COMPAÑEROS DE CAMPSARED



"Podeis decir lo que pensais de vuestros encargados, de los objetivos, de la venta activa, de los cursos, de Sumando valores, seguridad, promotores del cambio, sindicatos, y todo lo que querais. Hubo en tiempos un blog de un compañero en donde mucha gente dejó sus comentarios, hoy no existe y como alternativa nace CAMPSARED BLOG, para reunir a todos los que somos COMPAÑEROS DE CAMPSARED"

Este blog, como indica en la cabecera, originariamente fue creado por un compañero llamado EXPENDEDOR-VENDEDOR el 20 de noviembre de 2008 pero problemas técnicos le impidieron actualizarlo, lo que dio pie a la creación de esta segunda etapa renovada que es la que se abre a continuación.
Como aquel, mantiene la idea de tener una plataforma de comunicación, de reivindicación y sobre todo un medio de expresión para todos los trabajadores de CAMPSARED y de REPSOL, y a la que quedan invitados cualquiera de los trabajadores de EESS sean cuales sean sus marcas.

Bienvenidos todos a este foro de diálogo e información.

Recordar que si visitais esta página por primera vez, para conocer el contenido completo de este blog desde su nacimiento, deberíais comenzar por el antiguo blog pinchando en este enlace:

'www.campsaredsprint.blogspot.com'





1 de mayo de 2011

¡QUE TE DEN...!

Hay compañeros que te sacan de quicio en todos los trabajos, no sólo en Campsared, tarde o temprano salta la chispa por que en las relaciones, siempre hay fricción, y si hay fricción hay calentamiento, y el calentamiento puede ser bueno o malo.  Si es un calentamiento bueno pues a follar y listo, pero en nuestro trabajo no se puede follar, no hay tiempo material, y más allá del morbo de consumar aquello dentro del obrador, que es un sitio fantástico, el resto de lugares carecen de un interés consustancial al hecho de cometer una locura, luego cualquier calentamiento en el trabajo, suele ser malo y devenir en una bronca.
Luego hay broncas pequeñas, broncas grandes y broncas  'E+10',  que están expresamente prohibidas en el artículo 31 del Convenio, así que ni me entretendré en ellas, sólo decir que esas no esperan al amanecer para aclararse bajo la luz final del monolito, mientras el turno 3 y el turno 1 ejercen de padrinos, esas se solventan en juicio sumarísimo, y aunque no tienen sexo, si que terminan con frases alusivas del tipo:  "¡Que te follen!",  para acabar la discusión.
Las otras broncas, las pequeñas y grandes se desarrollan entre las bambalinas, por lo bajo, 'el espectáculo debe continuar',  son siempre por minucias, un quítame allá esas pajas, un donde has puesto ésto, un no me has hecho aquello, bobadas que se resolverían en nada, si todos dispusiéramos de tablas adecuadas donde medir la importancia de las cosas.
¿ Discusión de trabajo?,  uno con siete en el baremo, de leve a moderada, tres padrenuestros y marchando, poca cosa, más pajas para aquello del quítame, no penseis mal.

Todo en la vida desmerece en comparación a otros sucesos, ya sean problemas o momentos felices, siempre hay gente que ha padecido o disfrutado más.  El baremo no engaña.  Nuestro momento más feliz, encuentra réplica en la fiesta de las fiestas, y se convierte en un momento alegre y nada más.  Lo triste también se topa fácilmente con la montaña que da sombra más grande y más oscura.  Todo lo que se siente en esta vida es relativo, y por lo tanto intrascendente.

Las broncas de los jefes o de los encargados, o mantenidas con otros compañeros, se disolverán en el tiempo, que es un océano tan voluminoso, que incluso témpanos muy grandes, desaparecen engullidos por su magnificencia.
¿Quién se acuerda de las broncas de chico?,  ¿De los rapapolvos de joven?,  ¿O de las charlas de mayor?.
¿Y de la penúltima bronca conyugal?  Discutir dentro del trabajo es tan inútil y contraproducente como hacerlo contra los sindicatos dentro de este blog.
Cada acontecimiento negativo se refleja en nosotros, como si estuviéramos frente a un espejo, lo que decimos o atacamos nos afecta a nosotros mismos, porque somos garbanzos en una misma saca, somos iguales, somos dos ramas cualesquiera de un árbol, y por fuerza nos rozamos unas con otras.

En este punto debo decir que las mujeres son mucho más chinchosas, el doble, bueno, el doble no, el triple tal vez, mientras que un hombre resuelve diferencias con un simple  "Date el piro vampiro",  o incluso desdeñando el problema, quitándole hierro a la disputa, usando sabiamente el  'baremo',  la mujer, utilizando su visión de las cosas  - Que es distinta diametralmente a la del hombre -,  lo cocina despacio, lo hierve a fuego lento, y lo dispone en cómodas raciones:  Para el compañero, para la amiga, para el encargado...  de una raquítica  'tartera',  saca un banquete para quince,  ¿Y total qué?,  La misma albóndiga en el plato y mucha propaganda.

Estar a malas con quien mañana vas a compartir el trabajo no es de recibo ni entra en la lógica, ni es saludable para el alma, es mejor aclarar la situación, ceder un poco tu y un poco el otro, sacar la 'tabla de baremos', o lo que rayos os parezca pero hacer un borrón y cuenta nueva de esa discusión fratricida e incómoda como un sillón relleno de guijarros.

Un sindicato es el único salvavidas que encontrarás que flote de tu parte en caso de naufragio, y un compañero,  el brazo más cercano que puede asirte o hundirte según quiera.  No seamos tontos, salvémonos del temporal los unos a los otros, las rencillas mejor, en el contenedor, junto a las cosas caducadas.

MAYO 2011, comentarios

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19 de abril de 2011

EL IMPERIO CONTRAATACA


En realidad era un combate lógico que había de llegar tarde o temprano.  El imperio galáctico de la ONCE que había iniciado su ofensiva tiempo atrás, consideró que la conquista  de este nuevo planeta no iba tan rápida como esperaban, no se podían rendir tan fácilmente sin presentar una cruenta batalla con varios miles de vidas inocentes en juego, y nunca mejor dicho.  Se trataba de conseguir filtrar en los hogares de todo el universo, un ejército de pequeños androides rascantes que vencieran la voluntad de los humanos y del resto de pobladores del sistema planetario.
Los comandantes de la Federación sobornaron sin mucho esfuerzo a los avariciosos mandatarios de nuestra Estrella de la Muerte, que se dejaron convencer por las prevendas y ese lenguaje indescifrable pero hechizante de los undécimos, o habitantes de la ONCE, un planeta  de obscuridad total, sin soles ni pantallas de plasma, un mundo tenebroso y desconocido, donde los sonidos y el tacto cobran importancia vital, y junto a la intuición, son el único medio de reconocimiento que les permite sobrevivir es esas condiciones adversas.
- ¡Oiga!, Me ha tocado una teta -
- Pues claro, es que la estoy reconociendo.  No todo va a ser intuición - Se excusaban a veces en su jerigonza particular nativa
Los undécimos son seres de inteligencia superior, reconocen en los olores y en los mismos silencios, la forma de pensar de los otros, adquieren la destreza de dominar su mundo a ciegas, y de colonizar otros planetas con una sorprendente capacidad de adaptación, algo que no conseguiríamos nosotros  en su mundo ni utilizando el último Tomtom actualizado por Google Earth del cosmos.

Dan miedo por que pueden con todo, 'juegan' con nosotros, aunque pensemos que 'jugamos' con ellos.  Son una raza superior que quiere conquistar la galaxia penetrando en el nucleo duro de nuestros anticuados cerebros.
Poseen tecnología puntera, interpretan lenguajes sobre 'puntos', cuando nosotros apenas si nos entendemos utilizando letras y palabras.  Saben y pueden controlarnos, tienen revistas porno con relieves hechos de silicona, tienen bastones laser y perros amaestrados que leen a Kierkegaard, y que conducen turismos de alta gama.

Su colonización de este planeta fue rápida y sin sangre.  Se metieron con discrección en nuestras mentes, introdujeron bolas saltarinas que cada noche rendían la voluntad de los humanos ante el televisor.  Después de un tiempo, desplegaron un imperio económico y mediático que amenazaba la libertad de libre gasto de los hombres.  Aprendimos a dejarnos lo suelto, proseguimos abriendo la cartera, la caridad se convirtió en un vicio, escuchamos sus cantos de sirena, sus anuncios, sus chascarrillos siderales que sólo habíamos visto en ALF hasta la fecha, y sucumbimos a su encanto alienígena.  Nos abdujeron con ensoñaciones económicas para cada uno de los días que tiene la semana, para los lunes, para los viernes, el Especial, el Superonce, un tsunami que arrebataba voluntades montaba su espectáculo de adoración diario alcanzando los más remotos rincones del planeta. Cada mañana o cada tarde, acudíamos al quiosco del 'Halcón Milenario', y nos administraban unos euros de droga.  "Dos iguales para hoy" , la marca de la bestia.  La gran ola...




En su sagaz guerra galáctica, colonizaron nuestras ciudades y entraron dentro de nuestras casas ganándose la confianza de los sorprendidos terrícolas.
Su expansión no tenía precedentes, solamente la marabunta (Y los estrenos de 'Torrente' claro) mostraba una voracidad de tal calibre, pero la realidad ya no contaba con Charlton Heston en plenas facultades, y los extraterrestres de la ONCE se introdujeron por todas partes, por los conductos de refrigeración, en los envases de patatas, en los letreros luminosos, en la televisión, en los sujetadores de las chicas, en los libros de texto, en las palabras de la radio, y en los cerebros de los sesudos directivos de Repsol.

Fue una ofensiva arrolladora, las huestes de aquel ejército de cegatones demostró buena vista, penetrando en la vida de la gente por cualquier orificio, no sólo por los ojos y el oído, eran androides que penetraban de boca en boca con lujuria, convirtiendo nuestra labor de vendedores en una sórdida propagación del vicio, y a nuestra sociedad, en un ejército de desordenados ludópatas.

EL VICIO ENTRABA EN TODO AQUEL QUE ALGÚN SEGUNDO MOSTRABA ADMIRACIÓN O ALGÚN DESCUIDO DE SOBERBIA O DE ENVIDIA.

Hasta entonces sólo había oído hablar de aquella plaga, pero un buen día llegó una nave extraterreste hasta mi pueblo, y aquel bicho pesado, rechoncho, gris oscuro, y de mirada colorida, se posó en un rincón de la gasolinera, junto a nosotros en la zona de caja.
No había cojones a espantarlo ni enseñándole la caja de los caducados, ni amenazándole con la fregona con que desatascábamos los servicios.  Nos miraba, vertía ese mórbido tufillo ácido de extraterrestre cojonero y hacía 'fu' como un gato enfoscado, como una fiera corrupia dispuesta a devorarte.  Y así fuimos cayendo, nos saltaba en el pecho y como un pulpo se hacía fuerte contra nosotros, se nos metía en el corazón, bajaba hasta el estómago,  y como el hambre,  doblegaba la voluntad, abríamos el monedero y ¡clink!, como en una hucha de acero, euro perdido.  De vez en cuando nos premiaba., un ronroneo forzado, y otra vez a morder, como si fuera el perro rabioso de los Baskerville.

En los últimos tiempos el imperio quiso avivar la ocupación, y lanzó una furiosa arremetida.  De sus naves nodrizas salieron miles de recomendaciones, innumerables circulares, había que conseguir que los nanoorganismos  penetraran en nuestra sociedad, infectando desde los más jóvenes hasta los más ancianos.

El contraataque no se hizo esperar.  Recibimos la hoja de ruta con unas claras órdenes de iniciar la ofensiva.  El imperio tenía recursos para afrontar una contienda larga y fatigosa, en la que no cabía la palabra 'derrota'.

A nuestros jefes les succionaron los cerebros mediante vainas que por la noche les penetraban por el culo.  Por la mañana, ellos trataban de hacer lo mismo con nosotros, y muchas veces lo lograban.  Nos vimos abocados a la guerra.
Gif de Alien

Desde la torre de control de nuestras caza-cajas disparábamos proyectiles sin parar.  Los terrícolas evitaban la balasera con arriesgados juegos de cintura, las más listas en ésto de menear la cadera, por supuesto, y como en otras muchas cosas,  las mujeres, que ejecutaban 'waka-wakas' perfectos para salvar los proyectiles, o desplegaban el protector seguro antimisiles, que sólo atravesaban acertados disparos que llevaran un baño dulce de chocolate o caramelo.   Los misiles de gominola también las alcanzaban con frecuencia, pero permanecían impávidas ante el arrullo hipnótico de los nanorobots.

Nos obligaron a entablar una guerra diaria que duró 100 años y tres días, y que para los anales de la historia sería llamada , "la guerra de los 100 años y tres días", o en modo breve, la guerra de los Rascas a la que pronto se uniría otro imperio todopoderoso e invasor:  Los ejércitos milenarios de  La Cruz Roja

Fue un acontecimiento galáctico, que presenciamos todos, sobre todo las viejas glorias del Madrid, los bisnietos de los zidanes y pavones, de los ronaldos y los beckhams,  las estrellas de antaño contemplaban la apoteosis presente de aquella guerra de galaxias universal.

Un grupo de rebeldes llamados "Ludópatas Anónimos", soliviantados por la exigencia del del tirano, se levantaron y formaron la resistencia que en esos días luchó contra los malvados extraterrestres al grito de:

                     " Rasca you, when you die that you will do your?
                       Rasca you, when you die that you will do your?
                       Your you will be a corpse nothing more"

Sobran las traducciones, pero para nostágicos ahí va el himno en castellano de la revolución:








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10 de abril de 2011

LA PRIMAVERA TROMPETERA


Ahora si que si, se ha instalado la primavera y todo es más bonito, más brillante, como en full HD, (ya verás como viene el Jefe de zona y nos lo jode). ¡Salinas! La vida puede ser maravillosa, que decía Andrés Montes, aunque ya no tengamos 20 años, ni podamos tomarnos 10 cubatas, ni echar cuatro seguidos de esos que ya sabeis.

Llegando a estas alturas del año, tras el cambio de hora, la primavera se instala por doquier montando chiringuitos de flores sobre cualquier trozo de tierra.  Da comienzo la feria, los bichillos del campo dan las palmas con fuerza, las mariposas estrenan alas de faralaes, y los perros y gatos pierden los papeles detrás de cualquier hembra que se les cruce por la calle.

¡Que ricas! ¡¡Qué caras!!
Cuando llega este tiempo, -y aunque el ánimo recibe vitaminas en promoción de 2x1 por apertura de la temporada- se nos empina... quiero decir que se nos hace cuesta arriba la tarde viendo la luz del sol al otro lado de los cristales de la tienda, haciéndonos cortes de manga por que estamos atados de pies y manos a la zona de caja con el software de teletienda metido por el culo, como bustos parlantes de un bucle sin final.
- ¡Qué bonito!, ¡Qué bonito!, ¡Qué bonito lo tengo, oiga! ¡Naranjitas de Valencia muy ricas! ¡Aceitito de Cordoba para que la ensalada sepa a gloria! Sólo me quedan tres garrafas ¿Quién quiere una?, Señora ¿Qué me dice? -

La primavera se sonroja cuando llega el atardecer, y nosotros agazapados, hora tras hora dando redifusión a las consignas: "¿Quiere ud. un rasca? Por un euro se lleva 100.000 euros."
- Que no, que no, no quiero nada - Te dicen, y le sacas el cartón que guardas en la zona de caja escrito con la ilusión de conmover el corazón y los bolsillos: "Es triste de pedí, pero más triste e de robá"


- ¡Señorito! ¡Cómpreme una cajita de naranjas! ¡Por sus muertos! -

Pero la mayor parte de las veces, ni con esas, así que cambias de canción, que son las ocho y hay que cumplir la venta horaria: "¿Una barra de pan?, ¿Un queso de tetilla?"

- Prefiero solo la tetilla ¡guapa!, ¡Qué estás de pan y moja! -

Mi compañera vuelve la cabeza y me mira. Otro cabrón que suelta el mismo chiste, ¡Hay que joderse con la gente!, que como está bien visto hacer venta cruzada te dan ganas de cruzarle la cara con dos hostias al gracioso de turno.

Los encargados siquiera ven el sol, tienen un calendario con paisajes, con las fechas marcadas:  Recogida de sobre, afericiones, inventario... algunos, muy poquitos y con tiempo en la empresa, disfrutan ya del 3er grado y tienen ventanucos con rejas por los que pueden ver si es de noche o de día mientras se funden entre el calor de varios monitores, torres de ordenador, artilugios, la caja rac, y un cuadro de automáticos.  Está claro que como pegue un pedo aquello no se salvan.

De vez en cuando los ves salir de allí, con sus ojos cansados y una factura de prensa que no cuadra en las manos,  mirando hacia la calle, suspirando por que aún les queda un rato para marchar a casa.  Vuelven a la oficina tarareando aquello de Angelillo: "Soy un pobre presidiario, soy un pobre pajarillo que muy pronto ha de volar...", y se apuran para poder beberse el espumoso sol de una cerveza fría contemplando la despedida de la tarde en una terraza de su barrio.

Llegando el tiempo de las flores, la tarde se hace eterna, como si trabajásemos una hora más todos los días. Si a eso le añades una o dos por el tabaco o el condenado horario de verano, el trabajo, cuando llega el buen tiempo, se hace más largo que Avatar subtitulada en ruso.

Viendo pasar el mundo desde detrás de los cristales, se nos prolongan esos turnos con la tristeza de ser espectadores de una película muy larga que no es interactiva. Rabias en tu cubículo por que la vida bulle al otro lado, sufres viendo pasar mujeres que se han quitado ropa, llevando a Defcon-2 nuestra presión sanguínea. Rabias por no poder estar con los amigos, rabias por no poder estar con la familia. Sabes que llevas una bola de preso en los tobillos, la de ser un currante condenado a ganarte la libertad durante tantos años más un día, éste precisamente, donde los coches se mueven como hormigas vistos desde el espacio, por que todos han visto el sol, y se les ha hecho el culo pepsicola queriendo salir en procesión.

Cada viernes se termina la crisis, aunque el lunes regrese a su lugar, y forme retenciones en los titulares prensa, en las tertulias, en los impagos de los bancos y en las conversaciones de los bares.  - Está muy mal la cosa.-   Ya te digo, y tiene poco arreglo -

La vida sigue,  "Calle 4, veinte euros", vuelta a empezar, ¡Qué pena no ser Beckham desde luego! ni Paquirrín al menos.  Eres el chico o chica de la gasolinera, callejero parlante, vendedor de fruta que sólo sabe darle al pico y molestar pidiendo el DNI a los honrados ciudadanos, y hostigándoles con ofertas que no quieren oir.  Y tampoco les vas a hacer facturas con tarjeta Solred por que eres un cabrón consumado; por que en todos los sitios se la hacen.  También ignoras que su tarjeta lleva pin y que jamás se la rechazan en otros sitios salvo aquí.  Sólo sabes abrir depósitos y contestar por donde está el ayuntamiento, el pueblo tal, o el camino para llegar a Fuentes Blancas.

La primavera te devuelve las 'notas de la vida', y te recuerda los suspensos que te han llevado a estar allí. No progresaste adecuadamente, necesitabas mejorar, y el sol desde detrás de los cristales te certifica que estás entre los que ponen la música para que los demás bailen. Te ha tocado bailar con la más fea:  Tu trabajo, que encima pide que te inventes historias de lo rico, muy rico, super rico que está el queso manchego, las nueces o el espárrago de Navarra. Menos mal que siempre alguien nos guarda un trocito de sol primaveral en la tartera, para que lo comamos los días libres, viendo a los otros trabajar.
La tarde se nos escapa fuera acompañada por un runrún de coches, mientras nosotros quietos, envidiosos, metidos en nuestro escaparate como autómatas, repasamos qué nos toca ofrecer en ese instante, esperando poder librar para atracarnos de sol y de colores, de cervezas y risas como si fuéramos personas del montón, de las que se echan gasolina y alzan quejas por que la Visa no nos pasa, o porque hay cola para comprar el pan y el empleado nos obliga a esperar. Pero eso consuela poco o nada nuestra desdicha de estar metidos en la tienda durante siete días seguidos, con la pata quebrada detrás del mostrador, acosando con nuestra gabardina de palabras a los alegres conductores que se sorprenden y sonríen, por que en la primavera por fortuna, sonríen hasta las estatuas de los parques.

Con el anochecer, mientras recogemos los bártulos, damos por concluido el penar que cada tarde, como una pesadilla recurrente, nos ofrece la primavera bulliciosa, agotadora  y trompetera. Primavera llena de risas, solecito de vuelta y vuelta,  camisetas de manga corta, blusas de tirantes, gafas de sol, agua y helados, gente que corre a buscar vida por los pueblos, a los chalets, al campo, que se reparte por los parques, en las terrazas, por las calles, que pasan raudos y alborotados por la gasolinera pese a que no les guste el cacareo continuo que gastamos.

Cuando por fin cierras el turno y estás libre en la calle, abres los brazos para que salte en ellos la 'chica primavera', pero ya es tarde y se marchó con otro.  
Su burlan las estrellas y hasta los grillos se carcajean de ti como si fueran hienas cargadas de endorfinas.  Los únicos que no te hacen ni caso, son los gatos que han pillao cacho en esta tarde, y ahora trabajan a destajo para dejar el pabellón gatuno a la altura que exige la estación.
Mientras tiras 'pa' casa  piensas, ¡Puaj, la primavera! A ver si llega ya el verano.

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