El día 14 de este mes hay convocada una huelga general, la segunda en un año (dicen que son muchas), y cualquiera pensaríamos que son pocas para la dura situación del país, con recortes de personal, sanitarios, de protecciones sociales, de quiebra de negocios y ajustes varios que han elevado el paro por encima del 25 % y han llevado a la ruina a miles de familias. La situación económica de los que conservamos el trabajo tampoco es muy boyante, el sueldo ha encogido (¡malditos incentivos raquíticos!) y los precios han engordado (lo de los combustibles no tiene nombre), de modo que la situación general de España es de cabreo. No me cabe en la cabeza que la indignación de hace unos meses no haya derivado en una mala leche crónica, pues todos vivimos en el mosqueo continuo de esperar una mala noticia en cualquier momento: una subida de impuestos, una tasa nueva, una pérdida de derechos... es imposible que haya personas por muy fanáticos que sean del Partido Popular, que no sientan que en algún momento su bienestar ha sido recortado sin previo aviso y sin un motivo claramente justificado. De otro modo solo podría hablarse de groupies de Rajoy.
Y dentro del panorama catastrófico de los que conservamos el trabajo, están los que lo tienen prendido con alfileres y los que tienen un trabajo de mierda por que no queda más remedio. La huelga no es el principio ni el final, es una forma de protesta, un grito para quienes consideren injustas las alforjas con que han cargado a los ciudadanos, y que muchos no podrán aguantar.
Habrá gente que no siga esta huelga por temor a perder su trabajo. Yo no voy a a deciros lo que teneis que hacer; pensad en el futuro, obrad con dignidad. Como he dicho al principio, siendo la huelga como es, un derecho de los trabajadores, un pataleo legal posiblemente, y seguramente un esfuerzo necesario, depende de la voluntad y el compromiso de cada uno.
CCOO y UGT (Los mayoritarios) han manifestado su intención y su voluntad de seguirla, STR, no da razones ni en contra ni a favor, aunque en verdad, poco o nada nos importa lo que digan unos y otros, una huelga es un acto personal y de conciencia, que al final decidimos nosotros solos como una prueba de valor. También como un gesto de libertad.
Pero mas allá de la huelga hay otras cosas que podemos hacer, podemos aportar nuestro granito de solidaridad mediante acciones de protesta. Quienes puedan, deberían participar en los piquetes, antes o después del trabajo, ése que han decidido mantener al margen de la lucha, pues hay más formas de mostrar nuestra disconformidad, nuestro enojo o nuestra rabia.
Si es posible deberíamos manifestarnos junto al resto de ciudadanos indignados, todos los que han sufrido las consecuencias de la crisis, y que no vemos horizonte, por que los puentes solo se tienden para los bancos y los poderosos, mientras los ciudadanos siguen llenando comedores sociales, pierden sus casas y pierden sus derechos.
Tal vez la ambigüedad de una huelga general diluye los problemas particulares que sufrimos. Pero más tarde o más temprano nos tocará luchar por nuestros propios intereses. Ahora tan solo es una prueba, digamos que un ensayo, los intereses son de todos y la culpa o felicitación por la decisión de seguir o no la huelga se repartirá entre todos. Cuando la huelga sea del sector, no valdrán excusas.
Yo no he expresado mi postura a propósito; vosotros debéis hacer un acto de conciencia y decidir. Yo ya sé lo que haré, ¿Tú qué vas a hacer?
Hace tiempo un amigo me mando un decálogo de razones para no ir a una huelga, todas son justas y razonables, tan lógicas como hacer lo contrario. He matizado algunos datos de manera circunstancial y algunos otros por criterio personal, espero no haber perjudicado la esencia del escrito. Ahí os lo dejo, como una reflexión, después de todo, la decisión es algo personal que conforma un acto de voluntad.
De cara a la huelga general del 14 de Noviembre, habrás escuchado con toda seguridad los argumentos que algunas personas repiten como mantras para justificar su postura ante la huelga.
Cuando una mentira se repite mil veces sigue siendo una mentira, aunque a base de repetirla haya quien se la empiece a creer. Cuando alguien necesita una justificación que sabe que es falsa, para disculparse por actúar de cierta forma es muy probable que esa persona no tenga la conciencia tranquila.
Si estás en contra de lo que está ocurriendo pero indeciso ante la huelga general, o si has decidido no participar en ella tomando tu decisión en base a alguno de estos argumentos a lo mejor te interesa analizarlos desde otro punto de vista:
+Argumento #1: "No hago huelga porque no me lo puedo permitir".
La actual política del gobierno supondrá con el tiempo una rebaja generalizada de los salarios. Si no puedes permitirte dejar de ganar el sueldo de un día, menos podrás permitirte que te bajen el sueldo permanentemente, que te despidan gratis, o que si tienes 10 años trabajados en una empresa tu indemnización por despido pase a ser de 18.900 euros a 7.845, por poner un ejemplo.
+Argumento #2: "La huelga no servirá para nada".
Todas las mejoras de los trabajadores se han conquistado históricamente a través de la lucha. Nadie nos ha regalado nada. Lo que está demostrado que no sirve para nada es no hacer nada. A la pregunta de si una huelga de un día será suficiente, la respuesta es que probablemente no. Es sólo el principio, pero es un paso muy importante. Si nos imponen restricciones una detrás de otra y no respondemos de forma contundente, las medidas sucesivas que tome el gobierno serán aún más demoledoras. Se puede y se debe tumbar el rumbo de esta política demoledora.
La huelga no es una solución, es el instrumento de presión más poderoso que hoy por hoy los trabajadores tenemos a nuestro alcance para hacer valer nuestros derechos ante una agresión totalmente injustificada. Por eso quien no se adhiere a una huelga perjudica gravemente al conjunto de los trabajadores, incluido a sí mismo.
Si la presión ejercida a través de una huelga no fuera tan importante ¿de dónde proviene el empeño de los empresarios en que los trabajadores no la secunden llegando a las amenazas y coacciones, que son delito? ¿Por qué motivo los medios de comunicación afines al gobierno tratan de desprestigiar la convocatoria de huelga? ¿Por qué la patronal exige y algunos partidos se están planteando legislar para limitar este derecho?
+Argumento #4: "No estoy de acuerdo con los sindicatos mayoritarios, por eso no hago huelga".
A la convocatoria de huelga se han sumado decenas de sindicatos minoritarios de diversos sectores y de distintas ideologías. Es más, los primeros convocantes de esta huelga no fueron UGT y CC.OO. sino ELA-LAB en el País Vasco y CIG en Galicia. También se han sumado a la convocatoria los sindicatos CNT y CGT, la Intersindical-STE, USO, Solidaridad Obrera, partidos políticos tan dispares como IU, Esquerra, Compromis, Amaiur, BNG, Equo, asociaciones de consumidores como FACUA y organizaciones sociales como 15M, Juventud Sin Futuro, Democracia Real Ya etc. quienes no comparten la verticalidad de los sindicatos mayoritarios y son críticas con su labor de los últimos años pero aún así apoyan la convocatoria de huelga general del 14N.
Los sindicatos CCOO y UGT han podido cometer muchos errores y criticarlos es lícito e incluso necesario. Pero los sindicatos entendidos como organizaciones de trabajadores que se unen para defender sus derechos e intereses son, indudablemente, el próximo muro a derribar por los poderes económicos. De ahí la campaña continuada de ataques y de desprestigio desde los medios de comunicación afines al gobierno de la que todos estamos siendo testigos.
+Argumento #5: "Hay libertad, cada uno puede hacer lo que quiera. Yo quiero ir a trabajar porque si hago huelga me descuentan x euros."
No hay libertad porque te están coaccionando con una penalización económica. La libertad es otra cosa, no verte obligado a ceder a los chantajes de gobierno y empresarios a cambio del sueldo de un día. Renunciar a derechos laborales históricos como la negociación colectiva por un puñado de euros es venderlos realmente barato.
+Argumento #6: "Hay libertad, cada uno puede hacer lo que quiera. Yo quiero ir a trabajar porque en mi empresa si haces huelga te miran mal y si luego hay que despedir a alguien seguro me despedirán a mí en vez de a otro".
Generalmente los partidarios de la huelga indefinida sabemos lo mucho que cuesta organizar y desarrollar una huelga general para que sea mayoritaria y exitosa y no empleamos un modelo de huelga concreto como excusa para no secundar una huelga general convocada con un gran consenso. Es improbable que una persona realmente dispuesta a secundar una huelga indefinida no estuviese dispuesta a secundar una huelga general de un día.
Si la libertad realmente tuviera tantos defensores nos iría bastante mejor de lo que nos va. En la mayoría de los casos quienes mantienen esa postura ocultan o defienden las coacciones y amenazas con que muchas empresas tratan de impedir a los trabajadores ejercer su derecho constitucional a la huelga y aceptan alegremente como algo normal que éstos se vean obligados a someterse al chantaje acudiendo a sus puestos de trabajo por miedo a perder sus empleos o el favor de sus jefes.
Los piquetes históricamente impedían que los empresarios contrataran personal para cubrir los puestos de los huelguistas y en la actualidad tratan de garantizar el derecho a huelga de aquellos que por presiones de las empresas no pueden ejercerlo. Los piquetes informativos apelan a la responsabilidad de los trabajadores, les informan de sus derechos, de los motivos de la huelga, y de las consecuencias negativas que tiene acudir ese día a sus puestos de trabajo. Los piquetes informativos están reconocidos legalmente: tienen y pueden ejercer su derecho a informar los días de huelga, y te recuerdan la importancia de protestar todos unidos, aunque a veces lo hagan con un exceso de pasión.
+Argumento #9: "Con las huelgas no se consigue nada" (Pero en caso de que se consiga algo, no renunciaré a ello).
Las jornadas de 8 horas diarias o 48 semanales, la prestación por desempleo, las horas extraordinarias, el salario mínimo, la negociación colectiva, las vacaciones pagadas, la indemnización por despido, el permiso por maternidad o cualquiera de nuestros derechos conquistados que los trabajadores de hace 150 años desconocían por completo, no se consiguieron a base de ejercer la "libertad para ir a trabajar" un día de huelga. Pese a ello no se tiene noticia de que ningún esquirol haya renunciado a ellos. Si se consigue hacer al gobierno rectificar y no aplicar tantas medidas restrictivas que a todos nos afectan y perjudican, los esquiroles y no afectos a las protestas no habrán hecho nada por conseguirlo pero se beneficiarán del esfuerzo colectivo.
+Argumento #10: "Soy funcionario. La reforma laboral mí no me afecta."
Con los recortes y la privatización de los servicios públicos y el deterioro de las condiciones laborales (y los que están por venir) de funcionarios, interinos y personal laboral de la administración pública tenemos motivos más que suficientes para secundar la huelga general, además de por solidaridad con el resto de trabajadores.
Si no secundamos mayoritariamente la huelga general no podremos quejarnos cuando el resto de la sociedad no nos apoye en nuestras reivindicaciones por la supervivencia, la dignidad y los derechos laborales del sector público. Los despidos y las rebajas en los complementos del sueldo de los funcionarios así como la eliminación de pagas y sexenios están al caer (una paga ha caído ya). Además, mira a tu alrededor: padres, hermanos, hijos, familiares, amigos, vecinos, alumnos... ¿seguro que algo que afecta al 99% de la población no va contigo?
+Argumento #11: "Soy autónomo, a mí la reforma laboral no me afecta."
Un menor salario y unas peores condiciones laborales para la mayoría de los clientes y usuarios de un pequeño comercio o empresa de servicios implica casi con toda seguridad un empeoramiento de las suyas, ya que nadie consume más ni contrata más servicios si bajan sus ingresos o si tiene miedo a perder su trabajo. La mayoría de los trabajadores autónomos pueden repartirse el trabajo en otras jornadas sin que les afecte enormemente secundar un día de huelga.
Para los pequeños comerciantes abrir un día de huelga no supondrá una diferencia significativa ni una mejora sustancial en su pequeño negocio. Sin embargo, muchos de sus clientes valorarán positivamente su solidaridad al secundar la huelga del 14N. En lugar de abrir un día que pocos van a comprar y muchos van a decidir no volver a hacerlo en establecimientos esquiroles puedes colocar en tu tienda un cartel que diga:
"Estimado cliente, en solidaridad con los trabajadores asalariados este comercio ha decido cerrar el día 14 de noviembre por Huelga General. Creemos que la política actual perjudica a la mayoría de nuestros clientes y a sus familias. Las grandes superficies abrirán, por ello le sugerimos que tenga en cuenta como consumidor a los establecimientos solidarios con los derechos de la mayoría. El día 15 estaremos de nuevo a su disposición. Disculpen las molestias."
+Argumento #12: "Estoy en paro, no puedo hacer huelga." o "Hay 6.000.000 de parados deseando trabajar, la huelga es para los que se la pueden permitir".
Si estás en situación de desempleo la reforma laboral que se hizo te afecta tanto o más que a los demás. Aunque algunos políticos se han atrevido a utilizarte como excusa para agredir los derechos del conjunto de los trabajadores lo cierto es que con las políticas actuales, como muchos políticos y la propia patronal reconocen “no se creará empleo a corto plazo” y "las cifras de paro continuarán subiendo durante 2013" por lo que es cuestionable que que todo lo que ocurra en el futuro vaya a contribuir en algo a mejorar tu situación.
Sabemos que el objetivo de esta reforma laboral no es crear empleo sino sustituir empleo estable y con derechos por un empleo cada vez más precario pero que ofrezca unos datos de afiliación a la Seguridad Social que el gobierno pueda emplear para afirmar que hay menos paro. La calidad de vida de los trabajadores no aparece reflejada en esas estadísticas.
Además, si tienes finalmente la “suerte” de que una empresa te contrate tras un periodo de prueba de un año podrán volver a despedirte y no tendrás derecho a una indemnización. Gracias a la reforma laboral que se hizo ha quedado instaurado el despido libre.
Durante la huelga se insiste mucho en que todas las personas tienen derecho a acudir, si así lo desean, a sus puestos de trabajo. Como sabes por experiencia, el resto de los días nadie se preocupa demasiado por garantizar a más de cinco millones de personas el derecho al trabajo que la propia Constitución les reconoce.
Un día de huelga general los trabajadores en activo tienen la posibilidad de secundarla no acudiendo a sus puestos de trabajo, pero una huelga activa admite mucha más participación que esa y todos los trabajadores en situación de desempleo pueden y deben sumarse a ella defendiendo junto al resto los derechos de todos.
Como trabajador en situación de desempleo puedes participar en la huelga de consumo no comprando, ni contratando ningún servicio, no circulando ni repostando, no utilizando el transporte ni otros servicios públicos que no sean de emergencia. Puedes participar reduciendo al máximo tu consumo de teléfono, agua, gas y electricidad.
Puedes participar en los piquetes informativos de los sindicatos u otras organizaciones sociales http://tomalahuelga.net, en las campañas de información y otras actividades que promueven las asambleas de barrio del 15M de tu localidad, puedes incluso visitar tu último puesto de trabajo, saludar a tus antiguos compañeros y tratar de concienciarles de lo importante que es esta huelga y de explicarles cómo esta reforma laboral les perjudica tanto como a ti.
Usa todo tu potencial, tu inteligencia y tu alegría para defender unos derechos que son tuyos y que son de todos. Si no luchas por ellos, nadie más lo hará por ti.
+Argumento #13:
"Ya, pero este gobierno tiene mayoría absoluta, la gente les ha votado
y por tanto pueden hacer lo que quieran. Que yo haga huelga no cambiará
nada".
Los votos recibidos en unas elecciones no legitiman a un gobierno para lanzar un ataque tan brutal a los derechos de la mayoría de la ciudadanía. Además, el incumplimiento sistemático de su programa electoral ha provocado deterioro en aspectos tan esenciales como puede ser el abaratamiento del despido, el derecho al trabajo o a una vivienda, empujando además a miles de personas a emigrar a la busca de un futuro mejor que su propio gobierno no les garantiza.
El ejecutivo ha ocultado información deliberadamente antes de las elecciones y ha mentido a los ciudadanos sobre sus verdaderas intenciones. Si la sociedad se pronuncia al unísono contra unas políticas injustas, un gobierno democrático está obligado a escuchar y a rectificar.
Si por el contrario una huelga general de un día no consigue un paro total, el gobierno saldrá reforzado, la posibilidad de una movilización más contundente por parte de la sociedad quedará anulada, y la puerta a más recortes y a mayores abusos (si cabe) contra la mayoría de los ciudadanos (estudiantes, pensionistas, funcionarios, interinos, trabajadores del sector privado, parados) quedará abierta.
La victoria de una huelga no siempre es puro éxito, ni una huelga derrotada es, necesariamente, pura pérdida. Pero siempre es mejor luchar y perder que no luchar.
Si olvidamos de donde venimos, iremos donde nos lleven y no donde queremos.
La oportunidad de saber implica la responsabilidad de actuar.
Los votos recibidos en unas elecciones no legitiman a un gobierno para lanzar un ataque tan brutal a los derechos de la mayoría de la ciudadanía. Además, el incumplimiento sistemático de su programa electoral ha provocado deterioro en aspectos tan esenciales como puede ser el abaratamiento del despido, el derecho al trabajo o a una vivienda, empujando además a miles de personas a emigrar a la busca de un futuro mejor que su propio gobierno no les garantiza.
El ejecutivo ha ocultado información deliberadamente antes de las elecciones y ha mentido a los ciudadanos sobre sus verdaderas intenciones. Si la sociedad se pronuncia al unísono contra unas políticas injustas, un gobierno democrático está obligado a escuchar y a rectificar.
Si por el contrario una huelga general de un día no consigue un paro total, el gobierno saldrá reforzado, la posibilidad de una movilización más contundente por parte de la sociedad quedará anulada, y la puerta a más recortes y a mayores abusos (si cabe) contra la mayoría de los ciudadanos (estudiantes, pensionistas, funcionarios, interinos, trabajadores del sector privado, parados) quedará abierta.
La victoria de una huelga no siempre es puro éxito, ni una huelga derrotada es, necesariamente, pura pérdida. Pero siempre es mejor luchar y perder que no luchar.
Si olvidamos de donde venimos, iremos donde nos lleven y no donde queremos.
La oportunidad de saber implica la responsabilidad de actuar.
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