, por supuesto solo visito las gasolineras de mi empresa, y vigilo de incógnito, observando con el rabo del ojo, risueño como una quinceañera como los empleados se afanan en ofrecer unas magníficas almendras, un frasco de caballa, o uno de esos quesos riquísimos que no deberías irte al otro mundo sin probar.
Quiero decir con ésto que un día u otro voy a tener que hacérmelo mirar, voy a tener que acudir al médico y decirle:
" Doctor, estoy 'endemoniao', por que enamorado no creo, tengo muchas contradicciones al respecto.
Mi empresa me ha inyectado un suero de la fidelidad en uno de esos reconocimientos médicos anuales.
Sólo así puedo explicar que aguante carros y carretas y sin embargo 'siempre vuelva' como en el anuncio de Cepsa, y aunque se que mis genes se resisten y se pelean entre ellos para ver que narices hacen, luego vencen y lo consiguen los de siempre, y yo, como los toros, busco la querencia de los monolitos azules y de los productos con origen.
¿Usted que cree Doctor?"

Estoy seguro que me derivará a un especialista, por que no es saludable ni cabal que en noches como ésta, con un cielo estrellado de ensueño, frente al mar y la brisa acariciándome la cara, y con la fina arena de la playa al alcance de mis dedos, yo esté aquí acordándome de Burgos, del 'Sr. Resti', de mi encargada, y del encantador lenguaje de piropos que usan los empleados de las gasolineras españolas para adornar la venta de productos que les exigen conseguir para salvar su turno con nota de aprobado.

Dicho esto, apuro mi daiquiri, para ver si aún encuentro abierto el ciber u otro sitio para mandar esta postal desesperada de alguien que ya no tiene sangre por las venas sino Efitec 95 trasfundida directamente por la Red. - ¿Será grave Doctor? -

Postal: El mar por la noche parece petroleo. ¡No tengo remedio!. (Campsared Blog)


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9 de agosto de 2011

EL DUELO (Reposiciones de verano)



 PLAY 

Un día de primavera, mientras sacudía mis espuelas junto a la calle 6 apareció ÉL:  El pistolero-Auditor.

Su presencia imponente, su inconfundible silueta negra tocada con el chaleco reflectante me estremecieron. Cruzamos las miradas sin pronunciar palabra, cogí con fuerza el 'Winchester' y lo puse en el cargador. El sacudió sus manos levemente reavivando los dedos sobre las culatas de nácar de sus revólveres advirtiéndome de sus intenciones.  Lucía una media sonrisa, barba de varios días, y masticaba tabaco sin parar.  Escupio una o dos veces sobre las tablas del salón. Un expendedor-vendedor salió raudo a limpiarlo ¡Que remedio!.

Al pistolero lo mandaba el comisionado, y aunque nunca se refería a ello, en la culata de sus Colt podían verse las muescas de sus víctimas.
El sol lucía en lo más alto como ocurriera ya hace mucho mucho tiempo, en el siglo pasado, cuando nos enfrentáramos por primera vez en Whichita, al oeste del Manzanares. La tensión se palpaba en el ambiente, todo el mundo cruzaba rápido las calles y desaparecía, -calle 1, calle 3, no quiero nada, cóbreme-

Una cuadrilla de navajos generalmente muy ruidosos salía por piernas del salón con sus latas enteras de Red Bull, brebaje que consumían por litros (Siempre que estaba en promoción).

Uno de mis ayudantes nervioso, disparó un par de veces, -¿Unas naranjas? ¿Un refresco?- El pistolero sonreía. Dentro de mí, sabía que alguna vez estos enfrentamientos traerían una desgracia. El auditor, enfundado en su traje negro mascullaba la misma cantinela de siempre: “Es mi trabajo, cumplo la ley Sheriff”. -Ayudante de Sheriff- Le contestaba -Aún no tengo la categoría-

Entre tanto, mis ayudantes se preparaban para el duelo. Nelly tarareaba canciones de Willie Nelson mientras limpiaba surtidores. Joe (léase You), se afanaba detrás del mostrador ordenando la zona de la barra y haciendo los ‘checklist’.

Todos sabíamos que el momento de la pelea había llegado, y enseguida comenzó la refriega. -Liquidaciones, Fondo Fijo, Fondo de maniobra- Joe salió herido – Te faltan siete euros en el arqueo de caja- -Dónde diablos está la pasta busca aguas, hay que untarle la herida, a ver si brota sangre u otro líquido sospechoso-

La reyerta tomaba tintes críticos cuando llegaba el tiempo de hacer el inventario, - Cocacola, Fontvella, algo te va a faltar... – Yo iba esquivando proyectiles. ¡Bang! Unas galletas caducadas. ¡Bang! Faltan algunas etiquetas, ¡Bang! La promoción del Mahou está agotada.

La disputa terminó en tablas, no hubo triunfantes ni vencidos. El Pistolero-Auditor volvió a montar en su caballo, escupio sobre la pista, y chascando la lengua se alejó velozmente entre una polvareda de documentación revuelta perdiéndose en el horizonte junto a los últimos rayos de sol.

Una vez más había sufrido pero quedado indemne, ¿Y la próxima vez?. El tiempo lo dirá. El oficio de Sheriff es lo que tiene, siempre hay una bala dispuesta, grabada con tu nombre.

Dedicado a los encargados de estaciones de servicio.
26 de mayo de 2010 01:19

1 de agosto de 2011

PASION DE VERANO

PLAY
Ese verano, fue un verano especial que nunca olvidaremos, no fue un verano de 'Chanquetes', ni bicicletas nuevas hechas para el tiempo, pero fue un gran verano azul, o rojo de pasión, según se mire, en el que nos dolió,  -y mira que es raro-, hasta coger las vacaciones y alejarnos de allí, sabiendo que nunca en nuestras vidas tendríamos otra experiencia tan vital como aquella.

Corría el mes de junio cuando se incorporó a nuestra plantilla un ángel que haría cambiar el curso en cifras de la gasolinera.  Se llamaba Purita, vino a hacernos las vacaciones, pero también, hizo nuestras delicias.

Desde que entró por vez primera en la estación, sentimos el flechazo de sus ojos, y por supuesto de todo lo que estaba más abajo de su cuello.  Ese día, se dispararon las alarmas de fuego, los surtidores se quedaron sin conexión, los helados se derritieron y las bolsas de hielo se hicieron agua hervida que salpicaba sus piernas y su piel al andar como si caminara decidida chapoteando por la orilla de alguna playa.
A Antonio, mi compañero, le dio un ataque al corazón y ya no pudo incorporarse -cosa que siempre lamentó- hasta noviembre, por que le daba taquicardia pensar en esa expendedora de vanguardia, y nunca mejor dicho.

Purita tenía el cabello rubio, caminaba con desparpajo, y era rotunda y convincente por delante y por detrás.   Hasta llevando el uniforme causaba sensación entre la gente, venía de un pueblo pequeñito de Burgos que no acierto a recordar.  Era una moza castellano-leonesa con dos razones sustantivas en los ojos (Y otras dos en el pecho).  Te miraba y perdías las fuerzas, como si te arrojase kryptonita a las rodillas, y además olía a gloria, desprendía una fragancia a ducha fresca y a jazmín, como si la envolviesen los efluvios de una cascada, como si utilizara Evian Deluxe para bañarse en vez de agua del grifo.

Purita sabía adornarse con dulzura, hablaba con los ojos como el ventrilocuo que habla con el estómago, ella era explícita con la sonrisa, vencía la voluntad con la mirada, y conquitaba territorios con su cuerpo.

Sabía decir las cosas, darles el punto justo, la ebullición venía detrás, por ejemplo cuando inclinaba el torso para pasar una tarjeta, ella se daba cuenta a donde le lanzaban las miradas y alzaba las pestañas, sonreía, y dos o tres clientes caían al suelo desmayados.  Y lo mismo cuando bebía de la botella de agua mineral, derramando una parte del líquido por fuera sus labios, yéndose aquel reguero por la barbilla hasta llegar al cuello y más allá... cortando el vuelo de las moscas, y por su puesto la respiración de los que estaban en la tienda.  Más desmayos, más hielo, la gente compraba bolsas con cubitos y se las colocaba en la cabeza, y algunos más al límite, debajo del volante, en la entrepierna, sofocando niveles de ansiedad que amenazaban el entorno.

Era un poco dejada en el vestir, pero nadie le decía nada, por que seguramente hasta con traje de astronauta Purita hubiese estado sexy desde detrás del cristal de su escafandra.  Le gustaba llevar los pantalones anchos, un poquito caídos, con lo que al agacharse, cosa que hacía cien veces ante la sandwichera  o para colocar los chicles, mostraba el tanga por detrás y nadie tenía urgencia por irse de la tienda "Pase, pase, que yo no tengo prisa", se iban diciendo los unos a los otros, mientras hacían acopio de chicles o galletas.
Pero, como si fuese un concierto bajo el sol, la belleza que irradiaba Purita causaba estragos entre la gente cuando llevaban varios minutos en la cola, mirándola y soñando...  Hasta la Mutua recomendó tranquilizantes y aire acondicionado tres grados por encima para las horas de trabajo en que estuviéramos con ella.

Pero Purita sobre todo, era una vendedora impresionante, con unos números de escándalo, tanto en el cuerpo como en la venta de productos, sus registros batieron marcas que en muchos años nadie podrá igualar.

A veces, se anudaba la camiseta por encima de la cintura alegando que hacía mucho calor, y aquello se convertía en una verbena, empezaba a vender como una loca, aceitunas, jamones, los quesos de tetilla de dos en dos...  Por que cuando le hacían el chiste, ella decía que estaban hechos con el molde de las suyas, y allí mismo teníamos que andar limpiando las babas que derramaban los clientes por el pasillo y sobre el  mostrador de caja. Y tan pronto se echaban a la calle les hincaban el diente con la ilusión hecha esperanza de degustar esa ambrosía.
- ¿Quieres un par de melones? -  Preguntaba sin disimulo, recostándose sobre el mostrador.  Los tíos caían todos, nos duraba la torre de la fruta media hora.   Y algunos venían dos veces "Me voy a llevar otros para mi tía" decían.
- ¿Cuales te gustan? - Les preguntaba ella con picardía y un toque de inocencia en la voz, y por supuesto luciendo esa sonrisa demoledora como de una diablesa resabiada.
- ¡Es que sea, el que sea! - Salían de allí sudando, con la cabeza echando humo y aullando por la pista.

Fue un éxito total, se acercaba la gente de los pueblos limítrofes, hasta de Zaragoza o de Zamora llegaban autocares de solteros para comprar SPOs.  Con deciros que combustible sólo llegaban dos cisternas por semana, pero pedidos de fruta, uno cada mañana y algunas veces dos, los días que estaba ella de turno.
Era imposible negarle nada.  Hasta yo, cuando le hacía el relevo, salía cargado con mi correspondiente caja de melones o manzanas.  Y es que te miraba a los ojos, y te fundía los plomos.  Y si observaba resistencia bajaba su mirada a tu entrepierna y allí, tenía todo ganado, todos los tíos nos desplomábamos, y los sesos  nos empezaban a arder con el sonrojo más sofocante que pudiéramos aguantar.  Yo mismo, tuve que meter la cabeza varias veces en el arcón del hielo para recuperar la compostura.

Vendíamos tanta SPO como toda la que se pudiera vender en la provincia, ¡que digo en la provincia, en la Delegación entera!.

Algún Jefe de zona quiso ascenderla antes de tiempo, ponerle un piso, llevársela a un congreso, pero Purita lo rechazó directamente y con soltura.  Cuando se lo propuso, pasó su lengua lamiéndose despacio el labio superior mientras miraba fijamente al Jefe con su escote entreabierto y la mejor de sus sonrisas...  ¡haciéndole después una peineta con el dedo!.

Labios sexyCuando salió de la oficina, oímos los bramidos del Jefe  tirándose del pelo, golpeando su cabeza, bufando varias veces como si fuera una locomotora de vapor.  Purita no aceptaba esas cosas, quería ganarse un dinerillo ese verano, y después ver mundo, echar un polvo bueno, aprender cosas... (A lo del polvo nos ofrecimos voluntarios), estar aquí y allá, probar de todo menos eso para lo que encarecidamente nos ofrecimos voluntarios.  Y así fue, terminó su contrato y se marchó.



Desde entonces la he visto varias veces, unas en Tele-5 luciendo su palmito. Unos meses salió con Paquirrín y apareció en robados por las playas de Ibiza. La vi en una película de Bigas Luna, y en la portada del Interviu, ya no recuerdo, o del FHM, pero nunca jamás volví a tener delante a una mujer con tanta maña y con tamaña cara, cuerpo y destreza para vender, desde unos huevos Kinder aplastados, a la balda completa de ultramarinos o patatas  para que las pudiésemos limpiar más facilmente.
En noches como ésta, aún me acuerdo de ella como para tener que levantarme de la cama, darme una ducha fría, y ponerme a escribir.

 Purita, vendedora de ensueño (Campsared Blog)

AGOSTO 2011, comentarios

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