COMPAÑEROS DE CAMPSARED



"Podeis decir lo que pensais de vuestros encargados, de los objetivos, de la venta activa, de los cursos, de Sumando valores, seguridad, promotores del cambio, sindicatos, y todo lo que querais. Hubo en tiempos un blog de un compañero en donde mucha gente dejó sus comentarios, hoy no existe y como alternativa nace CAMPSARED BLOG, para reunir a todos los que somos COMPAÑEROS DE CAMPSARED"

Este blog, como indica en la cabecera, originariamente fue creado por un compañero llamado EXPENDEDOR-VENDEDOR el 20 de noviembre de 2008 pero problemas técnicos le impidieron actualizarlo, lo que dio pie a la creación de esta segunda etapa renovada que es la que se abre a continuación.
Como aquel, mantiene la idea de tener una plataforma de comunicación, de reivindicación y sobre todo un medio de expresión para todos los trabajadores de CAMPSARED y de REPSOL, y a la que quedan invitados cualquiera de los trabajadores de EESS sean cuales sean sus marcas.

Bienvenidos todos a este foro de diálogo e información.

Recordar que si visitais esta página por primera vez, para conocer el contenido completo de este blog desde su nacimiento, deberíais comenzar por el antiguo blog pinchando en este enlace:

'www.campsaredsprint.blogspot.com'





9 de octubre de 2013

TRABAJADORES DE PROVECHO

Repsol inició una campaña el 17 de septiembre de 2013 entre los empleados, basada en promover los valores de la Compañía, los tres de siempre: Integridad, Responsabilidad y Transparencia, y dos nuevos, Flexibilidad e Innovación. Se aparta de momento, por motivo desconocido la Seguridad que había sido uno de los puntales de la Compañía hasta la fecha (aún podeis consultar los antiguos valores en la Web de Repsol, que la incluyen entre los favoritos). Precisamente por ello se han pulido al negro que la promocionaba ( ¡Vaya por dios!, a ver si nos van a llamar la atención, y es que...); no se puede estar seguro de nada, bueno, pero nos queda el chino.

Este asunto de la campaña, ha llegado justo en mitad de la discusión sobre si nos dan el dinero de los atrasos, o lo siguen guardando para cuando seamos mayores.  Es evidente que como cortina de humo viene que ni pintada, cualquiera pensaría que quieren distraernos y han dicho, venga, 'palante' con la "operación despiste"
El caso es que para estimularnos en la tarea nos obsequiaron con un cuaderno de anillas y hojas cuadriculadas para que anotemos las ideas y propuestas que se nos ocurran al respecto, un bolígrafo con la leyenda "Sumando valor al equipo Repsol", y dos folletos, uno largo y propagandístico, y otro resumido para mentes perezosas (yo me he leído solo el pequeño, y el otro por encima, shisss).

La idea es colaborar para que las relaciones con la empresa mejoren y se aporten ideas productivas (para que el resultado operativo sea mejor fundamentalmente), que todos seamos seres felices, comprensivos y amantes incondicionales de la marca.

Con todo, una de las cosas que me gusta de veras es que por cada propuesta vayan a donarse 10 € a la Fundación Repsol para que colabore en proyectos solidarios, alguno por cierto, de los humanitarios, podía quedarse en casa, osea tocar de cerca a los que también lo pasan mal en este país, con todo el respeto para los indígenas peruanos, bolivianos, colombianos y brasileños.

El época de vacas gordas estaba bien repartir fuera, dedicar dinero a proyectos churrierescos,  y volcarse en detalles con el 2º y 3er mundo, pero en este momento, no estaría de más barrer un poco para casa, y ocuparse de los desharrapados españoles que los hay a patadas en cada oficina del INEM, o en cualquier barrio periférico; basta esperar a que anochezca para verlos hurgar en los cubos de basura, y eso quiere decir que aquí las cosas no van bien.

Sin embargo, algo me dice que el personal que trabaja en Campsared resulta tan insignificante, apenas una cuarta parte de los 24.000 empleados de Repsol, con más de 80 nacionalidades, que para hacernos ver -en España, digo- tendríamos que hacer una carrera popular con uniforme (o sin el, al más puro estilo Spencer Tunick).  Así que, con suerte solo llevaremos alguna pedrea en el reparto de viajes fabulosos que ofrecen: "¡Viaje a alguna de nuestras instalaciones!" (sic). Espero que no sea a mi antigua estación de servicio, ni a la estación que tengo en frente, que ya la tengo más que vista.

Siempre que se realizan concursos como estos, o entrevistas de Sumando Valores, salen elegidos gente muy recta, con valores magníficos, gente a la que habría que condecorar de inmediato o levantar un monumento en su barrio. Me los imagino como voluntarios olímpicos, o pasando la cestilla en la iglesia, donando sangre cada miércoles por la tarde y presidiendo la APA con vocación de padre de los que tienen un Oscar en el salón de casa, de esos que ponen: "Al mejor padre y al mejor marido".

Cómo compararme con ellos, dicen cosas como que. "somos un gran equipo que estudiamos las necesidades de los clientes" o que "buscamos proyectar la imagen de dinamismo que representa la empresa", "En colaboración con nuestro jefe de zona preparamos estrategias de venta; Repsol proporciona los medios y nosotros desarrollamos el trabajo con eficiencia". (Leer ejemplo real)

En fin, siempre que leo a una de estas almas virtuosas se me suben los colores y me dan ganas de darles un abrazo, de recoger firmas para que les entreguen algún premio o que les dejen dar el pregón de las fiestas de su pueblo. Me imagino al Papa, a Mahatma Gandhi y a la Madre Teresa hechos de la misma pasta que ellos. Me hacen sentir tan mal trabajador que me meto en el obrador y echo unas lágrimas de cocodrilo, para conservar la dignidad.

Ninguno de estos dice jamás que están muy mal las cosas, que somos poco personal para tantas exigencias, que llevan varios años sin cobrar los atrasos, o que su jefe de zona es un explotador sin entrañas. Todo son parabienes y buenas palabras. Hasta compañeros que tuve en el pasado, alguna vez los han captado y han hablado por esos medios, y ahora parecen duplicados salidos de una vaina, tienen la misma cara, el mismo pelo y ojos, la misma barriga prominente, pero sus palabras son de alabanza, como si les hubieran abducido y lavado el cerebro, y pienso ¡Qué éste no es mi Jose Mari, que me lo han cambiado!, que antes era un cabroncete con cara de pillo, un heavy de suburbio y ahora es un salesiano adulador que pide la paz en el mundo.


Después de observarle a ambos lados de la cabeza a ver si tiene hecha alguna incisión donde pudieran haberle introducido un chip o que le sobresalga algún cable detrás de las orejas, nada, me quedo pensando... y eso quiere decir que no soy un buen empleado, y mucho menos un encargado ejemplar, que todo el mundo sabe deben obedecer ciegamente sin plantearse prejuicios ni tener ideas propias, sin pensar nada, y mucho menos cuando les van a entrevistar, que entonces cantan en gregoriano y como mucho advierten: "Dios aprieta, pero no ahoga", dando por bueno que la empresa nos quiere como un padre exigente, para que seamos trabajadores de provecho.

En fin después de estas entrevistas es posible que nos abochornemos de aquella vez que tuvimos pensamientos malsanos respecto a aquella compañera, o que pensamos mal de ese colega, que han resultado ser apóstoles de la bondad y ejemplo para todos.
Yo por si acaso voy a ponerme a pergeñar ideas, aunque sean de bombero jubilado, para que al menos les den los diez euretes a los peruanos, para el proyecto ése de comprarles una cocina decente, con placa de inducción y un horno pirolítico.

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1 de octubre de 2013

OCTUBRE 2013, comentarios

Empezamos octubre con la incógnita de si cobraremos los atrasos en su totalidad, una parte, o si bien tendremos que seguir esperando. Los sindicatos continúan negociando con la empresa el VI Pacto Sindical 
¿La solución este mes?


***Recordad que OCTUBRE tiene más de 200 comentarios así que para ver del 201 en adelante teneis que pinchar en el enlace siguiente:

Leer comentarios del  1 al 200  --  del 201 al 400› -- del 401 al 600›
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27 de septiembre de 2013

ENCUESTA

Por Vendedor Activo

Cambio de rumbo. Resulta que de un tiempo a esta parte, son los propios clientes los que nos analizan, y puntúan bajo su profesional criterio, como trabajamos y la imagen que ofrecemos al público. Mediante 11 preguntas 11, se le hace un cuestionario al que quiera rellenarlo, ofreciéndole puntos para que cambien por regalos al darse de alta. Ese es el reclamo, porque en la piel de toro no hacemos nada por voluntad propia, sino siguiendo el número de serie de los billetes, o su olor, o incluso a cambio de cuatro trastos sacados de los chinos, pero regalados, oye, que de lo que es barato lleno el hato.

Los que no usan tarjetas de crédito son captados por las tarjetas de fidelización o descuento, cuyos dueños empiezan a estar hartos de tanto plástico; por cierto, y para esto último no hace falta un estudio estadístico, sino una jornada de trabajo en cualquier comercio con colas en los cajeros.

De esta forma, tenemos un grupo estadístico formado por una minoría de gente que casi no sabe lo que es un banco y guarda su fortuna en calcetines, a la que se le pregunta, si les hemos ofrecido alguna tarjeta ¿?, o al que venía a por aceite Repsol para su coche, por quinta vez sin éxito, debido a no se qué problema con el nuevo proveedor, y como si fuera cachondeo le preguntan que si la oferta se adaptaba a sus necesidades... Qué graciosos.

¿Qué opinión pueden tener de un comercio donde cada vez que van el empleado se está haciendo un bocata? (¡dichosos bocadillos!) ¿O un cafecito?, ¿O leyendo la prensa? (En realidad está comprobando el albarán o la devolución, pero que saben...).  Y encima, con las mismas manos que sirven "gasoi" hacen bollitos, que vaya usted a saber que sabor tienen. Además, al final te lo tienes que servir tu, por solidaridad, porque ves al chaval o chavala liados con tantas historias, que coges la manguera y te pones, pero claro, pagando lo mismo; qué jetas.

La eficacia y fiabilidad de estas encuestas es proporcional a la racionalidad de los hábitos consumistas de nuestra querida patria. Solamente hay que ver con que calma nos tomamos la subida de 1 céntimo en los carburantes anunciada en los medios, sin mirar si se refiere a la media o a la gasolinera de nuestro barrio. Asimismo, nos vemos reflejados cada temporada de rebajas en un centro comercial, donde se compra aunque no haga falta, o cuando abren uno nuevo y nos juntamos 10.000 personas el día de su inauguración, como si fuera a cerrar al día siguiente.

Viendo esto, no me extraña que, a cambio de un rascador de espalda o un bolígrafo de tres colores, vendamos nuestros datos a empresas, que los manejarán a su antojo si no andas espabilado.

Yo la encuesta la rellenaré al estilo que uso para hacer la quiniela: Sin mirar donde pongo la cruz y sin entretenerme, que va a empezar el programa de María Teresa Campos y no quiero perdérmelo.

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6 de septiembre de 2013

SOLOS

Por estas cosas de la crisis no se han recortado las plantillas, no, eso dicen, pero se han exprimido hasta sacarles el último jugo de las venas. En vacaciones, recorro nuestras estaciones, como si me hicieran un descuento bárbaro, como si fuera a salirme gratis un repostaje de cada dos por ser empleado de Repsol, pero solo es vocación de peregrino, de colega que viene a ver como padecen otros, para aliviarme de mis propios males.

Y está bien claro que me alivio, como un curioso que observa el mal ajeno, como un fotógrafo de guerra que recoge instantáneas de caras embarradas y exhaustas, casi sin esperanza. De viaje, puedes ver a nuestros esforzados compañeros poniendo cien ojos en cien tareas distintas, y afrontando las avalanchas más solos que la una. Parecen los últimos de Filipinas, siempre a punto de caer desmayados y abatidos, siempre con cara atribulada, como de no ir al váter de ocho en ocho horas, y estar abandonando el tabaco y hasta la hora del bocadillo forzosamente, per collons.

Donde perduran dos personas, una deambula por la pista, entre clientes despistados que no saben si echarse o dejar que les despachen, pues la costumbre es la costumbre. Pero ahora hay que salir, corretear por las calles si es preciso, y señalar como el Colón de Barcelona siempre hacia la caja, para que pasen y vean el escenario que ha preparado nuestro responsable de marketing y el show que esté dispuesto a presentarles el expendedor-cajero, vedette en otros tiempos, y ahora taciturno repetidor de frases hechas: ¿Le pongo un...?

Sin embargo, noto que la tristeza se ha adueñado de los expendedores, ya no hay tanta viveza como antes, tal vez el peso del verano, o la ausencia solvente de los compañeros habituales, hacen que los expendedores que yo he visto, tuvieran cara de cansados, de taquilleros de un peaje continuo, ya no hay ofrecimiento risueño y optimista, la soledad del puesto los ha transformado en bustos parlantes sin ninguna gracia, y hasta cierta desgana.

Los encargados nunca están a la vista, y si aparecen, lo hacen sin alegría, arrastrando los pies, siempre con papeles en la mano y una mirada desangelada, de condenados a cuarenta años y un día. Falta chispa en nuestro trabajo. Se vende menos, también se ofrece menos, y los trabajadores ya no son lo que eran, eso si, por la pista siempre hay una chica con chaleco amarillo que busca hacer cientes mano a mano, como los que venden hachís: ¿Te pongo...?  -No hace falta, gracias.  -Que si, que te pongo.

Hubo una expendedora que me quitó la manguera de la mano (con simpatía): "Me ha dicho el encargado que sirva a todo el mundo", dicho y hecho, ¡qué soy del gremio! le advertí; como si nada. Ella tenía orden de servir y lo hacía con disciplina militar. Yo en la tienda esperaba, y hubiese tenido tiempo de guardarme veinte chicles en los bolsillos si hubiese concebido la intención,  pero las órdenes del encargado son sagradas, ella a lo suyo, que a los clientes la santidad se nos supone, como a los militares el valor, aunque la soledad pueda tentar los dedos largos.

Y así a lo largo de muchos kilómetros. Expendedores enfrascados en muchas tareas pidiendo auxilio con los ojos, con cara de besugo sin consumir. Unas contaban su odisea por las mañanas, solas ante el peligro, sin la valentía de Lara Croft para defenderse a mamporros, otros que si el lavado, otras que si el butano de las narices y lo imposible de realizar limpieza de servicios o de cualquier cosa; que si los contadores, que si los cafés, que si la pista, todos ellos la mayoría del tiempo solos, como un torero, ante situaciones comprometidas que requerían velocidad y cualidades de superheroe, en unos cuerpos, (salvo los de verano, jóvenes y peligrosos, y una golosina para los ases del tocomocho) la mayoría pasando de la cuarentena, que ya se empiezan a rendir a la exigencia cada vez mayor de la empresa.

De los encargados ni hablar, son como zombies de serie B, ni comen, ni duermen, y se pasan el día de la ceca a la meca con mala cara y pocas ganas ni de gruñir. "El mío esta de ocho a ocho", decía una con penilla.

He conocido gente estupenda, pero todos ellos cansados, faltos de ayuda, como si cada día les golpease un tsunami y tuvieran cogida la postura para no hacerse daño y sufrir lo menos posible la embestida.

Quiero felicitarlos a todos, por su trabajo, por su esfuerzo, por sobrevivir en soledad, por que los cuartos son los cuartos,  y ya no sobra pasta en esas cuentas para añadir un compañero que comparta el trabajo con nosotros. Pasará la crisis, como pasa la vida, aunque me temo que de los buenos tiempos, como dice la copla, "no nos quede ni la memoria".



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