Hace unos días que tengo un virus recorriéndome el cuerpo como si fuera un turoperador de las bacterias montando un viaje de turismo. Tan pronto me duele la cabeza como me oprime el pecho, las piernas se me doblan y el estómago se me revoluciona como si fuera un indignado funcionario sin paga. Todo depende de la excursión que toque hacer a mis bacterias, que ya digo, tienen un buen programa contratado en el que va "todo incluido" como en los viajes de postín.
En el trabajo, pongo el piloto automático y los clientes van pasando como maletas por una cinta de aeropuerto. Me está costando mostrarme sandunguero, y mi Don Juan (el de la chispa), se come SPs cuadradas por que sólo coloca alguna de rebote, tan de rebote como coloca Rascas, es decir, poco y nada, como si en la imagen de caja hubiera un luminoso igual que los de tráfico recomendando prudencia en el gastar: "Recuerde, el pasado año hubo 1.348 derrochadores. Respete sus límites de gasto"
La gente se lo piensa dos veces frente a la balda de los donuts, los precios impresionan. Yo como estoy en la sombría mental, no requiero ni de paciencia, me pongo en stand by inexpresivo con mi salvapantallas facial más indolente.
Luego que se deciden, vuelvo en si y reproduzco la retahíla: ¿Queréis llevar unos melónes?, ¿Y un rasca para probar fortuna?
- La fortuna ya me tocó con mi familia - contesta uno.
- Muy bien - asiento, hasta la vista Michael Landon, que seais felices en vuestro chalé de la pradera.
Clientes así no ayudan a elevar la autoestima, ni tampoco consultar el reloj y ver que quedan cuatro horas de turno. ¿Dónde está el fallo?. Cojo la lista de penurias profesionales y busco una que ajuste con mis males.
Desde luego para empezar, mi empresa no es un club de amigos que quieran levantarte el ánimo con gestos agradables que te devuelvan la confianza y la alegría. Nada más lejos de su intención mercantilista, rocosa e insensible. Probablemente te manden antes una carta de reprensión que un agasajo; para qué andarse con engaños.
Por eso, no se si son las tristes perspectivas de mi vida, o el sueldo, que se estira y se encoge como la pi...a de Jorge, pero sin llegar nunca a cumplir las expectativas.
Las exigencias, a ratos me molestan, a ratos me resbalan, son como una hemorroide que escuece solo a ciertas horas ¿Podría esperar otra actitud en una empresa de calibre?, me parece que no. En cuanto el jefe deja de estar como uno más, a pie de mostrador, se oscurece el cielo de los trabajadores, y comienzan las exigencias.
Entonces qué, ¿La venta activa?. Con mi estado de ánimo actual, solo es un supositorio latoso,aparejado con la incomodidad y la vergüenza que supone meterte el dedo por el culo ante la gente mientras ellos te dicen que: "no gracias", a no ser que aquel dedo les cause sensación.
Un superior o superiora no es tampoco el problema. Entiendo que el río de la vida nos arrastra a todos, y las piedras más gordas -las que mandan- van machacando a las más chicas y a cualquier bicho viviente que se cruce por medio, y esto sucede queriendo y sin querer. Y los guijarros jamás entenderemos este proceso sino como un abuso de poder.
El siguiente eslabón de este rosario de la aurora, serán los compañeros, cuya calidad humana depende en gran medida de la suerte, y en menor grado del trabajo. En realidad los compañeros o tu pareja en esta vida, son como los zapatos de un hiper, nunca se acaban de acoplar bien al pie, siempre aprietan por algún sitio, y desde luego, pueden acabar con tu vida y tu ilusión, después de haberte desbordado la paciencia. Un compañero/a que apriete, te produce unos callos que llegan hasta el alma, y eso es algo que duele más allá de la razón.
Quería contaros algo y he acabado haciendo repaso de los azotes capitales del ánimo. Que queda, ¿la rutina? Pues si, mientras sirvo un café y otro café todos los días, cierro los ojos y sueño en otra vida (Antes estaba muy pendiente jugando al escondite ingles con los clientes a ver si los pillaba llevándose algún chicle), ahora descanso y pienso en conservar la fuerza y la paciencia, y lentamente aguardo a que la leche coja temperatura abstrayéndome del resto.
Estos virus en viaje organizado me están tocando el ánimo con su visita al corazón, que es la atracción estrella de mi cuerpo junto al gusano loco y el looping cerebral, ¡Qué va a ser de mi cuando llegue el otoño!
Escribo letras y palabras, unas tras otras buscando dar sentido a la vida. Las más rosadas y de mejor pinta os las envuelvo en cajas, con celofán y denominación de origen, y las coloco en este escaparate que en realidad es una carretera de segunda por donde pasamos cuatro gatos que aceleramos por que no hay guardias ni señales de tráfico, hasta que llegamos al final del camino. Luego, media vuelta y a recorrer de nuevo este sendero donde, si no se anima pronto, comenzarán a anidar buitres, por que los que estamos aquí y formamos el Club de los expendedores muertos vamos a oler tarde o temprano a pajilleros solitarios de la Red (me da lo mismo la nuestra -Campsared- o la mundial).
Sube el volumen PLAY
Estos virus de la tristeza dejan cicatrices en el alma, como las muescas de una ilusión perdida. Pasa el año como pasa la vida, como el Ave Barcelona-Madrid, sin que te enteres. Ayer fue primavera, y hoy pasamos por Zaragoza y al fondo está el otoño -el personal-, y a mitad de trayecto, me miro en el espejo y me pregunto si ha valido la pena. Necesito un empujoncito para volver a trabajar, para enfundarme el uniforme fosforito y espantar a los pájaros de la carretera, y después, mostrar mi dedo seductor señalando los productos estrella.
Como un actor sin gracia al que le pesa el personaje, monto mi show allí y aquí, y cierro los ojos mientras preparo otro café, esperando que el tren traiga paisajes y aventuras, y nuevos personajes en el trayecto que me resta para llegar al fin de mi camino.
Dedicado a mi 'querida empresa'.
Always on my mind
SIEMPRE EN MI MENTE
Tal vez no te he tratado
tan bien como debiera
Tal vez no te he amado
tanto como debiera
Cosas pequeñas que tendría que haber dicho y hecho
sencillamente no le dediqué tiempo
Siempre estuviste en mi mente
Siempre estuviste en mi mente
Tal vez nunca te abracé
en todos esos momentos solitarios
Y supongo que nunca te dije:
Que era feliz por que eras mía
Si te hice sentir mal
Chica, siento mucho haber estado tan ciego
Siempre estuviste en mi mente
Siempre estuviste en mi mente
Dime,
dime que tu dulce amor no ha muerto
Dame, dame otra oportunidad
Para mantenerte satisfecha,
para cuidarte
Cosas pequeñas que tendría que haber dicho y hecho
sencillamente no le dediqué tiempo
Siempre estuviste en mi mente
Siempre estás en mi mente
Siempre estás en mi mente
Tal vez no te he tratado
tan bien como debiera
Tal vez no te he amado
tanto como debiera
Tal vez nunca te abracé
en todos esos momentos solitarios
Y supongo que nunca te dije:
Que era feliz por que eras mía
Dedicado a Jose Luis Tallón.
Has perdido la fe.
ResponderEliminarHas perdido la ilusión del que se esfuerza en su trabajo diario porque está convencido que servirá para algo.
Has perdido la esperanza de que la actitud de tus superiores se convierta en un ejemplo a seguir en tus quehaceres diarios.
A muchos nos ocurre.