20 de octubre de 2010

OPINIONES EN OFERTA

Las opiniones se regalan, son gratis salvo si eres el asesor de algún gobierno terrenal, o trabajas y te pagan por ello en una empresa de las gordas (en las pequeñas el asesor es siempre el cónyuge del jefe), el resto es gratis, más que un abrazo o un saludo de mano, y por ello todos tenemos opiniones para llevarlas puestas y para regalar.  Y son de todos los colores, para los días de fiesta, para los acontecimientos deportivos, para reuniones de familia, y para el rato del aperitivo. Y esto es muy bueno porque las opiniones son un abono rico en vitaminas, hacen florecer los proyectos, revitalizan a quien las da y a quien las toma, crecen si son de calidad, se convierten en ejemplares, son copiadas, y en el caso contrario pueden sembrar terror o cólera. Las opiniones entran por vía de la experiencia, y como ya he citado, la experiencia de cada cual, es un GPS para el resto de la vida. 

Trabajador y sindicato debatiendo (Campsared)
Por ello, algunos compañeros disidentes solo muestran su opinión personal, lo visto y lo vivido, lo sentido en sus carnes, lo percibido en su experiencia laboral y vital, y los demás, sindicalistas incluidos, debemos entender y aceptar críticas aunque no nos convenzan los motivos o el planteamiento. Las opiniones nos enriquecen.
 
Precisamente el BLOG, es un sitio magnífico para exponer cuestiones que generalmente sólo tratamos con compañeros de estación y poco más.

Cualquier trabajador es muy libre de opinar lo que quiera sobre sus experiencias personales, y eso debiera ser perfectamente respetado.  Y en la opinión no solo afecta «el cristal con que se mira», también influye la vivencia de cada cual, y estoy seguro de que quienes critican la labor sindical, también prefieren hacer piña con ellos que al junto a la empresa. Independientemente de que se les reproche, ellos ayudan —poco o mucho— lo que pueden, y la empresa por contra mira con la calculadora en una mano y el reloj en la otra.

Yo creo que hay temas insalvables: la religión, los toros, el sexo, la política, la labor sindical… el que opina una cosa, difícilmente va a cambiar de bando, aunque de sabios es rectificar, no hay duda, pero eso es sólo una bonita frase. Al transcurrir los años, todos formamos una coraza con nuestras opiniones y comportamientos, bastante dura de roer, pero como decía el poeta, «nos queda la palabra». Podremos estar o no de acuerdo, pero lo bueno es debatir.
Cada Delegación recibe el sol desde una perspectiva, cada estación tiene su sombra en un rincón distinto, somos de nuestro padre y nuestra madre, fuimos a colegios distintos, arraigamos de múltiples maneras, somos árboles en la plantación de Repsol y damos nuestros frutos de forma diferente. Con todo esto, ¿cómo pensar que el viento nos va a afectar de igual manera?

«Los sindicatos son el sombrajo que nos libra del sol radiante de la empresa, evitan las ampollas si pueden, pero no las provocan» (Anksunamun). Esto también es mi opinión, y gratis.

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