BEGIN THE BEGUINE

Empezó ayer el año para los encargados y para el resto de seres superiores, los que no tienen que trabajar los fines de semana.  La gente asume su rutina con entereza exasperante, somos algo más viejos, y estamos algo más cerca de la meta,  no tendremos más premio que la muerte,  ¡Perra vida!.

En los bares, en la calle, sólo hay una noticia:  "No se puede fumar en ningún sitio",  es el tema de conversación preferido, ése, y que Cascos dejó el Partido Popular.  A mi, ni fu ni fa ninguno de los dos, tengo yo en la cabeza temas de más enjundia, aburridos, pero que hacen un caldo delicioso como las judías de la abuela,  pero con muchos tropezones o problemas, por que sin duda, los asuntos que centrifugan por debajo del cráneo, son siempre obstáculos que estudiamos como salvar.

Aquí en el frente, aún no se sabe nada del tabaco, oigo ruidos escondidos en la maleza, sin embargo en los bares, claman voces, y están todos de uñas, como los tigres en época de celo.
Como se fue de un sitio, irá hasta el otro, y cuando llegue,  nos comerá con la presteza de un velociraptor.  Es un depredador con humo, y mucha fuerza, como los trenes de hace un siglo. El tabaco hace sonar de lejos su silbato, ¡Ojalá que se lleve por medio las SPO y a algún Jefe de Zona codicioso!

Empieza el año con desgana como si ya supiésemos que va a ser malo.  Falta la chispa, el ánimo de echar a andar con alegría.  Lo notas en la gente, es como si faltara la esperanza, somos un país apagado, la gente tiene cara de estar en "stand by",  están pero no están, andan sin apenas andar, respiran de forma contenida,  España está en la UCI, todo el mundo parece estar con el semblante de las visitas al Hospital, callado y circunspecto.  Pocas palabras, poca alegría, resignación cristiana y a seguir, por que la vida no se para, se abre caminos, como en una tonada de Cole Porter.

Los españoles son organismos extremófilos, tiran  'palante'  pese a unas condiciones muy adversas.  Con situación pareja, los nórdicos de arrojarían a cientos desde las azoteas, aquí, esperamos al buen tiempo para adornar la buena cara que ponemos al tiempo malo, una cara que cada vez es más inexpresiva, como el que pisa barro cada día.

Sólo los niños guardan cierta ilusión, tampoco enorme, por que ya están servidos desde que Santa Claus birló media jornada de trabajo a los Reyes.
¿Quien tiene entonces la ilusión?, ¿Los que recién empiezan a vivir y se enamoran?,  ¿Los que guardaban esperanza dentro de un cofrecito de reliquias?

Busco tras los cristales, entre la niebla de esta mañana deprimente una sonrisa que me contagie un poco de entusiasmo.  Me da tiempo a fregar la tienda, los pasillos, el almacén, la caja, sin que venga ninguna cara alegre, ningún risueño conductor con sobredosis de optimismo.
Una chica preciosa me firma una boleta y me dedica una sonrisa.  He cazado enseguida ese recuerdo y lo he guardado, en una botellita de cristal inventada, de donde inhalo sus esencias en los momentos malos.

Ha echado a andar el año nuevo como si fuese un año viejo, no me dejan fumar, ya no puedo beber, tampoco beso igual que antes, ni el ánimo lo tengo tan lustroso.
¡Ojalá venga otra muchacha con su sonrisa musical!  Mientras tanto, sigo con mi rutina, sólo me quedan 20 años (De momento) para poderme jubilar,  ¡Menudo panorama!








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