COMPAÑEROS DE CAMPSARED



"Podeis decir lo que pensais de vuestros encargados, de los objetivos, de la venta activa, de los cursos, de Sumando valores, seguridad, promotores del cambio, sindicatos, y todo lo que querais. Hubo en tiempos un blog de un compañero en donde mucha gente dejó sus comentarios, hoy no existe y como alternativa nace CAMPSARED BLOG, para reunir a todos los que somos COMPAÑEROS DE CAMPSARED"

Este blog, como indica en la cabecera, originariamente fue creado por un compañero llamado EXPENDEDOR-VENDEDOR el 20 de noviembre de 2008 pero problemas técnicos le impidieron actualizarlo, lo que dio pie a la creación de esta segunda etapa renovada que es la que se abre a continuación.
Como aquel, mantiene la idea de tener una plataforma de comunicación, de reivindicación y sobre todo un medio de expresión para todos los trabajadores de CAMPSARED y de REPSOL, y a la que quedan invitados cualquiera de los trabajadores de EESS sean cuales sean sus marcas.

Bienvenidos todos a este foro de diálogo e información.

Recordar que si visitais esta página por primera vez, para conocer el contenido completo de este blog desde su nacimiento, deberíais comenzar por el antiguo blog pinchando en este enlace:

'www.campsaredsprint.blogspot.com'





6 de septiembre de 2013

SOLOS

Por estas cosas de la crisis no se han recortado las plantillas, no, eso dicen, pero se han exprimido hasta sacarles el último jugo de las venas. En vacaciones, recorro nuestras estaciones, como si me hicieran un descuento bárbaro, como si fuera a salirme gratis un repostaje de cada dos por ser empleado de Repsol, pero solo es vocación de peregrino, de colega que viene a ver como padecen otros, para aliviarme de mis propios males.

Y está bien claro que me alivio, como un curioso que observa el mal ajeno, como un fotógrafo de guerra que recoge instantáneas de caras embarradas y exhaustas, casi sin esperanza. De viaje, puedes ver a nuestros esforzados compañeros poniendo cien ojos en cien tareas distintas, y afrontando las avalanchas más solos que la una. Parecen los últimos de Filipinas, siempre a punto de caer desmayados y abatidos, siempre con cara atribulada, como de no ir al váter de ocho en ocho horas, y estar abandonando el tabaco y hasta la hora del bocadillo forzosamente, per collons.

Donde perduran dos personas, una deambula por la pista, entre clientes despistados que no saben si echarse o dejar que les despachen, pues la costumbre es la costumbre. Pero ahora hay que salir, corretear por las calles si es preciso, y señalar como el Colón de Barcelona siempre hacia la caja, para que pasen y vean el escenario que ha preparado nuestro responsable de marketing y el show que esté dispuesto a presentarles el expendedor-cajero, vedette en otros tiempos, y ahora taciturno repetidor de frases hechas: ¿Le pongo un...?

Sin embargo, noto que la tristeza se ha adueñado de los expendedores, ya no hay tanta viveza como antes, tal vez el peso del verano, o la ausencia solvente de los compañeros habituales, hacen que los expendedores que yo he visto, tuvieran cara de cansados, de taquilleros de un peaje continuo, ya no hay ofrecimiento risueño y optimista, la soledad del puesto los ha transformado en bustos parlantes sin ninguna gracia, y hasta cierta desgana.

Los encargados nunca están a la vista, y si aparecen, lo hacen sin alegría, arrastrando los pies, siempre con papeles en la mano y una mirada desangelada, de condenados a cuarenta años y un día. Falta chispa en nuestro trabajo. Se vende menos, también se ofrece menos, y los trabajadores ya no son lo que eran, eso si, por la pista siempre hay una chica con chaleco amarillo que busca hacer cientes mano a mano, como los que venden hachís: ¿Te pongo...?  -No hace falta, gracias.  -Que si, que te pongo.

Hubo una expendedora que me quitó la manguera de la mano (con simpatía): "Me ha dicho el encargado que sirva a todo el mundo", dicho y hecho, ¡qué soy del gremio! le advertí; como si nada. Ella tenía orden de servir y lo hacía con disciplina militar. Yo en la tienda esperaba, y hubiese tenido tiempo de guardarme veinte chicles en los bolsillos si hubiese concebido la intención,  pero las órdenes del encargado son sagradas, ella a lo suyo, que a los clientes la santidad se nos supone, como a los militares el valor, aunque la soledad pueda tentar los dedos largos.

Y así a lo largo de muchos kilómetros. Expendedores enfrascados en muchas tareas pidiendo auxilio con los ojos, con cara de besugo sin consumir. Unas contaban su odisea por las mañanas, solas ante el peligro, sin la valentía de Lara Croft para defenderse a mamporros, otros que si el lavado, otras que si el butano de las narices y lo imposible de realizar limpieza de servicios o de cualquier cosa; que si los contadores, que si los cafés, que si la pista, todos ellos la mayoría del tiempo solos, como un torero, ante situaciones comprometidas que requerían velocidad y cualidades de superheroe, en unos cuerpos, (salvo los de verano, jóvenes y peligrosos, y una golosina para los ases del tocomocho) la mayoría pasando de la cuarentena, que ya se empiezan a rendir a la exigencia cada vez mayor de la empresa.

De los encargados ni hablar, son como zombies de serie B, ni comen, ni duermen, y se pasan el día de la ceca a la meca con mala cara y pocas ganas ni de gruñir. "El mío esta de ocho a ocho", decía una con penilla.

He conocido gente estupenda, pero todos ellos cansados, faltos de ayuda, como si cada día les golpease un tsunami y tuvieran cogida la postura para no hacerse daño y sufrir lo menos posible la embestida.

Quiero felicitarlos a todos, por su trabajo, por su esfuerzo, por sobrevivir en soledad, por que los cuartos son los cuartos,  y ya no sobra pasta en esas cuentas para añadir un compañero que comparta el trabajo con nosotros. Pasará la crisis, como pasa la vida, aunque me temo que de los buenos tiempos, como dice la copla, "no nos quede ni la memoria".



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1 de septiembre de 2013

SEPTIEMBRE 2013, comentarios

Comienza el curso. Ya estarán elaborados los presupuestos para el año que viene. Los que entreis dentro de ellos daros con un canto en los dientes. Empieza la cuesta, suerte para todos. ¿Se notarán los brotes verdes este mes?
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***Recordad que SEPTIEMBRE tiene más de 200 comentarios así que para ver del 201 en adelante teneis que pinchar en el enlace siguiente:

Leer comentarios del  1 al 200  --  del 201 al 400› -- del 401 al 600›

27 de agosto de 2013

ATRAPADA



Pararon a repostar en una gasolinera en mitad de la autopista y aprovecharon para tomar algo en el pequeño bar. Era ya noche cerrada y aún les quedaba un largo trecho para llegar a su destino. La familia estaba al completo, padres y tres hijos, la formaban. Cuando hicieron la pausa en el viaje, la pequeña de los hermanos dormía plácidamente y prefirió quedarse en el coche que entrar en el local.
 Dio dos o tres vueltas tratando de coger postura, pero nada, ya se había desvelado y por más que lo intentó no cogió de nuevo el sueño. Se quedó unos instantes mirando el techo y decidió entrar al bar.

Bajó del coche y se estiró mientras giraba sobre si misma reconociendo el terreno. Frente a ella estaba la estación de servicio y a su derecha había una caseta que parecían los lavabos. Se dirigió a ellos para mojarse la cara antes de tomar algo. Cuanto más caminaba más lejanos parecían. Al llegar hasta ellos tenía la impresión de haber caminado mucho tiempo y se volvió a mirar la distancia que había recorrido, que parecía más corta. Le pareció extraño, pero como se acababa de despertar no le dio más importancia, y lo achacó a su cansancio.


Había dos puertas, ninguna tenía cartel y optó por entrar en la de la izquierda. Estaba oscuro y la luz del exterior no dejaba ver con claridad. Revisaba la pared buscando el interruptor, cuando las luces se encendieron solas. Era una sala alargada en la que sólo se veía una puerta al fondo, ni espejos, ni lavabo. Se apresuró a entrar por ella, pues con el frío de la noche le habían entrado ganas de orinar. Al traspasarla, esta se cerró tras ella. Otro espacio tan desierto como el anterior, que tan sólo contaba con una pequeña ventana, similar a un ojo de buey. Forcejeó con la puerta intentando abrirla y no fue capaz. Empezaba a inquietarse y miró por el ventanuco buscando otra manera de salir. Parecía un conducto de ventilación, pues entraba aire fresco por él, pero no veía la salida. La situación estaba acabando con su paciencia y comenzó a gritar pidiendo auxilio. Pasados veinte minutos sin respuesta, decidió meterse por el tubo e intentar salir por su cuenta.

Ya llevaba largo tiempo reptando por el interior del tubo, cuando se iluminó la estancia. Se sorprendió al ver que este era transparente y dejaba al descubierto un enorme espacio lleno del largos cilindros cristalinos, como si fuera un hormiguero gigante. No entendía donde narices se había metido, pero retroceder era complicado por la estrechez del tubo, que le obligaba a arrastrarse con dificultad. Se volteó como pudo para inspeccionar lo que había recorrido y sólo veía oscuridad, negra y fría. Sintió un tremendo pavor, pues parecía que esa oscuridad se acercaba a ella. Reptaba sin descanso con la esperanza de salir de allí.
Por el cilindro que se encontraba bajo ella, vio pasar a otra persona arrastrándose a toda velocidad y tras ella una negra sombra se deslizaba por el tubo. Volvió la mirada y entonces lo comprendió, esa oscuridad la perseguía y su miedo estaba justificado. Presa del pánico empezó a avanzar más rápido, sus pulmones al borde de la extenuación y su pulso a todo ritmo. No podía ni pensar cuando sintió un frío intenso en los pies y se dio cuenta de que la sombra la había alcanzado, mareada por la tensión los músculos se aflojaron y unas manos le tocaron la cabeza.

El movimiento y la voz familiar hizo que despertara. Abrió los ojos y se incorporó de golpe respirando a toda velocidad y con el corazón latiendo desbocado. Antes de que se diera cuenta sus hermanos se instalaron en el coche y este se puso en marcha. Era un sueño...
Se relajó y cerró de nuevo los ojos apoyando la cabeza en el cristal.

Le extrañó no sentir el movimiento del coche, y al abrir los ojos de nuevo ¡se percató de que el cristal donde apoyaba la cabeza era el del tubo donde estaba prisionera...!




Relato original de Joplin (http://joplin-loquenoentiendo.blogspot.com)

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9 de agosto de 2013

ACONTECIMIENTOS GALÁCTICOS

Las imágenes y textos que se exponen a continuación solo son actos para mayores de 18 años, y avisamos de que pueden herir la sensibilidad de quienes bien por curiosidad o por morbo se decidan a seguir leyendo.


EL QUE AVISA NO ES TRAIDOR.


Soy un gran aficionado a la astronomía, me gusta entretenerme mirando las estrellas, observando sobre la inmensidad de esta pantalla colosal que es nuestro cielo, todo el conjunto de lucecitas, de figuras, de cuerpos que se mueven, o brillan, o que tiñen de luz un rinconcito del espacio. En los turnos de noche, salgo a veces a contemplar el firmamento, a esas horas que ya no hay coches, que todo es paz, sosiego y que es posible disfrutar del silencio.

Hace años me compré un telescopio. En realidad se me ocurrió la idea cuando advertí que una vecina muy 'potente' hacía gimnasia en bragas en el edificio de enfrente. Pero tras ese  halagador descubrimiento inicial, empecé a utilizar el telescopio también para otras cosas: ver partidos de fútbol sin pagar la entrada, comprobar si la guardia civil estaba apostada en las rotondas, y mirar al espacio todos esos momentos en que no hubiera mujeres que espiar por el barrio. De entonces, me queda la afición por el onanismo (pero eso es otra historia) y la costumbre de observar el firmamento en las noches de cielo despejado en que no hay luna.  Puedo pasar un largo rato intentando identificar esas manchitas o esos puntitos que forman las constelaciones, y echo de menos a veces, una tumbona más allá de la marquesina para disfrutar del espectáculo del cosmos.

Es bonito el mapa desplegado de estrellas cuando uno tiene un rato para perderse en contemplaciones mundanas.

Sin embargo a menudo, ese mundo estrellado y precioso se transforma en una pesadilla, como bien podreis apreciar en la siguiente fotografía si fijais el puntero sobre la Osa Mayor.



Es evidente que el destino nos tiene reservadas sorpresas como ya lo cantara Rubén Blades, si bien, tropezarnos con Pedro Navaja, con los pantalones bajados y yéndose de patas, no es de las cosas más agradables que nos pueden pasar, y que además, sabiendo como se las gasta ese tío, nadie sabe lo que podría ocurrir.  Lo cierto es que en nuestro trabajo, día si, y día también,  ese cielo salpicado de estrellas, lo encontramos reflejado en los azulejos y en la taza del váter, y a veces, incrustado, como un cielo rugoso color... pues color mierda, para que vamos a decir lo contrario, mierda de todas las gamas de colores. Una "delicia" como os podeis imaginar.

Tocaré este tema con cuidado, pues pringa, eso es un hecho. Desde que se inició la crisis, la gente caga mucho más, y no solo con cagalera, que sería lo lógico, los hay que cagan piedras como si comieran pienso compuesto, y eso se debe a la mala alimentación que produce la falta de recursos económicos. Pero lo normal es lo anterior, la revolución de las tripas que produce encontrarse con cuatro perras en el banco, y una montaña de facturas en el buzón. ¡Qué triste es la vida cuando la alegre correspondencia comercial ha dejado paso a las cartas de notificación de embargo!

Pues bien, frente a unas heces expelidas sin contención, encontrarse con un zurullo de los buenos, incluso da alegría, uno lo mira con asco si, pero también con cierta envidia, como si reconociéramos nuestra incapacidad para depositar chorizos de ese calibre. Ante el hecho, solemos avisar al compañero, para que se recree la vista ante semejante ejemplar, eso produce risas y alegría, como si se tratase de un suceso divertido. Si no fuera por el olfato, por que otra cosa no, pero cuando alguien planta un pino bien plantado, de los que atrancan el desagüe, deja un olor, que no hay ambientador ni detergente que lo ahogue, más bien al contrario, el aroma se eleva y expande por la tienda como las cenizas de La momia, pero en plan guarro.

De todas formas, esos casos son agradables, entiéndase, que frente a un inodoro salpicado después de un estallido de gases y heces expulsadas en pedorreta, cualquier mierda compacta, es agradable e incluso sorprendente, aunque no llegue al extremo de alegrarnos la mañana. Eso no, pero complace no tener que rascar de las paredes pequeños cráteres marrones concienzudamente pegados.

Después llega el proceso de limpieza, lo que se llama "comerse el marrón" propiamente dicho, esa mezcla de habilidad y prisa para que el "regalito" no se salga del váter cuando tiras de la cisterna. Se trata de una operación de destreza y de nervios muy parecida a la de quien maneja granadas de mano; una falta de decisión, un pequeño error, y zaca, te come la mierda. Por que la mierda, ahí donde la ves, perezosa, como un gran pene flácido puesto a remojo, en cuanto le echas agua se vuelve arisca, se encabrita, y te salta encima como un alien.

Pues bien, volviendo al tema, con la llegada de la crisis se han multiplicado los clientes que vienen a desahogar el intestino a las gasolineras, si si, con toda la cara, en este caso el culo, salen de casa y desde bien temprano, empiezan a entrar en la estación, ponen cara de buenos chicos y preguntan por el baño.

Yo, como ya les tengo calados, les contesto: "baño no tenemos, son aseos". "Pues eso, los aseos" se corrigen ruborizados.
En eso, les sacudo por debajo de la linea de flotación, en pleno hígado, "¿Tu lo que quieres es cagar, verdad?". Esta frase es demoledora, sobre todo cuando hay más gente rondando por la tienda, todo el mundo se les queda mirando -además con asco- como si pensaran que no van a limpiarse el culo después. Desgraciadamente, esta gente tiene las ideas claras, y aunque con cara colorada, parte por la vergüenza, parte por los retortijones, casi siempre aguantan el tipo, y muy tímidos, con la sonrisa de quien sabe muy bien, que en pocos minutos van a cagarse en todo tu trabajo de limpieza, asienten con la cabeza, y corren con alegría a atrancarte el váter.

Nada ni nadie puede quitarles el plan de ahorro doméstico de la cabeza. Se han propuesto recortes en el papel higiénico y el agua de sus casas, y cada vez, son más personas, las que con el culo caliente, llegan a hacer de cuerpo en la estación. Esto, al cabo del año es un derroche en gastos de limpieza, y un alivio para las economías familiares.  Se da el caso de que los fines de semana, algunos vienen con toda la familia, las mujeres a hacer ejercicios de gimnasia pélvica, y los niños y el padre a plantar pinos a costa de nuestro resultado operativo.  Lo cierto es que el ratito que algunos echan en el váter, ha pasado de ser una actividad hogareña a convertirse en un acto público (bueno, eso si lo hacen en los aparcamientos por la noche), quería decir un acto de escrupulosa economía fuera del ámbito familar. Por eso, algunos buscan lugares limpios, apartados e higiénicamente correctos para dejarnos la boñiga diaria, y las gasolineras se han convertido en sus sitios predilectos. Y lo malo es que más tarde o más temprano, se lo cuentan a sus amigos, a sus vecinos, a sus cuñados. Hay mañanas en que llega una furgoneta con media docena de personas, y todas, con la sonrisa de no haber puesto un huevo (todavía) aguardan cola para entrar en el váter a giñar. ¡Joder! a veces hay una mezcolanza de mierda que no sabes si son burruños o un cocido con muchas morcillas.
Hulk haciendo fuerza para aliviar unos garbanzos (Campsared Blog)
Luego existen una serie de leyes concluyentes e inalterables que rigen en el mundillo de las gasolineras y que rodean a este proceso fisiológico tan 'sutil':

1º "Tapa bajada, mierda segura", eso es tan infalible que tendría que constar con mayúsculas en la Ley de Murphy. En la gasolinera, todo el mundo deja la tapa abierta, y sólo, cuando el mojón es sobresaliente, ya sea en tamaño o forma, los hombres bajan la tapa. Y he dicho hombres, por que las mujeres es diferente, jamás bajan la tapa, como si les diese corriente, como si measen ácido sulfúrico y no quisiesen comprometer las yemas de los dedos. Y eso nos lleva a la...

2ª ley: "Una mujer jamás baja la tapa del váter", esa es una rutina que solo rige en casa, y es sobre todo de cumplimiento obligatorio para el hombre. Hay normas, que solo rigen para los hombres, quiero decir que las mujeres están exentas de cumplir, como poder enseñar la ropa interior o el ombligo en una fiesta, o colarse en un servicio del otro sexo, sin que te expulsen por exhibicionista o violador,  permititiéndole a ellas por supuesto ofrecer una explicación al suceso. Pues bueno, en el tema de la tapa del váter, las mujeres muestran una identidad de criterio asombrosa, es un tema sin discusión posible: en las gasolineras la tapa no se toca, solo lo estrictamente necesario para acercar el culo y hacer pipí o popó, en un ejercicio de equilibrio y tensión imposibles, como si practicasen la halterofilia, con las rodillas temblorosas, los muslos tensos, y los gemelos prietos, como los de un esquiador. Supongo que tiene que ser un show. En fin, si fuéramos los hombres los de la tapa sería por dejadez, pero ellas ¡por favor!, la tapa es cosa de hombres, como el coñac.

3ª ley: "Las mujeres tiran los papeles al suelo". Debe ser genético, las mujeres siembran de papelitos el suelo del servicio; que si un cleenex, que si una toallita, que si otras "cositas" peores. Cada vez que hay que hacer los aseos, puedes tener la garantía de que además de los tubitos de Microlax, vas ha encontrarte un universo de papeles, como si la papelera también diera calambre, como si el váter no admitiera papeles contaminados de pipí. ¡Joder!, siempre me pregunto si lo harán en su casa, y claro pienso que a lo mejor también por eso sus maridos van a cagar a la gasolinera. En el váter de los hombres eso no ocurre. Salvo algún petimetre que pone papel higiénico en la tabla para no plantar el culete, no se le vayan a constipar los cataplines, el resto, salvo pellizcos de usos fallidos de papel, nada de nada, salpicaduras por la pared, bah, gotillas casi imperceptibles y más cuando la taza está reventada de mierda, por que otra cosa no será, cuando los hombres cagan, cagan de verdad, como solo saben hacerlo los hombres, y sueltan cada pedazo de mierda que ya quisiera una mujer ni atiborrada de laxantes.


Sin embargo, pese a la leyenda negra que rodea a los hombres,
4ª ley: "Las mujeres mean más fuera que dentro". Pues si, es un tema serio, pero estadísticamente tengo la razón de mi parte, los hombres se mean fuera, si, pero apenas un chisporroteo, unas gotitas sin importancia, en cambio la mujer española que se mea fuera, se mea de verdad, sin complejos, como una campeona. Y no salpica el techo por imposibilidad física, pero hace todo lo posible por alcanzar los logros del varón.

Las mujeres son cuidadosas en sus casas, pero cuando la taza del váter no es la suya, se desquitan como si tuvieran envidia a los hombres que salpican aquí y allá inocentemente mientras se sacuden la minga. Ellas se mean fuera, como si les resultara más fácil que hacerlo dentro de la taza, como si quisieran sobresalir más que los hombres. Qué ellos plantan zurullos del tamaño de una baguette de leña... pues nosotras nos meamos fuera salpicando más que Los Fiordos del parque de atracciones.



Y así transcurren mis días de contemplador de galaxias, arrancando explosiones cósmicas del váter, y restregando estrellas de pis de las paredes. Hay que reconocer que hay verdaderos genios de la boñiga.  A lo largo de los años que he trabajado de expendedor, he visto muchas deposiciones sobrehumanas, y autenticas obras de artesanía mural.
Entre los que cagan como un sifón, a veces surge alguno al que enseguida reconoces como auténtico artista, ése que siembra las paredes de excrementos como si fuera un gotelé, y convierte nuestros retretes en capillas sixtinas de la mierda. Si me quito las gafas y entorno los ojos (y lógicamente me tapo las narices), creo ver un universo de estrellas frente a mis ojos. Como si fuera una cabina omnimax, ante mi vista se extiende una galaxia de motitas resplandecientes, densas y calientes que alcanzan hasta el foco del techo; es cuando algunos, como en el inicio de los tiempos, reproducen ese Big Bang atómico que supuso el principio de la vida, y explosionan sobre la taza como una fuerza de la naturaleza, dando pie al firmamento más hermoso que jamás hayais visto. Y algunos están tan orgullosos que lo firman en las mismas paredes utilizando sus heces y los dedos. Sublime. Supongo que alguna vez habreis podido disfrutar de este espectáculo.

Pedro Navaja: este caga con mala hostia.

PD. Si eres morboso o te va la mierda, puedes visionar el video en 3D de la taza del vater, o descargar una imagen HQ como salvapantallas para el ordenador. Si te interesa


¡¡¡Jodeeer, lo has hecho!!!, ¡¡Has pinchado el enlace de la mierda!!, ¡¡Estás peor de lo que piensas!! ¡Por si te interesa, eso que tienes se llama coprofilia!

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