COMPAÑEROS DE CAMPSARED



"Podeis decir lo que pensais de vuestros encargados, de los objetivos, de la venta activa, de los cursos, de Sumando valores, seguridad, promotores del cambio, sindicatos, y todo lo que querais. Hubo en tiempos un blog de un compañero en donde mucha gente dejó sus comentarios, hoy no existe y como alternativa nace CAMPSARED BLOG, para reunir a todos los que somos COMPAÑEROS DE CAMPSARED"

Este blog, como indica en la cabecera, originariamente fue creado por un compañero llamado EXPENDEDOR-VENDEDOR el 20 de noviembre de 2008 pero problemas técnicos le impidieron actualizarlo, lo que dio pie a la creación de esta segunda etapa renovada que es la que se abre a continuación.
Como aquel, mantiene la idea de tener una plataforma de comunicación, de reivindicación y sobre todo un medio de expresión para todos los trabajadores de CAMPSARED y de REPSOL, y a la que quedan invitados cualquiera de los trabajadores de EESS sean cuales sean sus marcas.

Bienvenidos todos a este foro de diálogo e información.

Recordar que si visitais esta página por primera vez, para conocer el contenido completo de este blog desde su nacimiento, deberíais comenzar por el antiguo blog pinchando en este enlace:

'www.campsaredsprint.blogspot.com'





4 de julio de 2014

EL PODER DEL ANILLO

También se puede titular: Como convertirse en mojón sin ser consciente del olor (Autocrítica de encargado). Veamos:

Desde siempre me he preguntado por qué los encargados se avienen a soportar carros y carretas y como es el proceso de cambio que experimentan, desde que les hacen encargados de turno hasta que finalmente consolidan la categoría de encargado general, es un misterio de Cuarto Milenio; aquí trato de explicar, como se observa desde fuera.
El camino para ser encargado se inicia dando un paso al frente con los ojos cerrados, adentrándose en un parque jurásico armado de ilusiones, con un Convenio Sindical y unas ensoñaciones poéticas de expendedor colega y buenrollista, que se pierden más pronto que tarde en la obligada lucha por la supervivencia. Osea, si hay alguien que tiene que caer que no seas tu, por encima de cualquier consideración.

En tu forzado mimetismo (ése que te quiere preservar del fracaso que es la renuncia) pasas a formar parte de la jungla, te conviertes en una bestia más entre esa fauna depredadora que constituye el mando, y aún no lo sabes; tal vez jamás lo llegues a saber. Has dejado tu piel de ser humano, para transformarte poco a poco en serpiente con los sucesivos cambios de piel. Y lo peor de todo, es que empiezas a oler a bicho muerto. La ceguera por conservar tu puesto ha anulado el resto de tus sentidos y la humanidad.

Entre las muchas cosas que dejarás en el camino -ese que sigues como si llevaras anteojeras- están la honestidad, la solidaridad y por supuesto, tu valor* (puedes creer que las tienes. pero el pacto de sangre que has firmado conlleva el abandono paulatino de las mismas). Te debes a quien te debes, y al final arrinconas toda tu independencia y tu objetividad desaparece.

Has vendido tu alma a cambio de una poltrona movediza (y no por los ruedines), y entregas tu ilusión envuelta con papel de regalo. Visto y no visto. De la noche a la mañana, pasas de estar jodido, a estar superjodido y no lo quieres reconocer; esa mejora en sueldo no compensa pertenecer al lado oscuro, pero la asistencia a congresos y saraos -que aunque son pocos en época de crisis, de vez en cuando se producen-, hacen que te sientas importante, como un pollo en el horno, una celebridad que huele a naftalina, a cuarto de los trastos, pero con purpurina en las pestañas. Has dejado de ser un maldito papagayo de tres al cuarto para pasar a ser una vedette con espectáculo propio. Si no sabes manejar eso, es cuando la transformación a mojón ya es irreversible; empiezas a oler a mierda y no lo sabes, das asco y tu crees que infundes respeto.


Pero volviendo a los inicios; al poco tiempo de convertirte en encargado, emerge la pesadilla que te acompañará el resto de tus días, un miedo que se hace compañero y colega, será tu saga de Elm Street particular. La paranoia se reinventa en cada jornada, un día te asalta por que si, aparece con sus cuchillas y ¡zas!, te corta en rodajitas la serenidad para siempre. A partir de entonces, cualquier crujir de pasos, cualquier wasap intempestivo, cualquier email de tu jefe de zona puede ser el tiro de gracia. No quieres errar en tu trabajo, cualquier tropiezo puede significar volver al frente, y has descubierto que a ti te gusta la intendencia, adoras esa jaula de oro en la que vives, temes volver a estar en caja, en las trincheras, como si fuesen fosos llenos de cocodrilos, o fosas sépticas donde sobreviven a duras penas los expendedores sin futuro.

Tu no, tu tienes un futuro fantástico; eres una especie de sicario de la mafia, y aunque nunca podrás vivir tranquilo, quieres engancharte al carro de los triunfadores. Te vuelves precavido y receloso, siempre mirando por los retrovisores, te conviertes en un maldito repelente niño Vicente que cree saberlo todo y lo que falla, siempre es culpa de los demás, ese es tu lema, no quieres que te pillen en ningún renuncio: los demás son los malos y tu el bueno.  No vas estrellarte de ninguna manera ahora que perteneces al establishment.  A estas alturas has archivado tus doctrinas sociales en carpetas definitivas y cruzas los dedos cuando cualquier expendedor molesto te reclama derechos que supongan un deterioro del resultado operativo. Ahora que te ha tocado ir por la lana, lo que no quieres es salir trasquilado. Has elegido vivir sobre el alambre, eres el novio o novia de la muerte, y aunque te huela el culo siempre a mierda, tu quieres resistir. Los problemas de los demás, ya no son cosa tuya, mejor mirar para otro lado.

Es cierto que como encargado, juegas con pocas cartas favorables; ser mano y poco más, y eso provoca un miedo subcutaneo que va forjando tres tipos de encargados: los licántropos convencidos, los chow-chow, y los del hortelano, que ni comen, ni dejan comer.
Dentro del primer grupo se encuentran los más fieros, los que ladran y muerden, y carecen de conciencia; trepan a dentelladas y tienen muy claro su futuro. Luego está una manada numerosa de falderos, el pelotón de pusilánimes y acogotados. Justificándose dicha postura, en el hecho innegable de que pisan sobre terreno pantanoso, entre penumbras, sin brújula y en solitario, como un explorador en la isla de Perdidos, esperando siempre, salvar sus vidas in extremis.
En nada ayuda saber que el propio satanás (J.Z) les dió la bienvenida al submundo disfrazado con su piel de cordero, a sabiendas que esa bondad fingida no durará mucho, que pronto aquel infierno incandescente se mostrará tal cual, en cuanto cometamos un error, y lo que no queremos es quemarnos. Conocemos tantas leyendas de delegados devorando encargados que metieron la pata, que lo que no nos apetece es ser los próximos que entremos en menú. Quizás por eso, este encargado se avinagra, trocea sus convicciones, y se pone los cuernos sin remordimiento, trata de controlarlo todo temeroso de dar un paso en falso que le haga dar con sus huesos en el infierno de los expendedores acabados. La solidaridad desaparece de su imaginario de palabras.

El tercer grupo lo forman quienes creen conservar las tres virtudes que citaba al principio: la honestidad, la solidaridad y el valor, pero las tienen en una vitrina, donde todos podemos verlas revestidas de polvo, sin atreverse a utilizarlas, encontrando buenas excusas para no tener que romper esa vitrina ni en caso de emergencia.

Estos dos grupos últimos tienen un acojone visceral, aunque lo nieguen. Esa inquietud constante aún acobarda más, y tienden a fabricarse una coraza de misterios. Por eso siempre se andan con secretitos, con mentiras, es su prueba de fe ante Mefistófeles (O el que tengan como jefe de zona). Ocultan codiciosos, como una fórmula de eterna salvación, todos los mails nocivos, los rumores, las injusticias sobre colegas, las protestas, incluso los derechos. Hacen luces y sombras sobre la iniquidad para engañar la vista, o el corazón -vaya usted a saber-, preservando su asiento con cada vez mas avaricia: Si tiene que caer alguien, que caigan los demás. Tras los primeros años se vuelven superiores y mezquinos, como si la justicia saliera de su sueldo.

Un encargado sincerándose (Campsared Blog)
Plenamente integrados en la jungla, pierden la humanidad, dejan atrás la rectitud y la nobleza, la complicidad, y desde luego sacan de su cabeza aquel convenio sindical que al principio portaban ufanos bajo el brazo como si fueran las Tablas de la Ley, o un distintivo personal de decencia.

Significa que han mudado nuevamente la piel. Es por entonces, cuando comienzan a filtrar sus mensajes discriminando la palabra de "dios" (de su Jefe de Zona, vaya) bajo su propia traducción. Aquel caldero de correos infernales les pertenece en exclusiva, es su tesoro, y tu eres un don nadie para querer saber más de la cuenta. Para ti quedarán tan solo las migajas, los check-list, la morralla, los papeles que solo sirven para tirar a la basura, lo interesante, lo esencial se escribe en citrix, y constituye el gran poder que proporciona el anillo. Has pasado de ser un compañero, a ser un número que no merece destacarse.

Ultima muda, el encargado apesta a falsedad, ya es un mojón adulto. Con la seguridad que da tener las claves del tesoro de los secretos, se hacen fuertes, perversos, sus órdenes ahora son en voz alta, las contraórdenes siempre en voz baja y misteriosa, envenenada y traicionera. Son palabras que reptan silenciosas a través de la linea telefónica o en correos que te envilecen e inyectan su veneno de forma inesperada. Los secretos que cuidan sólo protegen intereses oscuros. Al sol, hasta el infierno parece un balneario; los encargados enferman de miseria moral, se transforman en lameculos.

Quienes participamos o hemos participado del hermetismo de la empresa estamos aceptando el juego de traiciones, la red de redes que despliegan sus arañas en cada zona. La comunicación es nuestra fuerza, la unión es nuestra fuerza, los encargados y los expendedores somos el mismo bando, la colaboración y el diálogo nos fortalece, la guerra de guerrillas sólo beneficia a la empresa. Si no aprendemos eso por que nos ciega la codicia de ser el perro predilecto en la jauría, estaremos dando pasos atrás en la búsqueda de nuestra justicia laboral, esa que vindicamos tan frecuentemente. El oscurantismo sólo beneficia al poder. Es una lástima que la serpiente que nos ofrece la manzana, sea tan terriblemente tentadora, y su fruto tan aparentemente apetitoso.

Un encargado en ciernes, es un pececillo en el cebo. Muestra sus dotes llamando la atención, y haciendo reverencias varias veces al día. Los tiburones le permiten vivir por que se trata de una elemento inocuo, sin importancia ni interés. Cuando se cansan lo devoran de una sentada. A encargado muerto, encargado puesto, el ascenso que les conceden (ese sillón de la oficina), es un regalo envenenado, una manzana lustrosa que se aprestan a degustar sin precaución, sin encomendarse a ningún santo, pretendiendo brillar en la constelación de estrellas rutilantes de la empresa. Pero la fruta está maldita, si no se es fuerte e íntegro su veneno te devora las entrañas y te convierte en un ser vacío. La tentación es fuerte, y el brillo del anillo, irresistible.

Hay que probar su tacto alrededor del dedo, para embriagarse del poder que desprende, aunque conlleve renunciar a los principios de equidad, compañerismo y lealtad que siempre pretendiste.
¿Qué tendrá ese sillón que aunque duela y condene engancha tanto?

Mi sillón de encargado (Campsared Blog)


* PD.: Si es que crees que aún conservas estas tres virtudes, es que la enfermedad ha hecho metástasis en tu cerebro, confundiendo tu juicio para siempre. El proceso de conversión en lobo es imparable. No hay esperanza alguna, es algo irremediable. Tu olor nauseabundo llega hasta aquí.

Dedicado a mi encargada, a quien admiro y odio dependiendo de los días.


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1 de julio de 2014

JULIO 2014, Comentarios

En pleno periodo vacacional han llegado las buenas noticias de la firma de los acuerdos que se estaban negociando, y por fin vamos a cobrar los atrasos, eso si, en agosto, para que iniciemos la cuesta de septiembre con la "mochila" llena, sin haber realizado gastos extraordinarios.
Pese a que la crisis está haciendo la maletas, las EESS aún añoran las ventas de antaño, se va vendiendo peeeero... no es lo mismo. Y a lo mejor no lo va a ser nunca, habrá que adaptarse a la nueva situación del mercado. Hay que creer en el equipo que trabaja en el laboratorio de ideas de Repsol. Tres o cuatro inventos fantásticos como el de los gamusinos, y estamos otra vez en la cresta de la ola.
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***Recordad que JULIO tiene más de 200 comentarios así que para ver del 201 en adelante teneis que pinchar en el enlace siguiente:

Leer comentarios del

 del 1 al 200  --  del  201 al 400› -

19 de junio de 2014

EL REPOSO DEL GUERRERO

El lunes pasado se firmaron los preacuerdos, el del VII Acuerdo Marco y el del VI Pacto sindical,  habiéndose jugado tanto con ellos, mezclado los ingredientes y discutido acaloradamente durante tantos meses, que algunos no sabían si hablábamos de nuestros pactos o de reformar la Constitución, dado el grado de conflictividad y oposición. Ni en el relevo en la corona se lo pensaron tanto.

De la noche a la mañana, de la misma manera que algunos descubren a dios en el STR, los compañeros de UGT, presionados por la carambola de Comisiones, decidieron sumarse al baile y bailar con la más fea, la que acababa de engañarles con un joven y apuesto sindicato en la firma del Acuerdo Marco: CCOO.  Arriesgándose al qué dirán, firmaron con ellos el Pacto Sindical por el que tanto habían remoloneado.

CCOO no ha variado su actitud desde hace meses, ha estado apretando y respirando cadenciosamente para favorecer el parto de los pactos; son tan suyos que para evitar confusiones deberían rebautizarse como los "Pactos de Avesada", para el día que tengamos que referirnos a ellos en pasado no nos hagamos líos con las cifras y las letras, que si el VI, que si el VIII... los pactos de Avesada y sanseacabó; que se firmaron a mediados del año 14, referirá la historia.

Pese a los dimes y diretes, hay que felicitarse por cerrar este pacto/parto de la burra, que espero no vuelva a repetirse, primero con el Convenio, y luego con los pactos susodichos. La demora a la espera de mejores tiempos resultó contraproducente; se conoce que hicieron caso de los augurios socialistas que escamoteaban la crisis sacándose de la chistera una simple "desaceleración",  ¡Tachaaaaan!

Me alegro que el PP haya recortado los límites temporales de las negociaciones futuras, pues en las del Convenio Estatal por ejemplo, los negociadores, cuando volvieron a casa, se encontraron con hijos que no recordaban claramente haber engendrado, y a otros les cambiaron la cerradura de la casa directamente. Solo en tiempos de las cruzadas pasaban cosas semejantes.

Volvamos al presente. El martes 16 de junio los sindicalistas estaban todos satisfechos, todos copularon para engendrar las criaturas, y cada uno advertía son satisfacción, que aquellos ojillos habían salido a UGT, la naricilla era de STR, y los defectillos, como las orejas de soplillo, cosa de CCOO.
Todos contentos, así lo manifestaron en sus comunicados, y en el fondo es muy cierto, todos deseaban pasar capítulo y empezar una novela nueva, o "ir a por la niña", por que esto no se para, y tras firmar el pacto caducado, hay que empezar a negociar el siguiente, como las series de televisión de mucha audiencia tienen que iniciar enseguida la siguiente temporada.

Ahora, el posparto es otra cosa, conlleva cierta depresión porque ninguno ha firmado los acuerdos que querían por culpa de los otros. Todos rumiaban que al final la empresa ha sacado tajada por el fiasco del tiki-taka entre los negociadores. Hasta UGT que hizo un coito interruptus para pensarlo bien (o tuvo un gatillazo de meses), ahora se queja de que el niño no se gestó con la cabeza serena y atendiendo a las consecuencias.

STR comulga y repica al mismo tiempo, como si hubiese echado un polvo con desgana, y CCOO se queja de ser un padre putativo, que no es lo que pensais, sino el que apenca con los actos de los demás. Acusan a UGT de mogigatería sindical, de andarse por las ramas, ¡Aquí jodemos todos o la puta al río! decían los ugetistas (más o menos), mientras los cocos esperaban con la pluma en la mano, ¡Pichaflojas! gritaban unos, ¡Puteros! respondían los otros (más o menos).

Los seterristas le dan también una colleja a la UGT por tarambanas, por joder a destiempo, por hacerse cargo del "hijo" de la noche a la mañana después de haber palpado las pelotas a los demás. Los ugetistas se defienden con la dignidad de un monarca: lo hicimos por los trabajadores, por garantizar sus derechos.

El caso es que la pesadilla ha terminado. En cuanto al resultado real, sabíamos que se iba a perder algo, y el que no quiera entenderlo es que ha estado enganchado a las series de la Fox y a la Play-station más tiempo del recomendado.

En España ha habido una crisis del tamaño del Everest, o debiera decir de la Fosa de las Marianas, por que todas las estadísticas se hundieron durante cuatro años sumergiéndose en la más oscura de las profundidades abisales.
El colapso de las empresas, los impagos, los desahucios y la lacra del paro ocuparon las portadas. La renta per cápita de los españoles ha caído un 8 % desde 2008. En Campsared aún cohabitamos con los peces sin ojos, el resultado operativo ha bajado un 51 % desde 2007, así que era imposible marcharnos de rositas, podemos darnos con un canto en los dientes, pues aún bailándonos los pluses, solo los de la jornada partida van a salir mellados, el resto, zarandeados por la Reforma Laboral, pero indemnes, y aliviados por el cobro de unos atrasos que sonaban a mito, y que generaciones de expendedores (de verano) habían visto pasar sobre sus cabezas sin removerles ni el flequillo.

El resumen es que baja el plus de relevo, pero la subida de atrasos que le corresponde se traslada a otro plus (digamos el "YPlus") y los atrasos de otros años tampoco repercutirán en el salario, sino que formarán también un plus ad personam que llevaremos con nosotros hasta la muerte (o el despido).

En definitiva, todo un baile de pluses difíciles de explicar y más difíciles de entender, como si se hubiesen pergeñado sobre la mesa de un trilero como insinúa STR, que teme que bajo las cáscaras de nuez desaparezca la bolita de algún dinero consolidado.

Ahora tras los fuegos artificailes toca fumarse un cigarrito, descansar, pasar página, al menos en el resto de España, porque en Madrid siguen a la greña como gatos en celo a ver quien se lleva más ratones a su redil.

Las negociaciones no cesan nunca, son como los reinados, a negociación muerta, negociación que empieza, ¡Viva la negociación! vocean en los locales sindicales cada vez que entierran una.

Ahora estarán sobre la cama, gozando del reposo del guerrero esperando hacerlo mejor en el futuro, unos haciendo carantoñas a los recién nacidos, y otros despotricando por que algo les huelen mal.

Pero tras el verano, otra vez a empezar, volverán a poner el cuerpo a punto para lucirlo entre los afiliados, afinarán sus discursos, templarán las armas, y cargarán sus dos alforjas, la de las propuestas, y la de las críticas, y en las redes sociales asistiremos a sus peleas sobre el barro, todo con tal de llevarse el gato al agua. Y es que las negociaciones no paran, no hay que dejar de hacerlas porque se pierde la costumbre ("esto es como el follar", me apunta alguien), se ponen fofos los cerebros y los músculos, y eso sería trágico para los que los que se dedican exclusivamente a eso ¡Vivan los negociadores!  No vayamos a dejarles sin trabajo, hagamos negociaciones cada año, que ya estamos acostumbrados. ¿A quién vamos a criticar si no? ¿A la empresa? No fastidies, qué aburrido.
Negociadores en plena forma (Campsared Blog)

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3 de junio de 2014

SOLO PARA TAURINOS

A las cinco de la tarde. Eran las cinco en punto de la tarde. Estaba yo como cada día, dando mis muletazos, toro va, toro viene, citando con tediosa rutina, mientras el sol canicular alargaba las sombras hacia el oeste.

Y es que ahora vienen menos "toros" que antes, más magros por la crisis, y algunos afeitados, nada que ver con esos toros grandes morlacos, astifinos, de raza, con estampa, predispuestos a una buena faena que había hace años, especialmente en ferias, de esos ahora, muy pocos. Hoy los que vienen tienen dos muletazos: ¿Unos chicles, una cocacola? – No, no-, y se acabó la lidia.

Antes si que se daban al lucimiento; llevaban ‘Gusanitos', patatas, cuatro sándwiches, almendras, bebidas para todos, prensa variada, un lubricante, chuches, si, y hasta ropa de la boutique Repsol, ¿Unas naranjas?, pues si, también, y un lavado Extra, bayeta, ambientador... el lote entero, ¡Vaya toros esos de antes!, ¡Vaya tiempos estos de ahora!. ¿Quiere usted...?, -Tengo de todo gracias, cóbreme- .

Antes cada tarde era una fiesta, una faena redonda, y el tendido rendido, y el apoderado frotándose las manos... ¿Quien? ¡el encargado coño!. -Voy a brindarte una compra completa, 80 € en carburante y otros 80 en tienda- le decía- y allí me plantaba yo, con dos cojones, muy torero, seguro de mi mismo, cuadrando al bicho con cuatro pases de trasteo. Después largas cambiadas, pases al natural, y con media verónica dejaba al toro donde yo quería, ¡qué tiempos! cargado con las chocolatinas de rigor y las ofertas de aquel mes.

Y en el tercio de varas, lubricante 10W/40 Competicion de 5 litros, y en el tercio de banderillas un juego de limpiaparabrisas para regocijo de la grada – ¡Sin hacerle falta por que estabamos en verano!- en fin, una faena completa, no le faltaba más que un carro de la compra para llevar las bolsas, total 162 con 15, ¿Alguna cosa más?, tiene estos chicles... "También, también, me llevo uno de cada". ¡Qué gusto, qué alegría!. Mi ‘apoderao’ se me acercaba con el Plan de Negocio, me abrazaba, notaba el rabo y las orejas -con muy buen rollo-, y todos felices. ¡Vaya corridas!, y es que yo era más joven, con más arrojo, pero lo dicho, también los tiempos han cambiado, los toros que ahora vienen, flojean temprano, y embisten poco o nada, sin embargo hoy ha ocurrido, como os cuento y no miento: La tarde era especial, había un murmullo extraño en el ambiente, y eran las cinco de la tarde, las cinco en punto de la tarde. Lo digo y lo repito, por que en junio se hace mu larga la jornada quillo, y aún me quedaban por delante seis horas. Acababa de ajustarme la taleguilla dentro del obrador, me lavé las manos y sentí el duende de la fiesta, el de las tardes de gloria. Pronto vi a aquel morlaco portugués, zaino como todos los portugueses, mirándome de frente, desafiándome. Enseguida me dije, aquí hay faena.

No estaba aún en los tercios cuando se vino a mí aquel toro, ‘desgalichao’ pero resuelto. Un capotazo, dos, muy bien, y le endilgo unos chocolates. Bien entregado, yo con el capote y el toro respondiendo prosiguió la faena. Primer puyazo: Un queso Don Bernardo y unos vinos. Olé. Aplausos del respetable (mi encargado digo).  Un derechazo para endosarle un arroz bomba, y al natural, con desparpajo, unas naranjas. Miré al tendido muy torero, seguro de mi mismo, y por chicuelinas le saque unos pistachos y una lata de aceite, y una media verónica para lograr unos espárragos. Delirio en los tendidos. La encargada de turno se arrancó el sujetador y lo arrojó a mis pies.

Aún estaba lo mejor por venir. Tres pases de muleta, ¡Ole, ole y ole!.  Le metí un frasco de bonito al natural y unas olivas, y una miel con el de pecho. La faena era exquisita, y el toro noble entraba a los engaños con bravura. Me sentía lanzado, nuevo pase, manoletina de magdalenas y sobaos, molinete de Gamusinos. En la barrera alucinaban. La cuadrilla me gritaba ¡torero!. El encargado gemía de gusto con la lista de ventas en la mano.

Era mi tarde, la tarde de las tardes, y en un derroche de arte y torería me dispuse a rematar la faena.Templanza. Cuadré al toro. Se hizo el silencio. El portugués sintió agonía en la cartera, y se arrancó enganchándome con el pitón derecho a la altura de la sien, -Não quero nada mais- bufó retrocediendo. Me recompuse sin ayuda, silencio nuevamente. Volví a parar, templar y ejecutar la suerte, y esta vez acerté. Aquel morlaco se vio atrapado por mi arte, y el remate de premio lo obtuve en el estoque: ¡Una paletilla de bellota!.

¡Vaya tarde! ¡Vaya gloria!. Durante el paseíllo he recogido los extintores y los cubos. Después he salido por la puerta grande y echado el cierre. Eran las once y me tenía que marchar a casa.

PD. Con respeto a la discrepancia, SI A LAS CORRIDAS DE TOROS, publicado el 30 de julio de 2010 03:44, actualizado en junio de 2014.

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