COMPAÑEROS DE CAMPSARED



"Podeis decir lo que pensais de vuestros encargados, de los objetivos, de la venta activa, de los cursos, de Sumando valores, seguridad, promotores del cambio, sindicatos, y todo lo que querais. Hubo en tiempos un blog de un compañero en donde mucha gente dejó sus comentarios, hoy no existe y como alternativa nace CAMPSARED BLOG, para reunir a todos los que somos COMPAÑEROS DE CAMPSARED"

Este blog, como indica en la cabecera, originariamente fue creado por un compañero llamado EXPENDEDOR-VENDEDOR el 20 de noviembre de 2008 pero problemas técnicos le impidieron actualizarlo, lo que dio pie a la creación de esta segunda etapa renovada que es la que se abre a continuación.
Como aquel, mantiene la idea de tener una plataforma de comunicación, de reivindicación y sobre todo un medio de expresión para todos los trabajadores de CAMPSARED y de REPSOL, y a la que quedan invitados cualquiera de los trabajadores de EESS sean cuales sean sus marcas.

Bienvenidos todos a este foro de diálogo e información.

Recordar que si visitais esta página por primera vez, para conocer el contenido completo de este blog desde su nacimiento, deberíais comenzar por el antiguo blog pinchando en este enlace:

'www.campsaredsprint.blogspot.com'





14 de junio de 2011

LA RAJA DE TU FALDA

Siempre que vamos a salir, me sorprende y divierte el complicado ritual que significa ir a cenar o a tomar una copa. Todo comienza en una ducha que elimina el cansancio y las tristezas, y nos sitúa en la linea de salida de aquella aventurilla pasional.  Por que romper rutinas, renueva el ánimo y refuerza las perspectivas, es como reiniciar el sistema de nuestro ordenador, todo parece funcionar más rápido y mejor, el 'depósito' que guarda la ilusión vuelve a llenarse para tirar varios kilómetros de más en nuestras vidas.
  Pulsa play y espera que se reproduzca la música

Hay que tener paciencia, pero me gusta ver tu cara feliz mientras te arreglas.  Me gusta como huele tu pelo recién salida de la ducha, tu piel fresca y brillante se muestra más sabrosa, cobra vida, se tersa, y hasta tus pechos se levantan, como las flores que abren sus pétalos al sol, rejuveneces diez años, y hasta me gustas diez veces más, por que en el fondo, prefiero mi pasado, al presente, y no digamos al futuro, que siempre viene mal envuelto, y cubierto de arañazos que te inflige la vida.
La rutina que sigue a este bautismo higiénico, lleva su tiempo, como los actos de una representación.
Acto primero, ducha y cremas, y el prolongado ¡Casi eterno! asunto del cabello, que soporta durante un rato, como yo, las afrentas del secador de pelo que va domando aquel alegre y libertino puñado de cabellos mojados sometiéndolos a la caprichosa dictadura de las modas.
Acto segundo, elegir ropa. En este punto también hay que aflojar el grifo que regula y contiene la paciencia, sentarse y esperar.  Y aunque a mi me pareces guapa con los vaqueros y una camiseta, aquello sólo es un pensamiento reaccionario alejado de las doctrinas que rigen el juicio femenino que dicta disfrazarse de reina para lucir palmito por las pasarelas de la vida, rivalizando con gatas y tigresas, con gacelas, y sin quitarle un ojo a los depredadores, por que la vida de una mujer que sale por la noche es un certamen de belleza, y una jornada de supervivencia de género.
No se te ocurra a ti, poner la nota discordante llevando los zapatos mal coordinados o sin lustre, por que a las mujeres, no les gusta llevar gatos con botas sucias y un look de fuera de concurso, sino a auténticos tigres (o leopardos según el peso), pero lustrosos, siempre acicalados y con olor a aire de moda que tire para atrás, no a 'macho man' aunque pensemos lo contrario.
Aquel segundo acto, suele ser largo y entretenido según días.  Ella tira de armario, y yo, acepto comprensivo tener que ser jurado de un pase de modelos cada vez que salimos , aunque al final mi decisión sirva de poco porque sobre la marcha descubres que no eres el jurado, sino tan sólo el asesor, y sin derecho a voto.
Y llega el tercer acto, más breve pero también intenso, son los retoques de pintura y maquillaje, el momento final, el desenlace de la obra, precisamente cuando van a poder disfrutar del espectáculo los cientos de mirones y mironas que pueblan el paisaje nocturno.

 Durante el desarrollo de la obra, he asistido a distintas fases del ritual de salir, he podido contemplarte desnuda, asistir a la doma del cabello que instantes antes te revolucionara la toalla, pude verte con pantalones claros, con los hombros cubiertos o desnudos, con el ombligo al aire, transparente, tapado, con el pecho escondido, medio asomado, medio que si o que no, las piernas dentro, las piernas fuera, con tacones, sin ellos, falda corta, falda larga, falda con vuelo, muslos que asoman tentadores entre la raja de tu falda...
Todo es bonito cuando lo luces tu, cuando lo vistes y deslumbras, porque tu cuerpo de mujer, simplifica mis primitivos pensamientos, y aunque te mire con ojos de analista de sistemas, el conjunto que compone tus formas me conmueve y derrumba, por que no puedo ver más lejos ni por detrás de ti, porque desaparece el resto cuando tu pasas por delante, ya sea vestida con cualquiera de aquellas prendas variopintas, ya sea desnuda o vestida de uniforme.  Hasta ataviada con el disfráz de expendedora das el pego para robarme los sentidos, la atención, y el aliento, pero lo mismo, lo mismo,  te ocurrió a ti conmigo, y lo mismo sintió mi compañera y la encargada, y aquellas dos clientas que estaban en la tienda, cuando me di la vuelta con mi uniforme nuevo, recién llegado, recién puesto, tan moderno, tan bajo de cintura y tan molón.

Reconozco y entiendo que se os nublara el pensamiento y que os llamara tanto la atención, no es para menos, y entiendo que te fueras diciendo que no me conocías.
Siento haceros perder el apetito, pero ¿Porque hacen los pantalones de trabajo tan incómodos e inadecuados?  ¿Por que?

Tócala otra vez Sam   PLAY


Indudablemente, yo prefiero la raja de tu falda
o cualquier otra parte de tu cuerpo
Imagen sensacionalista captada con el móvil nuevo que ha entregado la empresa a mi encargada..































































































































































































































PESE A TODO, CASI SIEMPRE SOIS ADORABLES, Y ES CIERTO... OS NECESITAMOS.
NO ME PONDRÉ LOS PANTALONES NUEVOS.  LO PROMETO
PREFIERO PONERME EL PELO ROJO COMO TU
(ÉSO O UN TANGA, LO QUE PREFIERAS)




PD.: La colección de imágenes es para quitar el mal gusto de la primera de ellas.

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6 de junio de 2011

¡NO PUEDE SER!

Ahí fuera la vida es una selva, lo escuché de pequeño, lo tituló John Huston en una memorable película:  "La jungla de asfalto" (1950).  Hay que luchar, morder si es necesario, ya no sólo en la guerra y el amor, también cada mañana, cada día, cada turno, el trabajo es una batalla sin cuartel, o bueno, con cuartel, con trinchera de mostrador, con TPV, y munición variada en género y color.
Cuando empezó la venta activa, sólo eran fuegos de artificio:  Vender más promociones, qué bonito,  ¡Qué diver !,  pero el SPó sentó las bases de una batalla encarnizada.

Comenzamos a anotar nuestras ventas como si fueran muescas de aviones derribados, cada cual aguantaba su gloria, lo anotábamos en la parte inferior de algún checklist sin importancia, no me acuerdo, eran las piezas capturadas, eran peones comidos, eran casillas que avanzabas en este juego sin final, como si se tratara de un circuito de Karts, un paso por la meta, dos, sesenta, ¿Y cuantos quedan?,  ¡Ni se sabe!.

Cuando llegabas a relevar al compañero, le preguntabas:  ¿Qué tal la cacería? ¿Cuánto has vendido?
Y éste te respondía moviendo la cabeza sin un convencimiento pleno:  "No ha estado mal, dos cajas de naranjas, unas almendras y una miel"

El encargado también se interesaba.  Cada mañana, como si fuera un corredor de apuestas, comprobaba excitado las piezas capturadas que aparecían en sus listados,  "Es poco, es poco"  murmuraba,  "Teneis que vender más..."
En ocasiones me recordaba a un viejo avaro recaudador de impuestos que codiciosamente repasara poniendo en montoncitos lo aportado por cada uno.
-Fulanito catorce euros,  menganito veintiuno,  y sutanito,   ¡Ohh!  ¡76!
Desde la caja podía escuchar su risa desatada y diabólica volviendo a revisar las cuentas: "Uno, dos, tres..."

Después están tus compañeros, que son  'atletas'  como tu, y a quienes temes y admiras por igual.  Sabes que cualquier marca registrada por ellos, va a ser la cota a conseguir, como si fueran saltos de pértiga o algo parecido, los demás a correr, a saltar, a aupar el culo por encima de nuestros mostradores si hace falta con tal de conseguir el record de ventas de la tarde.
A veces, como me ocurre a mi, tienes un compañero o compañera de los que hacen plusmarcas cada día.  Da miedo preguntar:  "Una paleta, cuatro naranjas, tres legumbres, dos mermeladas y una lata de aceite"
-¡Joder que has hecho!-  Exclamas,  ¡Joder, que coño has hecho! piensas por dentro, si a mi me dicen siempre no.   Así no hay quien se anime, no hay competencia, no hay rival, es como echar un partidillo a Kove Bryant a ver quien mete más canastas,  o pretender llegar antes que Alonso desde mi casa a la gasolinera, no hay color, no hay manera, no puede ser.

Cuando tienes un compañero o compañera semejante, estás vendido y estás más que apañado, eres el espantajo de la feria, al que le llueven todos los pelotazos, el malo, el haragán, el que pretende hundir los incentivos con su actitud funesta y despreciable.  Para el jefe de zona y el encargado eres el 'Yin' del  'Yang',  el que debiera dar explicaciones cada turno por no igualar los objetivos de su compañero 'galáctico',  y por supuesto, al que nunca van a invitar y dar las gracias por su esfuerzo, como si te tocaras las narices, como si fueses el malo malasombra.

Tener un compañero  'extraterreste'  no cabe duda que incomoda bastante. No puedes destacar ni aunque te surja la venta de las ventas, siempre te bajarán el júbilo y el ánimo con algo como:  "¡Bah!,  esto lo hizo fulano dos veces la semana pasada"

Y es que no todo el mundo puede batir marcas olímpicas.  Cuando las cosas están mal, buscas la 'marca mínima' con que pasar otra eliminatoria.  Asumes que el fulgor de tu compañero/a ocultará tus ráfagas de brillo, y nunca serás foco, ni faro, ni destello, sólo una parca y mínima 'luz de posición'.

Menos mal, que la vida te da otros compañeros que no son megaestrellas, y que venden a ratos como tú, que tienen días como tu, que se defienden medianamente como tú,  y que hacen fuerza al otro lado de la balanza, como tú.

  

Dedicado al compañero FOX, a quien deseo la mejor de las suertes.
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1 de junio de 2011

EL SECRETO DEL UNICORNIO

En el fondo de una mazmorra subterránea, bajo siete candados, con cámaras y alarmas, y trampas afiladas que no podría salvar ni Indiana Jones en sus mejores tiempos, trabaja mi encargada, en un bunker donde todo es alto secreto, los informes, las cartas, los mensajes, como si trabajara para la KGB.
Recientemente ha acentuado su paranoia, ha dejado de comentar las sinrazones, ha multiplicado los silencios, como si en los emails hiciera pactos de sangre con la muerte, como si dictara sentencias, como si desplegara minas antipersonas por los recovecos de las baldas. Últimamente sus silencios dan miedo,  te mira como quien mira a un muerto que no es suyo, con desprecio, como si masticara tus entrañas, como si entablases un duelo de miradas con Gadafi. Ella no habla, y tu no dices nada, tragas saliva sin pronunciar palabra, con cautela, como si hicieses gárgaras con nitroglicerina. Desconozco si se ha pasado al lado oscuro de la fuerza.
En los últimos tiempos viste de negro riguroso, o es el azul del uniforme que es nuevo y con el ahorro de luz parece más oscuro.  Cuando la veo en el suelo por que ha venido el banco, no se si está contando sobres, o trazando con ellos un círculo perverso y demoníaco.  Enseguida se le inyectan los ojos,  y yo salgo por piernas hacia el voult.

Los encargados son personas normales al principio, buenos trabajadores, gente dispuesta a sacrificios, condescendientes e incluso compasivos, comprenden tus problemas y tu observas los suyos, que florecen sobre su mesa como si la limpiasen con abono nitrogenado. Son tantos que suelen despertar tu indulgencia, una especie de instinto paternal o maternal de socorrer al pobre desvalido, que reparte sus horas con cuentas que no cuadran y un extremado azogue de teléfono sobre la oreja, que suele terminar escocida  los dos primeros meses.
Sin embargo después, cambian los vientos, se enseñorean del cargo, se vuelven displicentes y mandones, cambian su nerviosismo por prudencia, se vuelven misteriosos, suspicaces y secreteros.

Encargado orgulloso de sus secretos 
Yo mismo, cuando pregunto a la encargada, suele encorvarse, y con voz baja y cavernosa me contesta: "Mi tesoro, mi información es mi secreto, es sólo para mi, es mi tesoooro...!"

Últimamente las cosas están tensas, las ventas han bajado tanto, que algunas veces hay que reverenciar de tal manera a los clientes que parecemos viborillas, arrastrándonos entre palabras cenagosas que nos permitan atrapar una presa.

La cosa está jodida, bien jodida.  Nuestro Jefe de Zona, manda sentencias por email , como si enumerase las plagas del viejo testamento, no nos anuncia más que malos augurios, como nos emperremos nos mandará un diluvio universal que dejará en una ahogadilla el maremoto de Japón.

Brota pinchando el miedo, como si fuera vello púbico afeitado que renace  con desazón e impertinencia.  En este oficio todos tenemos miedo, y el que no esté en el grupo puede marcarse un paso al frente, pero siempre con calma, con prudencia, por que, como los voluntarios en la 'mili', nunca sabes la que te va a caer.

Todos tenemos miedo, por que la puta crisis se ha extendido como peste bubónica por todos los confines del globo, y no hay mañana que no contagie a un conocido o a un amigo, y a nosotros nos levantan el dedo nuestros Jefes, como Jesús el Rico hace lo propio en Málaga, pero no para darnos parabienes ni salvarnos, sino para ponernos en un brete, para señalarnos por que no vendemos suficientes SPOs, o los bastantes rascas como para frenar este tsunami de pobreza.  Y cuando el 'cristo' nos señala, estamos ya jodidos, pues somos carne de cañón, sin más camino que huir hacia delante,  y ni aún así puede salvarse alguno de la quema.

Los encargados son distintos, han levantado el escudo de hermetismo, y esconden por debajo más miedo que secretos, y a la más mínima señal de represalias, corren aullando por el temor a que un disparo sin destino les alcance. Y huyen despavoridos, agarrando su silla bajo el brazo, como las alimañas cuando sobreviene un naufragio, olvidando lo que queda a su espalda y a quienes han dejado atrás. Son humanos con ademanes de serpiente.



Acuden a reuniones, y ellos tamizan convenientemente los datos para que sean apocalípticos. Uno de tantos de esos secretos de confesión que les explican a los encargados, les aconseja guardar la información benigna, mostrar la  realidad más cruda, la que acojone de verdad: 'no hay salvación sin ventas de postín, iremos al infierno de cabeza', y ellos detrás, si nos desvelan que la 'presión' es la postura requerida para subir las ventas, que se consigue más forzando tuercas que dando cuartelillo.

Encargado cabrón  (Campsared Blog)
En realidad muchos asuntos no nos los cuentan para que siga habiendo diferencias entre la plebe que somos los de abajo, y la clase burguesa que son ellos.  Esa frontera es la que dictan en la empresa los jefes, y se contagia pronto, como la varicela en un colegio, entre los nuevos encargados. Yo la sufrí también, o tal vez algo parecido, llega a cegarte y te convierte en un imbécil deplorable.

¡Mas información por favor, más comunicación!, somos plebeyos pero nos gusta saber cosas, no solo la matrícula de un coche que se fuga, o el número concreto  de naranjas que hay que vender para obtener la 'bendición papal', queremos saber más que lo que marca cualquier ranking de los cojones, o ese jodido presupuesto que hay que cumplir para la cuadratura perfecta de las cuentas.  Hay rumores, noticias, asuntos que no tienen que ver con la presión ni con las ventas, sino con el compañerismo, con la salud mental de los trabajadores, complicidades entre socios, por que lo cierto es que todos estamos en el mismo barco, aunque tengamos distintos camarotes, nosotros en la proa, y ellos al timón,  no cabe rebelión a bordo, hay que seguir la travesía hasta remando, pero sin latigazos, sin engaños, sin falsas expectativas y haciendo piña todos juntos. 
Mientras los encargados mantengan sus secretos de unicornio dentro de la oficina,  a los expendedores nos seguirán pareciendo unos cabrones  con unas astas del tamaño de unos panes de leña.

Cambiemos las encuestas (Campsared Blog)

JUNIO 2011, comentarios

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