COMPAÑEROS DE CAMPSARED



"Podeis decir lo que pensais de vuestros encargados, de los objetivos, de la venta activa, de los cursos, de Sumando valores, seguridad, promotores del cambio, sindicatos, y todo lo que querais. Hubo en tiempos un blog de un compañero en donde mucha gente dejó sus comentarios, hoy no existe y como alternativa nace CAMPSARED BLOG, para reunir a todos los que somos COMPAÑEROS DE CAMPSARED"

Este blog, como indica en la cabecera, originariamente fue creado por un compañero llamado EXPENDEDOR-VENDEDOR el 20 de noviembre de 2008 pero problemas técnicos le impidieron actualizarlo, lo que dio pie a la creación de esta segunda etapa renovada que es la que se abre a continuación.
Como aquel, mantiene la idea de tener una plataforma de comunicación, de reivindicación y sobre todo un medio de expresión para todos los trabajadores de CAMPSARED y de REPSOL, y a la que quedan invitados cualquiera de los trabajadores de EESS sean cuales sean sus marcas.

Bienvenidos todos a este foro de diálogo e información.

Recordar que si visitais esta página por primera vez, para conocer el contenido completo de este blog desde su nacimiento, deberíais comenzar por el antiguo blog pinchando en este enlace:

'www.campsaredsprint.blogspot.com'





12 de marzo de 2011

CONTAMOS CONTIGO (1)

En mitad del congreso, apabullando el ruido de las voces, cortando en seco aquel rumor festivo y optimista que tienen los encuentros de gente, apareció aquel individuo adusto ocupando en seguida su sitio en la tribuna: "¡Quieto todo el mundo!", a lo que respondimos con una marejada de murmullos y un temor expectante.  Sonaron varios tiros, "¡Se sienten coño!"  dijo otro tipo de uniforme.
- Es un Teniente Coronel - Me sopló el compañero con la mirada bajo el cuello de la camisa.
- No, no - dijo otro - Es el Delegado Regional -
- ¿Y esos ruidos? -
- Los taconazos de una Jefa de Zona que retumban sobre el  parqué del escenario -

Y en efecto, se trataba del Delegado Regional de... que presentó el encuentro y a las partes intervinientes en aquella reunión tan esperada de SUMANDO VALORES que celebramos el pasado mes de febrero durante uno de aquellos días de exhaustivo recuerdo del golpe de Tejero, de ahí la licencia.
- ¡Coño, quereis sentaros y callaros de una vez! - Mandó el Jefe de zona nuevamente con su 'uniforme' habitual de ejecutivo estricto y agresivo.
- ¡A la orden señor! -  Ante todo, guardamos la disciplina militar habitual.

Previos a la reunión tuvimos café y pastas.  Eso que nos llevamos por delante antes de la exhaustiva lección de 'venta activa' que nos dió el D.R., vendiéndonos la empresa, las prácticas, y el maravilloso proyecto de Repsol gran hacedor del triunfo de la vida en la jungla frente a las fieras del desastre económico

*Apocalypto, la película (Campsard Blog)
España no va bien, y hemos de agradecer que no rueden cabezas de expendedores por los pasillos como cráneos de indígenas por las pirámides de 'Apocalypto'.*

Esta es la única empresa encaramada siempre al ático del IBEX, con permiso de Telefónica que es la dueña del ático y hasta del pararrayos.  Da igual que el mundo hierva en convulsas batallas ideológicas y en conflictos territoriales, los zahoríes de Repsol son los más listos, y con su rama de avellano descubren bolsas de petroleo debajo de las piedras, entre la arena del desierto, separando las aguas de los mares con un convencimiento bíblico, o inventando el futuro por las selvas perdidas de Brasil.  El caso es que por cada 100 barriles de crudo que comercializa, descubre 131 para explotar con posterioridad.  Aunque quisiéramos, nunca podríamos vender naranjas a ese ritmo.  Se llama Tasa de reemplazo, una gallina ponedora que trabaja a destajo, como un rumano 'sin papeles'.

Los beneficios netos del año 2010 fueron de 4.693 millones de euros, aunque de las gasolineras sólo obtuvieran una pequeña parte, lo que es la calderilla del Dowstream (¡Las monedillas sueltas vamos!), el 'chupito' después de la comida.

Estas reuniones resultan instructivas, nos cuentan las bondades y las grandezas de la empresa, los logros y propósitos, buscan sacar lo bueno que nos queda dentro del corazón,  para entregarlo en la causa del 'trabajo',  venden misericordia por esfuerzo, y miedo por laboriosidad.  Por lo demás son reuniones festivas, cumplen el objetivo de estimular el ánimo, aunque en el váter y en la calle, mientras fumamos un cigarrillo transgresor, las cosas son más críticas, y se habla más en crudo que en ceremonial de cortesías alegres que hay en el auditorio.

En lineas generales, estos encuentros de Sumando Valores, suelen ser citas bien recibidas y agradables, donde volvemos a ver a viejos compañeros, donde cruzamos frases cómplices con otros seres del planeta Repsol y su satélite de Red.


Nos insuflan doctrinas:  Somos un Grupo poderoso, somos un colectivo de la hostia, que trabaja en una empresa guay, que se preocupa mucho de la seguridad y el medioambiente, y de los territorios marginados de Sudamérica,  y que nos tiene contratados con el esfuerzo y sacrificio de muchos directivos e inversores que aminoran  sus beneficios por nosotros, por mantener los puestos de trabajo.
Si recogieran donaciones pasando algún cestillo como en misa, hubiésemos vaciado las carteras para premiar a esta ONG,

Por eso, y no por mucho más, agradecimos con vivas a la empresa y al Delegado Regional, a su señora esposa y a su madre, el permitirnos pertenecer a un grupo tan selecto de trabajadores 'esenciales',  salvados de la quema de un ERE, por el talante bienhechor de un Oskar Schindler guipuzcoano como el señor Apoita, a la postre Director de Campsared.

Es el momento friki que pone guinda a estas reuniones en las que ya nadie recuerda los beneficios descomunales del pasado que ninguna persona repartió con nosotros, y otras lindezas semejantes.



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2 de marzo de 2011

AL QUE MADRUGA...

Hay mañanas que no estás para nada, sobre todo en invierno. Te levantas sobresaltado por que el despertador, te ha arrancado inmisericorde del más profundo y placentero de los sueños.
Abandonas tu lecho calentito, te cepillas los dientes y te aseas, con un ojo cerrado y otro abierto, ¿No me abré levantado una hora antes?,  ¡Vaya sueño!
Llega el momento de ponerte la ropa, te sacas el pijama que aún guarda restos de calor, y te enfundas el saco de patatas azul.
Ahora si, abres los ojos completamente por que ya casi no te reconoces cuando te ves en el espejo, y quieres cerciorarte de que eres tu en verdad.  Te observas  con tu uniforme puesto, que aunque a nadie le sienta bien, a ti te acerca al esperpento, ¡Cómo pasan los años!, ¡Cómo se viene la muerte tan callando!.  Si hubieses estudiado como tu primo Antonio, tendrías un puesto destacado, y aún estarías en cama otro ratito, por que las calles las ponen los currantes, antes de que despunte el sol, esto es así.
Cuando ya has visto que no tiene remedio, que has alcanzado las más sublimes cotas de pobreza, que pasas de cuarenta, y no neguemos la mayor, que tus mejores tiempos han pasado, tuerces el gesto con la resignación de lo que ya es inevitable, y caminas hacia la puerta, despacito, en silencio para no despertar a nadie, pensando que al menos tienes un trabajo donde agarrarte.

En la calle se desperezan tus sentidos mejor que en ningún sitio. Mientras caminas hacia el coche, tu rostro va perdiendo los últimos vestigios de calor y recuerdo que guardabas de la cama.  Aceleras el paso , no por que tengas prisa por vender leches en vinagre, o aceitunas o quesos de la Mancha, corres por que la helada se sube a tu nariz, arreando como un jinete olímpico, mientras que las mejillas sufren impávidas los rigores del  frío invernal.

Cuando llegas al coche y ves el parabrisas recubierto de escarcha, comprendes en una asociación de ideas ligera, que has llegado hasta el punto de convertirte en un vampiro. Sales de noche, tu piel tiene un aspecto y un tacto cadavéricos, has perdido la sensibilidad, el olfato, tienes ojeras y una palidez mortuoria.  Estás frío como la misma muerte, no te reflejas ni en el cristal del parabrisas,  y además , te dedicas a sacarles la sangre a las personas desde tu sibilino puesto de vendedor de gangas con denominación de origen.

Pones tus pobres manos arrecidas en marcha raspando ese cristal con cualquier cosa, con las uñas, buscándo las cosquillas al coche, con un CD, como si andarás restregándole tu música por las narices, o bien con el famoso rascador que casi nunca encuentras, y sin embargo manejas con destreza, como un ejercitado peluquero, peinando a raya con virtuosismo los cabellos vidriados del vehículo.

Por fin entras en un compartimento recogido, resoplas, te echas el aire sobre la nariz que es un carámbano plantado entre tus ojos. Has encendido ya el motor,  y mientras se calienta, despide un vapor blanco escandaloso que convierte tu barrio en un distrito londinense. Apenas sientes el tacto de tus manos, y buscas ávido que cada ruedecilla de la calefacción funcione y expulse esa corriente cálida y reconfortante  que inunde pronto el habitáculo del coche posibilitando la existencia de vida humana en su interior.

Despues de conducir un rato, aún aterido, adormilado, con el piloto automático encendido, te presentas en la gasolinera sin saber como ni por donde has llegado, ha sido un ir-venir por una dimensión desconocida de la que no recuerdas nada.  Me parece que se llama  'rutina'.

Allí te está esperando el compañero con los ojos empapados en lágrimas, ¡Ah no, que es sueño solamente!
Cruzáis los buenos días y comentáis los chismorreos de la jornada precedente, vuestra reunión preoperativa personal, lo habitual entre colegas, pero sin mediar una caña de cerveza.
Cuentas el cambio, bostezas, miras tras los cristales como se despereza la mañana. Tienes un calendario a tus espaldas al que de vez en cuando echas un ojo repasando los días que quedan hasta llegar el  día de ingreso de la nómina. Bostezas nuevamente. Pones el horno a calentar, y ese calor y aroma a pan reciente reconfortan tu cuerpo y animan las neuronas, te vas aposentando, tu mente empieza a trabajar, entras en fase on line  a tu pesar.

Aparecen los primeros clientes, no los curritos condenados como nosotros a lubricar los ejes y rodamientos de la maquinaria nacional, sino esos otros a quienes echan de sus casas a horas intempestivas, cazadores, ludópatas, juerguistas y sexo-filos perdidos, toda la fauna indómita sin casa, sin horario, sin justificación para campar al alba como gallos expulsados del gallinero.  Ésos empiezan su trasiego mezclados entre los que trabajan de verdad.  ¿Dónde cojones vais a estas horas?,  dan ganas de decirles, con lo felices que estaríais en la cama, arrebujados, en caliente,  y descansando en vez de estar dando la murga por ahí.
Si álguien les obligase protestarían airados reclamando justicia laboral, pero, como lo hacen a gusto, pues su sarna nos pica a los demás, ¡Venga cafés, venga Red Bull, venga tabaco!, desde el primer momento ya metes la segunda y a rular. Ha comenzado el "día de la marmota".

Empieza la jornada de verdad, cobras tus  primeras 'perdices'  hasta que llegue el mediodía, que es cuando da comienzo el tiempo de la caza mayor,
- Tenemos unas naranjas estupendas ¿Quiere llevarse una o más cajas? ¿Y un jamón? -

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PD.: Agradezco la colaboración en este artículo de Jorge Manrique y  Groucho Marx.


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1 de marzo de 2011

MARZO 2011, comentarios

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18 de febrero de 2011

REGRESO AL FUTURO (2ª PARTE) Versión extendida

VERSION EXTENDIDA, MUUUUY EXTENDIDA 
*Ojo, leer antes la 1ª parte 


La tienda era espectacular, como una discoteca de la costa. Varias torretas con productos, muchos juegos de luces, había pantallas grandes con imágenes, espejos, música, y varios  rayos laser que dibujaban figuras de refrescos en 3D sobre una plataforma giratoria.  Y las neveras y las baldas estaban adornadas con luces led  y múltiples pantallas alargadas de video donde anunciaban promociones,  tantas que no sabía si estaba en una tienda de chocolatinas  o de discos blue ray.

La gente ya no pagaba con tarjeta, ponía la palma de la mano sobre una placa oscura de cristal, y ésta aceptaba el crédito según tu huella dactilar, "Sr. Antúnez, crédito ilimitado".  Miedo me dió que me pidieran el saldo de mi mano. "Joaquín Rodríguez, saldo total 7,50 €",  ¡Vaya tela!.

Me sorprendió que los expendedores fueran viejos, pero más viejos que la tana, como mi abuela, tenían más de setenta. Andaban con dificultad, la expendedora tenía gafas de culo de botella, era bajita y un poco jorobada la pobre, se equivocaba sin parar por que su vista no daba para mucho a estas alturas.  Erró varios prepagos, y cuando eso ocurría, castañeteaba los dientes irritada debido al uso de una prótesis dos tallas superior, que le agrandaba la sonrisa y la boca, y eso la afeaba aún más.

Su compañero era otro caso,  barrigudo, calvete, con la ropa ceñida mostrando parte del ombligo, y estirando hasta el límite la publicidad que lucian en sus polos, etiquetados de anuncios comerciales desde el cogote a la cintura.  Leche Pascual, Banco de Santander y Telefónica eran algunas de las marcas que pude distinguir.

Eran dos viejos entrañables.  En la zona de caja tenían las fotos de sus nietos, y varios botes de pastillas y cápsulas con que calmar sus muchos males. La expendedora, de cuando en cuando, incómoda seguramente por el tamaño de aquella prótesis descomunal, se quitaba la dentadura y la guardaba dentro de un vaso de cristal que ocultaba junto a la bollería.
Me pregunté por que no estaban dando de comer a las palomas en un parque, pero...¡Caramba!,  toda la gente que había a mi alrededor eran ancianos, estaba en 'Jubilandia'.
- ¿Esto que es?, ¿Benidorm? - Le pregunté a otra abuela que iba vestida con uniforme de expendedora-vendedora, y que me pellizcó un carrillo diciéndome con su sonrisa desdentada:
- Que chico más simpático, ¿Quieres un caramelo? -

¿Que ocurría allí?,  - ¿Es la gasolinera del INSERSO? - Le pregunté inocentemente al viejo
- Mi joven amigo -,  respondió el carcamal ,  "Hace diez años volvieron a ampliar la edad de jubilación hasta los setenta y cinco años" -
- ¡No me jodas! - Grité desde lo mas profundo de mi alma, y entonces todo el mundo volvió la vista, - la poca que tenían -,  y toda aquella peña de abueletes, canosos, casposillos y con artritis se me quedó mirando, unos alerta por si robaba sus carteras, y otros serenamente, con esa santidad que sólo otorga la vejez.

¿Que habíamos hecho?, Estaba en el planeta de los rancios, todos estaban en las últimas, cojeaban, tenían temblores en las manos, tos carrasposa y problemas de memoria.  Iban andando despacito de un lado al otro de la pista, y por la tienda, con esos pasos cortos, inseguros y delicados con que caminan los abueletes  ayudados de su bastón.

¡La virgen!, Cuando me di la vuelta aparecieron varios expendedores más, era el relevo, más ancianitos adorables. Una expendedora fondona, con permanente y rizos blancos, como con una nube de algodón cubriendo su cabeza, con las gafas colgadas en el cuello de un cordón, y otro que andaba en taca-taca, tan ufano, tan sonriente, dando zancadas decididas en su artilugio de metal  "¡Ya sólo falta un año para que me jubile!" - decía contento - Esto hay que celebrarlo con un 'chupito' de jarabe para la tos -

Estaba alucinando.  Me salí del camino de baldosas amarillas.  Un 'segurata' de unos 80 años me llamó la atención  - "En mis tiempos no se colaba nadie, ¡Bribón!" -
Era una pesadilla, me tembló todo el cuerpo, y no encontraba a mi taxista del espacio, tropecé, la gente me miraba como quien ha descubierto un bicho raro, un espécimen sin catalogar.  Mi indecisión formó cierto revuelo.  El segurata siguió con su retahíla - "En mis tiempos la gente respetaba la fila..." -
Un puñado de viejos se puso a criticarme: - "¡Menuda juventud!,  ¡Golfo!,  ¡Hermafrodita!" -

Al oído de las voces, y ajustándose el sonotone en una oreja, salió de la oficina el encargado, un tipo chiquitajo, de unos 70 años, con los pantalones cagados, como si tras la ropa, llevara unos dodotis.  Andaba como todos, manejando su artrosis con fastidio, cojeando, y se apoyaba en un bastón delgado, azul oscuro,  de aluminio.  Un dibujo que mostraba en un lateral, me descubrió que era un bastón corporativo, decía: "Repsol, por la integración de los abuelos"

Aquel sujeto calvo, que como dije andaba a pasos cortos, se detuvo ante mi, miré sus ojos, y tras aquellas lentes gruesas descubrí una mirada conocida, ¡¡LA MÍA!!.

Ambos quedamos aterrados, ¡Estaba ante mi mismo en el futuro!.  Entre nosotros no medió palabra, solo un pánico horrible dentro del calzoncillo,  y al menos él llevaba dodotis.  ¡Era yo mismo, había ascendido, cumplido los setenta, pero aún estaba trabajando, intentando alcanzar el mínimo exigible para conseguir la pensión!
Entre el tumulto y la sorpresa le oí decir: "No siento las piernas" antes de caer fulminado ante mis ojos.

El expendedor del taca-taca fue el primero en llegar - Hay que llamar a una ambulancia, es un infarto -
Con sus 69 años, aquella expendedora del pelo de algodón trató de hacer una llamada sin acertar los números en varias ocasiones, por que además era miope perdida,  y tenía lapsus de memoria  - "¿Donde decíais que tenía que llamar?"
Afortunadamente, vino enseguida una ambulancia.  Los enfermeros, dos ancianos de unos 67 y 70 años, se apresuraron, - algo que lógicamente es un decir - a trasladar el cuerpo de mi  'yo'  hasta el vehículo.
Uno de ellos tenía un soplo en el corazón, y otro ciática, así que se tomaron algún tiempo en el traslado.  Apenas tenían fuerza para llevar esa camilla que contenía mi 'cuerpo' cada vez más ausente.

Con las prisas y nervios, el conductor que estaba en prácticas a sus 70 años, equivocó las lentes de lejos y de cerca, y al arrancar chocó con un repartidor de pizzas que tendría por lo menos 65 años.

El caos produjo que otro coche conducido por otro octogenario, se estrellara contra uno de aquellos surtidores transparentes tan bonitos que saltó en mil pedazos entre explosiones, llamas y gritos de terror.  El escenario se convirtió de pronto en la 'jungla de cristal'.
- La he 'liao' parda - Le dije al hombrecillo.
- Volvamos al pasado - Me advirtió - Cualquier intervención podría causar una terrible paradoja -
- ¿Eso que es?,  ¡Como cuando nos falla la Solred  los días de más jaleo? -

El 'segurata' salió a ordenar el tráfico. -  "En mis tiempos no había tanto gamberro" - Repetía.
La discusión se interrumpió cuando se presentaron ruidosos y apresurados los bomberos.  Era un grupo de fortachones aguerridos también de edad provecta.  Descendieron de su vehículo, no sin dificultades, por que los años no perdonan, y entre los seis tendrían quinientos años por lo menos, y eso le deja la espalda deslomada a cualquiera.
Rescataron a los heridos pero enseguida se marcharon pues uno de ellos del esfuerzo, se les cagó en los pantalones y tuvo un golpe de ansiedad después.

Mientras tanto, el cuerpo de mi 'yo' seguía en el suelo, triste, sin color, sin aliento, sin jubilación...
La expendedora de dientes de caballo había acotado el sitio con dos conos y el cartel amarillo de suelo deslizante.  La que estaba sin dientes me puso encima un cartel de 'Fuera de servicio' y me miraron.
- Si nos hubiesen enviado ya al cursillo de primeros auxilios -  Comentaban.

El 'segurata' seguía ordenando el tráfico: "En mis tiempos los bomberos eran unos machotes"

Entre los conductores que estaban repostando, había un médico de un hospital cercano de unos 77 años, que ayudado por su enfermera de 72, se hicieron cargo de la situación.
- ¡No pasa nada, tranquilos, todo está controlado! -

El galeno se puso manos a la obra.  Comenzó a ejecutar con ritmo y diligencia un masaje cardíaco al monigote de mi mismo.  Todo iba bien hasta que se descoyuntó el hueso del brazo del esfuerzo.
La enfermera se puso a hacerme un boca a boca,
-Quedarse quietos, quedarse quietos - Repetía.

Tras tres o cuatro intervenciones y alguna manipulación extraña, levantó la cabeza, nos miró a todos compungida y explicó: "Se me salió la dentadura y está encajada en su garganta, no la puedo sacar".

Un taxista de unos 95 años, introduciendo sus dedos en la boca, trató sin éxito de rescatar aquella dentadura encasquetada, pero no hubo manera.  En diez minutos, mi historia estaba terminada.
- ¡Con lo joven que era! - Comentaban.
- Aún le quedaban cinco años para la jubilación -
- No somos nadie -

Quedé pasmado, casi tan muerto como mi propio yo futuro, ¡Que desazón!, ¡Qué malestar de tripas!,  no es como ver morir a un hamster o al pez de tu pecera, era mi propio yo, mi vida, algo frustrante, como viajar a tu niñez y que tu madre te castigue sin salir, viajar hasta tan lejos para nada, para asistir a tu temprana (es un decir) despedida de este mundo.  Eso si que es ir a mear y no echar gota, el colmo de los colmos  como el ahorrar toda tu vida para viajar hasta Cancún, y que una vez allí te mate una tormenta tropical de fuerza 4,  ¡Habrase visto!
- Nunca debimos de venir - Me consoló aquel viejecillo - Nos marchamos -

No hubo acojone, ni tristeza, ni dolor, ni vergüenza en aquel regreso, tal vez algo de rabia de no poder intercambiar unas palabras con mi mismo ¡Quién me oiga!.  Saber si tuve esposa e hijos, de preguntarle a mi otro yo: ¿Y el Madrid que?  ¿Otra vez campeón de Europa?.  No se, saber cuando dejó de haber SPO's en las gasolineras, si Harry Potter seguía haciendo películas, o si el hombre llegó a la luna nuevamente...
Mi chofer me miraba.  Estaba hablando sólo como si echara en falta a mi otro 'yo'...

En un decir amen, como si un rayo se hubiera detenido, aparecimos nuevamente en el presente, con un frenazo de esos que queman ruedas en las 'pelis', estacionados junto al monolito, impregnados de olor a polvora centrifugada con estrellas de otra galaxia.
- Amigo mío, hemos de separarnos -  Me dijo el abuelete.
- ¡'Pa'chasco'! - Contesté - Tengo las calles llenas de domingueros queriendo repostar, y a mi el futuro..., como que no me ha convencido -

Un apretón de manos selló nuestra amistad, y antes de que arrancara su artefacto, no pude resistir hacerle una pregunta:  "¿Volveremos a vernos?"
- Tal vez en el futuro - Respondió.

Mientras daba el acelerón, le voceé los números de mi teléfono: - ¡Seis, ocho, tres, veinticuatro, noventa, dieciseis!, Si vuelve llámemé -

Supongo que ya no me escuchó.  Salió zumbando de este mundo.  El explosivo coche se esfumó en otro acelerón brutal frente a la zona de lavados.

- ¿Ha sido un ovni verdad? -
- ¡Si hombre!, ¡Y me ha 'dejao' un cargamento de naranjas de Marte! -

Parece broma, pero vendí la torre entera de naranjas a todos esos lechuguinos que estaban en la pista esperando:  "¿Unas naranjas marcianas?"
- Si, si, pongame dos, ¿Y son de Marte de verdad? -
- Pues ya lo ha visto, me las trae 'mi marciano favorito'




¿FIN?










Una producción de
Campsaredsprint2
para
Campsared Blog

Dirección
Anksunamun

Vestuario
el corte inglés

ambientación
Campsared S.A.

decorados
Repsol

Efectos especiales
La internete

peluquería
la de mi barrio

catering
la nevera S.A.


Expendedor..........................Julian Lopez

Viejales.........................Eusebio Poncela

Expendedora dentuda..............Nathalie Seseña

Expendedora sin dientes........... Marisol Ayuso

Expendedor gordo...................Alfredo landa

Expendedora refuerzo...........paisana del lugar

Expendedor taca-taca...........paisano del lugar

Encargado...........................Pepe Viyuela

Conductores ambulancia.......... Nacho Guerreros
Eduardo Gómez

Grupo bomberos...................Equipo Chanante

Médico...............................Mario Peña

Enfermera.........................Marivi Bilbao

Taxista.........................Ernesto Sevilla

Cliente naranjas..................Joaquín Reyes

Las viejas.........................dos paisanas

Nuestro agradecimiento a la Federación burgalesa
de Jubilados y pensionistas en la realización
de esta película.




Todos los personajes
que aparecen aquí
son ficticios,
cualquier parecido
con la realidad
es pura coincidencia


exteriores rodados en
E.S. ¿?

(Burgos)

2011

CAMPSARED BLOG










Aquella tarde, ya en mi casa, recibí este mensaje inesperado por el movil:

"Las SPO's se siguen vendiendo, pero en cápsulas,
Harry Potter ha hecho su peli nª 17:  'Harry Potter y su nieto. contra el mago de Andrómeda'
Y el hombre si, volvió a la luna, vive allí, y hasta tiene gasolineras de Repsol para los vuelos espaciales, estuviste en una de ellas.


Mando  foto de unos amigos en su día de libranza".
Trabajadores del futuro (Campsared Blog)
VOLVERÉ...
*



Antes de leer este relato deberías dirigirte a REGRESO AL FUTURO (1ª Parte) y leer el principio de esta historia.








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