Llega el cliente, todo ufano, la sonrisa en los labios, por que sabe que está a punto de ahorrarse un dineral gracias a su sagacidad como navegante de la Red. Ha leído por ahí, varios truquillos con los que te ahorras un pastizal a fin de año, tarjetas gratuitas y otros detalles muy sutiles de ahorrador compulsivo.
Lo primero que ha hecho es esperar a un lunes; lo han dicho en los periódicos en los programas de la tele, se lo ha advertido su cuñado: "Tienes que ir a repostar en lunes, que es cuando pasan lista los mercados y sale mucho más barato, La comisión que comprueba los precios solo trabaja los lunes y ese día tiran los precios para que parezcamos un país con los combustibles baratos. Hazme caso, me lo ha confirmado el de la carnicería que se lee el ABC todos los días.".
Pues ya está, trasmitido el secreto a voces, cada lunes, las estaciones, parecen aduanas del pánico, se forman largas colas de informados conductores que vienen a salvar la economía del mes llenando sus depósitos, como si fuera el día del conductor y lo ofertáramos al 50 %, y además regaláramos un cubo de palomitas.
El que le toca el turno en lunes, a joderse, a multiplicarse por cuatro para atender a las hordas de clientes que se pelean entre ellos por ver quien se lleva el litro que tiene más octanos, a un precio más bajo.
En plena marabunta de avispados, advertidos por las noticias o por sus cuñados, esos que siempre están al tanto de todos los chanchullos. Me llega como digo, un cliente tan sonriente como si hubiera averiguado el truco para desbancar un casino.
Sobre el mostrador comienza a destripar la cartera: Tarjeta Repsol, tarjeta Travel, tarjeta Más, la de la Mútua, la del Carrefour, la de la asociación de alcóhólicos anónimos, de la de seguridad social, una estampita de San Genaro, y el DNI. Retira varios tiquets de autobús y de compras, unos pelos y un polvillo de meses y te deja la colección completa ante tu vista como diciéndote: ¡Venga chaval, supera esto!
La cola entera, que siendo lunes, se forma como nieve que va cuajando sin poder hacer nada, asoma las cabezas, y todo el mundo rebusca sus mejores tarjetas, para competir con ese tipo: ¿La del Corte Ingles hace descuento? Si, si señor. ¿Y la del Circulo de Lectores? Esa no. Yo tengo una del Lindl. Y yo del Race. ¿Podemos pagar con letras del Tesoro?
Respiras hondo y te centras en el cliente sonriente de la colección de tarjetas multicolor.
- ¿Dígame usted señor?
- 5 euros en la calle 2 , ¡y qué sea en litros! - Recalca, le miro y se echa una risita de sabióndo
- Jejeje, lo he leído en Internet -me confiesa- jejeje.
Lo que me faltaba, un "sobreenterado", que es el mismo que respeta la digestión hasta dos horas antes de bañarse, que prefiere atropellar a un gato negro que cruzarse con el, y que cuando le envían un correo cadena, lo remite diez veces como le indican, para que no le caiga encima la maldición de San Cipriano.
- ¿Le pongo unas almendras...?
- No, no, nada, tenga, mis tarjetas
(Los "descontadores" profesionales solo se aplican en consumar su ahorro, no prestando atención a nada más)
-¡Oiga qué se quema el edificio!
-Usted primero hágame el descuento y luego ya veremos.
Tienes tantas tarjetas en las manos que las ordenas como las cartas de una baraja, y buscas a ver si hay alguna repetida con la que cantar las cuarenta (al cliente). Las revisas.
- Ésta no vale señor, es la de la Seguridad Social, y ésta del Circulo de Pederastas Europeos tampoco, esto es una invitación para una whiskería de Pamplona, y esto es un carnet de la Ponferradina, caducado. Me quedo con estas otras.
He descartado la mitad de sus bazas, pero no obstante, no se arredra, mantiene la sonrisa, por que tiene en su mente descontarnos un buen pico de nuestros beneficios usureros.
Compruebo el dni, oculto tras una redecilla negra que hace tiempo que llevan todas las carteras, con lo que no hay manera de reconocer a los clientes, todos parecen unos seres peludos, ennegrecidos e irreconocibles, que no sabes si en realidad son ellos, o te han enseñado una foto del Eccehomo de Borja.
Al lío. Pinchas, "otras funciones", contingencias, importe, buscas "tarjeta Más", tecleas los cinco euros que nos van a sacar de pobres a los dos. Producto: diesel; modo de pago: efectivo; volver; modo de pago; busca tarjeta Más e introduces el descuento Solred integrado que te ha salido previamente tras hacer todas las operaciones anteriores. Pasas la de la Mutua;
- La Travel no se puede señor, tiene que elegir entre una de las dos.
- Pues será solo aquí, en otros sitios me pasan las dos (Esa es la respuesta que se mandan por washapp unos tramposos a otros, con la variante de "Pues en otros sitios me pasan la tienda como gasolina, será solo aquí donde no lo haceis"
Cuentas hasta diez y sigues.
- Pues entonces pásame la Travel - Determina, otra vez a empezar, paciencia.
Pasas la Travel, la tarjeta del cliente, le das el pin pad, él introduce el código, ¡Ah, me he equivocado! Te dice, y antes de que le ayudes, pulsa anular, y hay que empezar de nuevo.
Comienza a temblarte la pierna. Desde la cola siguen asomando las cabezas y la voz algunos impacientes.
- ¡Dile a tu jefe que ponga más personal!
-Llevo media hora esperando, déjame el libro de reclamaciones (¡Qué libro ni que ocho cuartos!)
-¡Puedo pagar con la tarjeta de Qatar Oil?
No les hago caso, pongo el piloto automático y prosigo. El cliente introduce el pin, sale parsimoniosamente el ticket y ya está, uno para cada uno y listo. Doble salto mortal con tirabuzón, y otro que sale por la puerta la mar de contento pensando que aunque ha perdido mucho tiempo ¡le han descontado 3 céntimos...! Por la pista le ves correr alborozado, como si hubiese conseguido el Cuponazo de los viernes, y va diciéndose así mismo:
- ¡Qué suerte cuando llegue a casa se lo cuento a mi mujer que he echado en Repsol y por tener la Más, he repostado 5 euros y solo nos van a cobrar 4,97! ¡Qué bien, que contento toy!
Y se aleja pensando como el resto, que es un hacha de los negocios, una especie de broker callejero, no se le escapa una, y con su colección de tarjetas nos ha metido un buen sablazo, el que nos lo merecemos, por tener tan carísimas las cosas, sobre todo la gasolina. Es, su pequeño placer del día, antes de volver a la cruda realidad.
Nosotros a lo nuestro, batiburrillo de tarjetas, y con la Más... más lío. Por si teníamos poco.
P.D.: Sisqo Del Pino Madero dice... Me gustaría darle las gracias al señor que un buen día se le ocurrió la idea de crear la tarjeta Repsol Más, seguro que se estará condecorado con más de una medallita mientras los vendedores de turno nos partimos los cuernos con esa gran operativa y ese pedazo de descuento que hasta para 5€ te hacen pasarla y que le devuelvas 3 centimazos, muchas gracias El domingo a la(s) 23:51 a .
Basado en un comentario de Maria Jose Garcia Yerpes en Facebook el 10 de diciembre de 2012 16:07 - Adaptado por Anksunamun
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