COMPAÑEROS DE CAMPSARED



"Podeis decir lo que pensais de vuestros encargados, de los objetivos, de la venta activa, de los cursos, de Sumando valores, seguridad, promotores del cambio, sindicatos, y todo lo que querais. Hubo en tiempos un blog de un compañero en donde mucha gente dejó sus comentarios, hoy no existe y como alternativa nace CAMPSARED BLOG, para reunir a todos los que somos COMPAÑEROS DE CAMPSARED"

Este blog, como indica en la cabecera, originariamente fue creado por un compañero llamado EXPENDEDOR-VENDEDOR el 20 de noviembre de 2008 pero problemas técnicos le impidieron actualizarlo, lo que dio pie a la creación de esta segunda etapa renovada que es la que se abre a continuación.
Como aquel, mantiene la idea de tener una plataforma de comunicación, de reivindicación y sobre todo un medio de expresión para todos los trabajadores de CAMPSARED y de REPSOL, y a la que quedan invitados cualquiera de los trabajadores de EESS sean cuales sean sus marcas.

Bienvenidos todos a este foro de diálogo e información.

Recordar que si visitais esta página por primera vez, para conocer el contenido completo de este blog desde su nacimiento, deberíais comenzar por el antiguo blog pinchando en este enlace:

'www.campsaredsprint.blogspot.com'





3 de junio de 2015

MALOS, MALÍSIMOS... Y TAMBIÉN BUENOS

Publico este artículo de Quim González Muntadas que Pepe Avesada, actual secretario General de CCOO en Campsared colgó en el Facebook el 30 de marzo de 2013, tratando de adornar con flores el oscuro panorama sindical, tan revuelto continuamente por informaciones que enturbian y salpican a todo el colectivo, sin distinción de "malos y buenos", o del esfuerzo que realizan. Subvenciones, ERE falsos, trincones y aprovechados de todo tipo que en la piel de un sindicalista escandalizan aún más. A ver si leyendo este artículo aumentamos el nivel de aprecio que ellos mismos minoran con sus enfrentamientos y sus vicios.
Había una vez un hombre que al cruzarse con otro por la acera le sujeta por el brazo y le exclama con alegría: ¡Hola Manuel, cuánto tiempo y qué cambiado estás! Y ante el silencio de éste, el hombre, con la misma alegría, le continúa diciendo, muchacho qué cambiado estás, tan delgado y calvo que eras antes, y ahora tan gordo y con esa melena. Y ante la falta de respuesta, el hombre  sigue insistiendo: que cambio chico, si incluso eres mucho más alto, dónde vas a parar Manuel, vaya cambio que has hecho, nadie diría que eres tú. Disculpe señor, le contesta el otro, lamento decirle que no le conozco de nada, y además debo aclararle también que yo no me llamo Manuel, me llamo Juan. Lo ves Manuel, lo que has cambiado, lo que yo te digo, si incluso te has cambiado el nombre, Manuel.
Esta simpática fábula expresa bien lo difícil que es conseguir que se cambie de opinión cuando está predefinida y más aún si responde a un interés, pero lo que sucede en la realidad política y social de nuestro país, donde los niveles de sectarismo irracional en la cosa pública son habituales y se agravan de día en día, no es un chiste.


Es normal que desde su ideología y perspectiva particular, cada persona analice la actualidad política y social, pero no debería ser tan normal el extendido hábito de negar la más mínima razón al que no coincide con las ideas de uno, ni tampoco debería ser lógico que lo que hagan ‘los de uno’ sea siempre impecable, y lo que hagan ‘los del otro’ siempre sea negativo, cuando no corrupción.

[Perdón Quim González Muntadas por interrumpir el artículo. Los sindicatos de Campsared son los primeros en no aplicar esa lógica. Te dejo seguir.]
No es sensato ni sano socialmente el sectarismo extremo que se ha apoderado del panorama de nuestras relaciones políticas, que en gran medida explica que seamos incapaces de acordar y compartir soluciones comunes ante la grave situación de crisis económica, social e institucional que estamos padeciendo. Este panorama debería obligar a los líderes políticos y sociales a tomar conciencia y corregir esta negativa realidad. De lo contrario, acabaremos yendo a paso firme hacia un país donde despreciar al otro será la norma y los valores sólo servirán para agredirnos.
Lo más grave es que se ha instalado en una parte de los dirigentes políticos, y en sus medios de comunicación afines, que la permanencia en el poder o su conquista sólo depende de haber destruido al contrario. Esto explica el todo vale, sea verdad, mentira o medio pensionista, y que se pida la dimisión, responsabilidades políticas, comisiones de investigación parlamentaria o comparecencias, por ejemplo, por una noticia de prensa no contrastada, si ésta se refiere a los otros.
Desgraciadamente gran parte era cierta.
Un ejemplo de lo anterior lo vemos casi cada día ante las noticias que se refieren a denuncias, escándalos o procesos judiciales. En el caso de los ERE de Andalucía estas últimas semanas, con especial virulencia e instrumentalización por parte de algunos sectores que han visto una ocasión de oro para intentar la destrucción de uno de sus principales enemigos, el sindicalismo. ¡Qué mejor que poder presentar como espuria la legítima actividad sindical y como delictivo el legal cobro de sus servicios!
Mezclando comportamientos graves y delictivos de personas ajenas a las organizaciones sindicales y calificando como soborno o comisiones ilegales y tráfico de influencias lo que es parte de la actividad propia de la responsabilidad y la actividad sindical: el asesoramiento, participación y negociación en las, por desgracia, demasiadas  empresas en crisis, sin recursos, con trabajadores excedentes, quienes en ocasiones precisan de ayudas de las Administraciones Públicas para tratar una solución menos traumática que los 20 días por año trabajados contemplados en la Ley, como es la jubilación anticipada. 
Es verdad que se trata de una opción más cara, pero gracias también a la acción sindical ha sido utilizada por miles de empresas españolas de todos los sectores y en todos los territorios. Una fórmula que ha beneficiando a decenas de miles de trabajadores y trabajadoras, en su gran mayoría, sin ayudas públicas, y en otras, sin recursos propios, gracias a esas ayudas del Gobierno Central o Autonómicos, que han permitido que miles de trabajadores y trabajadoras pudieran evitar lo que hoy están padeciendo la gran mayoría de los despidos individuales y colectivos: personas  de cincuenta y cinco años que resultan condenadas al paro permanente y a un futuro con una fortísima pérdida del valor de su jubilación por la que han cotizado durante más treinta años.
Los sindicatos tienen que hacer un esfuerzo muy especial para aclarar a quienes las últimas noticias pueden haber producido preocupación o incluso decepción, estos malos entendidos. Deben explicar su trabajo con la cabeza bien alta, deben explicar que cuando intervienen en los expedientes de crisis de una empresa, han cobrado, cobran y seguirán cobrando por los servicios y el trabajo que prestan sus abogados, sus economistas, sus técnicos, sus actuarios y sus sindicalistas.



Los sindicatos deben hacer un esfuerzo para explicar su función legitima y legal aunque sepan que es difícil, por no decir imposible, convencer a nadie de su error cuando cree que ha encontrado una eficaz munición, como es la acusación de corrupción, contra uno de sus principales enemigos, los sindicatos, en un momento especialmente sensible por la saturación de casos y por la grave crisis.
Es tan difícil como intentar convencer al hombre de la fábula que Juan no es Manuel, pero ahí tienen hoy CCOO y UGT una de sus prioridades, la de evidenciar, porque hay razones y hechos suficientes para demostrarlo, que los sindicatos españoles son parte de lo más sano de este país y por esto deben afrontar estos momentos difíciles con la cabeza muy alta. 

Artículo titulado: "Oído sindicatos: ¡con la cabeza bien alta!" por   | 31 Marzo 2013  publicado en Nueva tribuna.es (http://www.nuevatribuna.es/articulo/espana/oido-sindicatos-con-la-cabeza-bien-alta/20130331182207090363.html)

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1 de junio de 2015

JUNIO 2015, Comentarios

Hemos llegado al verano y nos han puesto a vender gafas de sol, y aunque digan que las cosas se ven dependiendo del color con que se mira, con todas ellas vemos que lo que nos dieron de atrasos por un lado, con los incentivos nos lo están quitando por otro. Y de la negociación sindical no se oye nada, se ve que la están haciendo en diferido en forma de simulación.


24 de mayo de 2015

EL SEÑOR DE LA TRISTE ESTAMPA

Por aquel tiempo era un hombre feliz. Entró a trabajar en la empresa Campsared hace 15 años.


Cumplió con su trabajó, se esforzó, y demostró ser valedor de un reconocimiento.

A los dos años fue ascendido de expendedor a encargado general. Le gustaba su trabajo y se implicaba al cien por cien en todos los proyectos de la empresa, tanto que aquella estación, como en la canción de Antonio Vega, era el sitio de su recreo, una de sus mayores ilusiones.

Pasaron los años, formó una familia, y estaba orgulloso de llevar una vida alegre, de formar parte de una gran compañía y de hacer bien su trabajo. 

Sin embargo, un buen día empezó a sentirse mal y a bajar su rendimiento. Puede que fuera la responsabilidad, puede que fuera el exceso de trabajo o la exigencia continua de sus jefes. El no decía nada. No le oías hablar, sólo lo hacía consigo mismo y nadie mas. Se volvió solitario, más huraño, más preocupado de su estación. 

Aconsejado por la familia fue al psicólogo y no se creía el diagnóstico: Depresión grave por ansiedad. La solución: No tomarse las cosas tan a pecho, y alejarse una temporada del foco de los males: el trabajo.


No hizo caso y no cogió la baja a pesar de que era la única forma de curarse. Esto no me está pasando -se dijo- no soy un "apenado" sin remedio. No hay nada que yo no pueda solucionar con más esfuerzo, con más concentración, solo es una tristeza temporal. Nada podía sufrir que el no supiera solucionar tirando hacia delante como siempre, y haciendo su trabajo bien y honradamente.


Y pasó tanto tiempo que llegó a ver sombras en color.
Y pasó tanta gente por delante que al final dejaron de verlo, y aunque el estaba allí, ya a nadie le llamó la atención. Su tristeza pasó a ser compañera sin saber que lo estaba devorando por dentro.

Cuándo estaba bien -o lo creía- alargaba sus días trabajando, y mientras fuera, el amanecer se fundía con la tarde, y esos días con otros días.

Con el tiempo empezó a temer al amanecer. Le parecía un vendaval de esos furiosos que quieren vapulearte a cada paso, de esos que no amainan, y que acaban haciéndote sentir más débil e insignificante, como los trozos de un quemado papel que no quieren aproximarse a la ventana para no perderse para siempre.

Pasaron los años y un calvario interior. Sabía de su fragilidad. Se acostumbró a montar esa armadura de cartón piedra que muestras a los demás pretendiéndoles convencer que es de acero forjado y que dentro no estás hecho pedazos sino indemne, con toda la fuerza para enfrentarte a los dragones de la vida.
Pero solo es una apariencia, ya no eres el guerrero invencible, y cada mañana sientes la pesadilla de una bestia corriendo tras de ti, como la muerte, como el cáncer.

Esperaba que le dijeran que todo era mentira, un sueño tonto y nada mas. Esperaba que un día ese viento amainase, soplase en otra dirección. Esperaba el sol y la calma. Esperaba la comprensión, y el apoyo. Esperaba un refuerzo de la suerte.
Pero no... el señor de la triste estampa ya no está en la empresa; nada les reprocha, no supo reaccionar a tiempo, optó por el camino de la lucha, y perdió.

De vez en cuando podeis verlo paseando su preocupante delgadez, con la mirada perdida,  sin entender muy bien lo que pasó.

Cree en los fantasmas terribles de algún extraño lugar y no puede ocultar que ha tropezado con el monstruo de papel. Solo él lo ha visto y ha sufrido su asfixia.

Cierra los ojos. Inspira. Pero no os preocupéis, el señor de la triste estampa se recuperará y volverá a pensar en sus tonterías para hacer tu risa estallar.

Escrito por Alberto Abizanda Fontán el 13 de mayo a las 11:44 para Facebook Trabajadores de Campsared. Adaptado por Anksunamun
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8 de mayo de 2015

SOY O NO SOY (AUTOCLUB)

SOY / AUTOCLUB DE MUTUA MADRILEÑA



Solo los que llevan unos cuantos años a las espaldas en este mundo traidor en el que nada es verdad ni mentira, conocerán los orígenes de la tarjeta SOY de la Mutua Madrileña. Os voy a contar parte de la historia, y además varias cuestiones que manejándome entre compañeros veo que algunos desconocen.

ORIGEN

El 28 de noviembre de 2003 bajo el lema “El club del automovilista que se ocupa de todo para que tú no te preocupes de nada”, el presidente de Repsol YPF, Alfonso Cortina, y el de la correduría de seguros Aon Gil y Carvajal, Santiago Gil de Biedma, presentaron el Autoclub Repsol. La asociación, participada en un 60 por ciento por la petrolera y en un 40 por ciento por la consultora, nacía con el objetivo de convertirse en el club de referencia del conjunto de automovilistas en España.

El objetivo de la empresa era, “alcanzar a medio plazo los 700.000 socios" y convertirse en el principal club de automovilistas del país, desbancando así a las dos grandes compañías de este negocio, RACE y RACC.
A los encargados y a los expendedores, nos ofrecieron en seguida tras una reunión -de esas que surgen de la noche a la mañana- amplia información según la cual, en España, la tasa de afiliación a asociaciones de conductores apenas superaba el 5 por ciento del total de automovilistas, mientras que en Europa alcanzaba el 15 por ciento. Así pues, pusieron en manos de los trabajadores y trabajadoras -que diría un ugetista- de las gasolineras, la engorrosa labor de intentar atraer hacia la "fantástica" oferta de Autoclub Repsol a los más de 15 millones de automovilistas que por el momento no estaban inscritos con ninguna asistencia en carretera. Se trataba de hacer socios in situ, en el punto de venta, y sorprendentemente hicimos muchos, y eso que había que contarles la película, convencerles y cobrarles en el momento, ya fuera en efectivo o con tarjeta, la friolera de 95 euros, 69 si solo se adherían a la parte administrativa.

Como la cosa corría prisa, los que se adhirieran antes de aquel lejano 31 de diciembre de 2003 obtendrían dos meses adicionales, es decir, una cobertura de 14 meses. Fue la primera "venta activa" que recuerdo, por que, sobre todo al principio, la presión fue mayúscula para que cada estación captara a todos los clientes de la zona. Un suplicio.

Los propios empleados fuimos animados a asociarnos con un atractivo descuento (se nos quedaba el integral en 75 €), y se nos animaba a captar a los proveedores y a nuestros amigos para conseguir que el proyecto floreciese, ¡Nos ofrecían 3 € por cada contrato que hiciéramos!

Autoclub Repsol ofrecía a sus socios, desde el mismo momento del pago, una amplia gama de productos y servicios, tales como asistencia mecánica desde el kilómetro 0, asesoría y defensa jurídica, seguros, agencia de viajes y compra-venta y financiación de automóviles.

En aquel tiempo, poca gente tenía contratada asístencia en su seguro -algo impensable hoy día-, por eso fue la época dorada de los grueros. Llegamos a ser tan ladinos, que aprovechábamos cuando un cliente se quedaba tirado en la estación, para darle la charla y persuadirle de que le salía más a cuenta contratar la asistencía de Autoclub Repsol que soportar el sablazo de la grua de turno. Y los convencíamos.

Además de la asistencia en carretera, A.Repsol ofrecía una completa asistencia personal y sanitaria, que protegería completamente a todos los socios en sus desplazamientos. Por ejemplo, se comprometía a trasladar hasta su domicilio a todos aquellos abonados que, por cualquier motivo, sufrieran un percance en viajes por España y Europa. Ofrecían asistencia a todos los miembros de la familia aunque no fueran en ese viaje ¿?, asesoramiento telefónico sobre averías, y sobre el costo de facturas (te informaban de si te estaban cobrando mucho o poco en ese taller sospechoso), ¡unos linces, vamos!

Luego, añadían una serie de prestaciones extrañas, al menos a mi me lo parecían, pues tenían poco que ver con lo que es una asistencia en carretera, pero, marketing es marketing. Entre ellos el asesoramiento para la compra de automóviles, la financiación de prestamos, y la función de agencia de viajes con paquetes vacacionales y con rutas turísticas. ¡Un chollo!

Otro de los ganchos que se utilizaban era el de los descuentos,  se advertía en letras muy grandes un descuento de hasta el 5 por ciento en el repostaje de carburante de todos los abonados. En realidad, se trataba de un recurso publicitario, ya que, mediante su tarjeta Autoclub, se obtenía sólo un 3 % de rebaja en europuntos "que podían ser automáticamente canjeados" y el otro 2 % provenía de la utilización de la tarjeta Solred o la Visa Repsol en las estaciones de servicio Repsol, Campsa o Petronor.

También se aseguraba que los asegurados podrían seguir disfrutando de sus puntos Travel Club, cosa que ya en la misma presentación del producto, nos pareció una locura. ¡Pasar tres tarjetas seguidas! Si hubiéramos sabido la rutina de hoy en día hubiésemos dicho que era una bagatela.


LA MUTUA ENTRA EN ESCENA

En marzo de 2004, Mutua Madrileña entra en el capital de Autoclub adquiriendo el 29,5% de las acciones. Desde ese momento, Mutua comenzó a ofrecer los servicios de asistencia en carretera de Autoclub Repsol de forma gratuita a todos sus asegurados. En realidad yo siempre pensé que a Autoclub le había venido grande la aventura y necesitaba un socio solvente y con experiencia para desbancar a sus rivales, ya que su flota de vehículos distaba mucho de ser la más numerosa.

CAMBIO DE DUEÑO

El 28 de diciembre de 2006, aprovechando el día de los inocentes, en un movimiento estratégico de amplio calado, la Mutua Madrileña adquiere la totalidad de las acciones de Autoclub Repsol, el club de conductores puesto en marcha por Repsol por un importe que ronda los 30 millones de euros.

Hasta entonces, el Autoclub  era propiedad de Repsol, que tenía el 50,1 por ciento de las acciones, y de las empresas Aon Gil y Carvajal, que poseían el 20,4 por ciento, y la propia Mutua Madrileña, poseedora de otro 29,5 por ciento.

Sin embargo, en pleno proceso de expansión, la Mutua decide quedarse con todo el Autoclub, que, en adelante, se llamará Mutua Autoclub. Los clientes sumados de Mutua y Autoclub ascienden a dos millones, con lo que el nuevo club de conductores se convierte en el más numeroso de España, con 200 grúas con imagen propia y acuerdos con otras 2.000 empresas de rescate en carretera, lo que garantiza la cobertura en todo el territorio nacional. Dado que los asegurados con Mutua Madrileña ya eran (desde 2004), de forma gratuita, socios del Autoclub, ocurre que, en la práctica, no hay cambios para el usuario. Todos los afiliados a una y otra empresa mantienen sus derechos y no hay ninguna merma en el servicio.

El acuerdo de compra incluye también la cesión temporal a Mutua Madrileña del uso de la marca Autoclub Repsol, y el mantenimiento, por un plazo de cinco años (hasta el 1 de enero de 2012), de los descuentos y ventajas que disfrutan los titulares del Club en las más de 3.600 estaciones de servicio de Repsol, Campsa y Petronor.

En ese momento, Antonio Brufau, presidente de Repsol YPF señala que “una vez consolidados los objetivos comerciales y de rentabilidad que impulsaron la creación del Autoclub Repsol, esta venta asegura la continuidad del programa de fidelización de clientes para nuestra red de estaciones de servicio en España”. Una buena excusa para el anticipado final de una aventura dudosamente rentable.

La petrolera, en virtud del acuerdo, se hace también con el 100% del accionariado de la empresa Euro 24 S.L., una filial de Autoclub dedicada a la asistencia en carretera para camiones, que tras la operación pasará a formar parte de su núcleo estratégico de prestación de servicios a sus clientes en el ámbito del transporte profesional.


VENTAJAS E INCONVENIENTES

Una vez gestada la compra comienzan los primeros cambios. El primero por cuenta de Repsol que, desgraciadamente para los asociados, elimina la posibilidad de pasar dos tarjetas de puntos en los terminales de las gasolineras, de modo que tuvieron que elegir entre la Travel Club o la tarjeta de la Mutua. Aún llega gente que nos pregunta al encontrarse ante el dilema ¿Y cuál es mejor?

La otra vino por cuenta de la Mutua, que decidió que el 3 % promocional (que permitía un descuento anual de hasta 45 €) había tocado a su fin, y a partir de entonces solo obtendrían un paupérrimo 1 %, y un máximo anual de 25 €.

El resto ya es historia conocida, pero vamos a repasarla:

Presentando la Tarjeta SOY / Autoclub de Mutua Madrileña en las Estaciones de Servicio de Repsol, Campsa o Petronor se consigue acumular en la tarjeta el 1% del importe de la compra en Europuntos (osea, dinero) canjeables directamente por carburante, productos de tienda o lavados en las Estaciones de Servicio cuando le salga de las narices al cliente.

La Mutua ofrece descuentos en los repostajes, compras de tienda y lavados, es decir, en todo consumo que se haga en la estación de servicio. Los importes máximos que dan derecho a europuntos son 80 euros por operación, 160 euros al día, 600 euros al mes y 2.500 euros al año.

Y una vez más a recordar, que la obtención de puntos en las Estaciones de Servicio Repsol, Campsa y Petronor mediante la tarjeta SOY no es acumulable a otros programas de fidelización por sistema de puntos (Como Travel Club o Iberia Plus). Solo se puede pasar una de las tres.

PREGUNTAS Y RESPUESTAS

¿Cómo funciona la tarjeta Soy?
Por cada compra de carburante, tienda y lavado, en las Estaciones de Servicio de las marcas citadas, mediante el pase de la tarjeta a través del terminal SOLRED instalado en las mismas, el Mutualista acumulará puntos, denominados “Europuntos” por un importe equivalente al porcentaje sobre el valor de compra que, en cada momento esté establecido, con carácter general por Autoclub Mutua y que será comunicado a los Mutualistas (actualmente 1% del valor de su compra).

¿Cuanto es el máximo anual que acumula la tarjeta Soy?
Veinticinco euros al año desde la fecha de renovación del seguro o la asistencia.


Yo he llegado a tener 40 €, ¿Por que ahora solo llego a 25?
Anteriormente el descuento era superior (3 %) y el máximo acumulable también (45 €). Hoy en día solo es un 1 % y un máximo de 25 €.

He llegado a X € y ya no suma más ¿que ha pasado?
Sólo se pueden acumular 25 € entre una renovación de póliza y otra. Aunque gastes algo no volverá a sumar hasta que se inicie un nuevo periodo.


Mi tarjeta está a cero y no suma nada ¿Por qué?
Puede ser por tres razones, por que ya no pertenezcas a la Mutua, por que lleves más de un año sin utilizar la tarjeta, o por que hayas alcanzado el tope de descuento anual y lo hayas gastado. Ante cualquier duda llamar al teléfono de la Mutua que figura en la parte posterior de la tarjeta.

¿Caducan los puntos de la Mutua?
En condiciones de uso normal, los europuntos caducarán a los cuatro años. Sin embargo, los europuntos acumulados caducarán al año de su obtención, en el caso de que durante dicho periodo anual no haya habido ningún movimiento en la cuenta de Europuntos, es decir si no se ha utilizado la tarjeta ya sea para acumular nuevos puntos o para gastar. 

Si ya no soy socio de la mútua, ¿cuando caduca lo acumulado?
Si la póliza que da derecho al uso de la tarjeta SOY Azul dejase de estar en vigor, el mutualista dispondrá de un plazo improrrogable de 2 meses para disfrutar sus Europuntos acumulados, y la tarjeta será desactivada.

¿Por qué me han desaparecido los europuntos de la tarjeta?
Puede ser por un desuso de la tarjeta de más de un año, o por que el mutualista tenga pactado que en la renovación, sea descontado el importe de los europuntos del importe del recibo.

Otras cuestiones en los teléfonos que aparecen al dorso de la tarjeta 902 555 550 y 91 557 83 22
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