Pues si, quiero ser como Beckham, aunque ya no disfrute de los años de esplendor en la hierba, puede comprar la gloria de las flores, destilarla, y echársela como colonia por el cuerpo. Ser Beckham, siempre conlleva más ventajas que inconvenientes, aunque le obliguen a correr por la banda los domingos. Nosotros la corremos durante siete días seguidos, de la caja al voult, de la caja a los servicios, de la caja al lavado, y no hay color. ¿Qué le dan patadas?, pues sí, pero mejor pagadas que las nuestras, que además son patadas sibilinas al sentido común y a los derechos: "Teneis que vender dos cajas de naranjas obligatoriamente, si no, ateneros a las consecuencias". Como le estén diciendo lo mismo a Kaká, va listo, acabará cobrando los mismos incentivos que el utillero del Castilla.
Volviendo al tema. Ser como Beckham es más gratificante que ser un ciudadano cualquiera, aunque tengas una pareja como Victoria, con pose de estreñida, pero más bien suelta con la Visa en la mano.
Además Beckham es rubiajo, y le cae bien a todo el mundo, no hay problemas raciales, ni crítica social por que sea un inmigrante del demonio, no pertenece a una nación dudosa, ni es gay, ni tiene ideas políticas contradictorias. Puedes invitarle a comer, sabiendo que va a ser educado, sobrio en sus apetitos, y que traerá un buen vino de regalo. Empezamos a llegar al meollo.
Siendo Beckham, cuesta tan poco hacer regalos como pueda costarte a ti salir un día a cenar: Un pequeño esfuerzo para la humanidad, una insignificancia para Beckham.
Cuando rodaron la película ("Quiero ser como Beckham", 2002, Gurinder Chadha), se referían a la aventura de jugar al balón, pero lo divertido es jugar a las finanzas sin peligro, disponer del dinero suficiente para dar y regalar, para arreglar el coche sin pedir presupuesto, para comprarte casa sencillamente poniendo el dedo sobre el globo terráqueo. Ser como Beckham te acerca mucho al cielo, como dispusieras de entradas VIP al paraíso.
Para cualquiera 'quedarse en bragas' o en calzoncillos quiere decir que estás sin blanca, o que haces algo divertido a solas o en pareja. Para Beckham quedarse en calzoncillos, significa meter billetes en fajos del tamaño de una novela de Ken Follett, sus piernas si que son los 'pilares de la tierra', y su cartera el cofre del tesoro.
A Beckham no le importa que suba la gasolina, le da igual que las aceitunas valgan ocho u ochenta, cuando recibe cartas de su banco siempre es para entregarle cacerolas, televisores y tostadoras gratis, no le devuelven las letras ni los recibos, ni necesita una calculadora para cuadrar las cuentas a mediados de mes.
Tampoco lleva cámara en sus vacaciones, de las fotos se encargan ya los paparazzis, y salen en color, preciosas, no necesita pasarlas al ordenador, no necesita tener un album familiar; sencillamente buscar por internet.
Toda esta fijación por Beckham me viene después del otro día, cuando ¡Milagro!, su chófer paró a llenar el coche de la estrella de Los Angeles Galaxy : Ciento veintiseis euros de la 98, veintiuna mil de las antiguas pesetas ¡Santo Cristo!
- ¡A donde vamos a parar! -, Exclama la clientela.
- No hace más que subir -, Te echan en cara cabreados.
- Lo que tiene que hacer Repsol es poner gente a echar la gasolina, ¡Qué bonito es echárnosla nosotros mismos!, ¡A picar piedra os ponía yo! - Sentencian.
Como ya conocemos el percal, ponemos cara de inocentes, de: ¿A mi usted que me dice?, que dan ganas de hacer que el encargado salga a caja y se lleve su ración de indignación humana y de lamento ciudadano. 'Si tiene usted razón', piensas, 'si a mi me pasa igual', y hasta Beckham lo sufre cuando tiene que repostar su Jet privado, pero la gasolina de su coche es diferente, suelta esos euros, como quien suelta monedillas para pagar la ronda de cervezas. Calderilla sin más.
Y es que la vida se ha empinado de tal manera que los sueldos se han quedado raquíticos. Basta pasar por cualquier centro comercial sin ánimo de lucro (Todos parecen serlo en sus anuncios), para acabar, a poco que te despistes, esquilmado como si te pillaran unos piratas somalíes en el Índico.
España está fatal. Aunque quisieran los políticos decirnos lo contrario, va mal, y su pronóstico es reservado si hablamos de futuro. España tiene un catarro de los gordos, y está en cama, casi cinco millones de personas están en cama aunque no quieran, es un catarro brutal y contagioso. Por lo mismo vendemos tantas cajas de naranjas, como si en esa vitamina C, ofrendáramos remedios a la crisis camuflados en la tecnología Repsol con que se fabrican los envases. Y si no, está la suerte de los 'rascas', eso si, con el dinero por delante.
Y el combustible está en el frente, y es una de esas 'puntas de lanza' que nos pinchan, la celebrity que más destaca en el defile
Hace bien poco, que la 95 llegó al valor más alto de su historia, y el gasóleo, rollizo por el uso masivo, le va siguiendo como escudero fiel aupando entrambos unos molinos inflacionistas complicados de vencer.
¿Qué está pasando con los carburantes?. Si fueras Beckham te importaría una mierda, pero en la situación en la que andamos todos, que estamos 'a la cuarta pregunta', buscando hasta monedas en el fondo del bolso, rascando la cartera por si aparece algún billete oculto, con los kilometrajes trasnochados que cobramos, que apenas nos resuelven una parte pequeña del consumo mensual de combustible, todo este asunto nos salpica de lleno, nos hace copartícipes y al mismo tiempo sufridores de la temible realidad..
Dicen que en 2008, en julio, cuando subieron las temperaturas corporales a las que invita la estación, también subió el petroleo llegando el barril Brent al máximo de siempre (145 dólares). Yo casi no me acuerdo, pues era joven por entonces y andaba preocupado en calenturas propias de la edad.
Luego bajó rápidamente en 2009, hasta niveles mínimos y hasta asumibles, pero esto no es el sexo, así que todo lo que baja, sube después bastantes veces, luego se planta, vuelve a subir un poco más, y acaba en una erecta posición inalcanzable como la cucaña de mi pueblo, que no corona nadie más que Toñín, que es un muchacho de 'posibles' , como Beckham, que utiliza sus botines Vasque de clavos para alcanzar el objetivo.
Nosotros no tenemos botines, y muchos tampoco botas de esas con la punta metálica, tan apropiadas para atizar patadas en los huevos a los que exigen ventas imposibles, o a los políticos que nos enredan con juegos de palabras diabólicas.
El caso es que los combustibles han subido, y se han puesto a unos niveles inalcanzables (como la cota de las ventas de SPO), para que sólo Beckham coja el coche.
El motivo del incremento hay que buscarlo en la depreciación del euro frente al dolar, la subida del IVA, y en el aumento de los impuestos sobre los carburantes, que casi alcanzan el 50 %. Luego están las batallas en el norte de Africa. Como si los enanos fuesen gremlins remojados, se multiplican los problemas económicos en este circo planetario, así que no hay remedio, tendremos que buscar hasta en la ropa que nos pusimos en verano, para ver si encontramos algún billete de cincuenta disimulado entre sus pliegues, a fin de regalarnos nuestros 'quince minutos' de gloriosa alegría.
Suben los carburantes como la espuma del champán con que los Beckham riegan las plantas del jardín. Cada vez que llenas el depósito le das un homenaje al coche, el mismo que te dabas tu antes por el mismo dinero, ahora se lo lleva el diablo, el 'diablo sobre ruedas'. El electrodoméstico más caro que tenemos, 'chupa' más que un palé de campurrianas, y tu cobras lo mismo de kms. ¿No se de que te quejas?, ¿No son los mismos kms. de entonces los de ahora?, Pues ya está, cuando trasladen tu ciudad o tu pueblo veinte kms. más lejos, pues cobrarás un poco más. Caso zanjado.
Los usuarios no cobran en kilómetros, les damos ostias directamente en la cartera: Sesenta ostias, ochenta ostias, las ostias que hagan falta.
Los españoles, la masa media, el pueblo soberano, se ha cansado de subir cuestas en enero, en febrero, en abril, o en noviembre. Sube cuestas como los bueyes tiran del molino, o tiraban por que hasta en eso han mejorado los bueyes con respecto a los hombres.
No queda claro por que los carburantes han disparado su valor aún cuando no teníamos guerras a la vista (Ahora ya tienen la excusa que buscaban), mientras el barril Brent guardaba un precio razonable de rebajas de marzo. La realidad es que compramos oro negro y lo vendemos destilado en colores y al precio del platino. La gente murmura maldiciones a la hora de pagar. El día menos pensado nos fulminan con una maldición gitana.
Mientras tanto vamos subiendo cuestas, un curso entero de ascensiones, y varios años quedan para escalar un mes tras otro según nos pronostica el FMI (Fondo Monetario Internacional).
Aunque quisiéramos ser Beckham o como Beckham, tanta escalada nos hace parecernos más a Edurne Pasabán, o a Juanito Oiarzábal. Los 'ochomiles' son una cosa cotidiana, y forman parte del 'checklist' de la vida: Hay que vender ocho mil rascas, llegar a ocho mil euros en las SPO's, y proponer ocho mil cosas distintas a nuestros agotados clientes. Hay que pagar ocho mil euros de un préstamo, y ocho mil veces nos miran mal cada semana por los precios que tiene la gasolina y los productos que vendemos, ocho mil euros gana Beckham al día, los mismos que pago de hipoteca yo al año...
Han prohibido el tabaco para que dispongamos de oxígeno más limpio para poder llegar hasta la cumbre cada mes sin que nos falte el aire.
- ¿Y tu padre de que trabaja? - Preguntarán los niños en el cole.
- Mi padre es Beckham, ¿Y el tuyo? -
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