Por Revoltosina
Hoy me levanto algo intranquila, es mi primer día de turno en la estación en el que voy a estar completamente sola. ¡Brrrrr, vaya responsabilidad!, no he pegado ojo. Voy cansada y nerviosa y aún no he empezado mi jornada. Llevo unos días en prácticas reforzando al compañero, y aprendiendo con bastante interés para poder sustituirle en las vacaciones de verano. Mi anterior empleo había sido de cajera de una gran superficie, y en los varios años que estuve nunca tuve ningún problema que no pudiera solucionar llamando a la seguridad, caja central o a mi supervisora. En ese aspecto, estaba confiada, había tomado notas, y esperaba que todo transcurriera por los cauces normales ¿Por que no?
Hoy me levanto algo intranquila, es mi primer día de turno en la estación en el que voy a estar completamente sola. ¡Brrrrr, vaya responsabilidad!, no he pegado ojo. Voy cansada y nerviosa y aún no he empezado mi jornada. Llevo unos días en prácticas reforzando al compañero, y aprendiendo con bastante interés para poder sustituirle en las vacaciones de verano. Mi anterior empleo había sido de cajera de una gran superficie, y en los varios años que estuve nunca tuve ningún problema que no pudiera solucionar llamando a la seguridad, caja central o a mi supervisora. En ese aspecto, estaba confiada, había tomado notas, y esperaba que todo transcurriera por los cauces normales ¿Por que no?
Llegue temprano a la estación. Quería jugar con margen para prever pequeños contratiempos que pudieran surgir. Ya en el trabajo, los saludos pertinentes con el compañero que sale de la noche y poco más, unas pocas recomendaciones para lo que había de ser, un día tranquilo, uno de tantos sin mayores problemas. Respiro hondo, me preparo para abrir, cuento el dinero, cambio el turno y compruebo que todo esta en su sitio. Bufff, al toro.
Empiezo a calentar el horno y meto la primera hornada de pan. Después, napolitanas, croissants etc., mientras espero que llegue mi primer cliente. Antes de que eso ocurra, me dispongo a poner en marcha el tren de lavado y los boxes, todo siguiendo estrictamente mi lista de tareas, que hasta ahora yo voy cumpliendo a rajatabla. Ningún problema. Todo va sobre ruedas.
Al no tener lista la bollería, no me atrevo a ofrecerle café, pero le comento que si le gustaría colaborar con la Cruz Roja comprando un cuponcito para el sorteo del oro. El señor pone cara mas agria, la de estar estreñido del todo, y me contesta que ya ha colaborado suficiente, ya que la Cruz Roja le ha mandado a su empresa cien euros en cupones, y lo mas probable es que se tenga que quedar él con todos. No chisto. Le solicito la tarjeta Travel y me dice tajante que no tiene, pero que no me moleste en explicarle, que no la quiere. Al ver que tampoco tiene la Repsol Mas le comento muy de pasada las ventajas y el señor ya irritado del todo me dice que tiene mucha prisa, y que no tiene tiempo ni ganas de rellenar nada, que estoy empezando a atosigarle.
Yo convencida de que con este cliente no voy a sacar nada, me dispongo a cobrarle para esperar una oportunidad menor. Le paso la tarjeta y me sale un mensaje de "operación no disponible" ¡¡Horror, qué es eso, es la primera vez que lo veo!! ya con un palpito en el corazón, repito la operación y lo mismo. Empiezo a ponerme nerviosa. Llamo a mi compañero de la estación cercana. ¡Venga, venga, qué se ponga! Ni caso, era noche de sabadete y aún debía de estar cargando baterías. El cliente barruntando el problema, comienza a enseñarme los dientes, y me pregunta malhumorado si ocurre alguna cosa. Le comento lo sucedido, y sin mucho convencimiento -ya digo que el tío no era precisamente la alegría de la huerta- me proporciona una tarjeta Visa, la cual al pasarla me vuelve a dar el mismo error. El cliente se sube por las paredes y empieza a jurar en arameo, me pide una hoja de reclamaciones y me pide mi nombre, tachándome de incompetente. ¡Menudo comienzo! decido utilizar la maquina de H24, y después de tenerme esperando casi un minuto, -largo minuto es esas circunstancias- consigo finalizar la operación con éxito. El cliente se va muy cabreado por el tiempo que le he hecho perder, completa la reclamación y se despide con un buenos días que suena como un "vete a la mierda".
continuará...
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