COMPAÑEROS DE CAMPSARED



"Podeis decir lo que pensais de vuestros encargados, de los objetivos, de la venta activa, de los cursos, de Sumando valores, seguridad, promotores del cambio, sindicatos, y todo lo que querais. Hubo en tiempos un blog de un compañero en donde mucha gente dejó sus comentarios, hoy no existe y como alternativa nace CAMPSARED BLOG, para reunir a todos los que somos COMPAÑEROS DE CAMPSARED"

Este blog, como indica en la cabecera, originariamente fue creado por un compañero llamado EXPENDEDOR-VENDEDOR el 20 de noviembre de 2008 pero problemas técnicos le impidieron actualizarlo, lo que dio pie a la creación de esta segunda etapa renovada que es la que se abre a continuación.
Como aquel, mantiene la idea de tener una plataforma de comunicación, de reivindicación y sobre todo un medio de expresión para todos los trabajadores de CAMPSARED y de REPSOL, y a la que quedan invitados cualquiera de los trabajadores de EESS sean cuales sean sus marcas.

Bienvenidos todos a este foro de diálogo e información.

Recordar que si visitais esta página por primera vez, para conocer el contenido completo de este blog desde su nacimiento, deberíais comenzar por el antiguo blog pinchando en este enlace:

'www.campsaredsprint.blogspot.com'





24 de julio de 2011

BAJO DEL MAR

Solo somos unos cuantos, una parte representativa en todo caso del total, unos 'pescaditos' que se mueven entre el acuario y la sartén, temiendo que nos sirvan de menú cualquier día.

Como decía una compañera tiempo atrás, en esta empresa y en el universo marítimo hay mal ambiente por distintas razones,  unos por que deben de soportar presiones muy por encima de lo admisible, como si sus pequeñas oficinas sin ventanas fueran un batiscafo a 10.000 metros bajo el mar, donde todo es amenazante y peligroso, donde unos bichos de entrañas transparentes o sin ellas, de corazón pequeño, o sin el, se mueven como escualos amenazándote con dentelladas
si tu movimiento no va al compás de la corriente.

Por otro lado están los pececillos, que mercadean con caracolas y conchas con origen, que venden chapapote licuado al por menor, y se mueven por aguas procelosas, obedientes como el velo de una medusa,  como peces de superficie embarcados en una tempestad. ¿Qué hay que ir arriba?, pues se va, qué ahora toca hacia abajo, pues de cabeza, qué mañana nos dicen que de lado, pues a ponernos de costado y no se hable más.  Los pececillos  van en grupo, como una nube de bichillos, como un manto volátil que acepta raudo la dirección del agua tal vez por que la marejada nos asusta, o el temor a las redes nos aterra, pero por que mil ojos pueden más que dos, la realidad se ha retratado ante nosotros como un oscuro cascarón hundido sobre el fondo de una pecera, donde los peces agonizan por la falta de libertad y oxígeno añorando una claridad de luna llena que les haga soñar que hay esperanza más allá de aquellos cristales.

Hasta ahora hemos seguido el curso que imponen las corrientes, hemos doblado cabos y soportado tempestades, pero, se nos arroja contra las rocas, se nos maltrata por que las algas se han comido la vida y los recursos de la gente, el plancton no se mueve y hay un estancamiento de las aguas... Los sindicatos no se preocupan lo bastante del entorno, o se preocupan mal, y los peces estamos sumergidos ya hace unos años, en aguas sucias que cada vez se enturbian más.
El cardumen se mueve entre el malestar y el hartazgo. Aunque la voz y el rastro sólo queden escritos porque gente con más agallas sacan la cabeza del agua, estoy seguro que muchos expendedores y encargados de toda España ya están hasta la aleta superior de soportar caprichos y de trabajar a disgusto.  No es cuestión de vender o no vender, todos entendemos los problemas y necesidades de incrementar las ventas, de procurar que el cliente compre y aporte su puñado de euros para que todos nos alimentemos decentemente .

El problema es la sobreexplotación de los recursos naturales y esas rocas con las que vamos estrellándonos en los últimos tiempos, unos acantilados levantados con el beneplácito de los sindicatos, que han negociado las distintas 'leyes de costas' con blandura excesiva permitiendo que se nos arrincone frente al arrecife, sometiéndonos a un acoso constante no denunciable, porque se trata de una presión disimulada, pero conocida por todos, un malestar que se mueve como una bruma impidiéndonos ver la superficie y hasta el sol.  Nuestro trabajo -y eso es una evidencia-, ha empeorado o ha aumentado considerablemente en estos años deteriorando nuestras condiciones laborales dentro del 'entorno marino'. Los peces hablan en voz baja, casi con la mirada, pero su indignación por el estado de las aguas es evidente y comprobable, y el porcentaje de indignados ha crecido de forma exponencial. ¿Por que vamos cediendo terreno año tras año?, ¿Por que aceptamos nuevas tareas y cometidos a cambio de unos dudosos incentivos?
El vaivén de las olas lo provocan los Delegados regionales y sus Jefes de Zona, pero también otros abusos en el sector pesquero.  Mientras, los sindicatos contemplan el paisaje desde el muelle ensalzando las grandezas de la puesta de sol,  ignorando que una corriente nos va minando por debajo, acabando con la ilusión, las fuerzas, y hasta el empleo de muchos que cometieron el desliz de no llevar la perfección impresa en colorines vivos y chillones como para que quieran conservarte en el acuario. A lo mejor no queremos ganar tanto, y preferimos trabajar más a gusto, nadar sin amenazas. No se trata de denunciar hechos concretos, sino de mejorar el ambiente general, hacer nuestro trabajo más llevadero, acabar con la competición que existe para vender productos como rascas o Spos, y cometidos de camarero o panadero, etc., que poco o nada tienen que ver con el paisaje de los fondos marinos que debería de ser nuestro trabajo, ¿Por qué los aceptamos?
 Indignado (Campsared Blog)
Varios pescados saltarines ponen la voz al pensamiento de muchos de nosotros. Ya no es cuestión de incrementar el salario a costa de horas o de ventas, se trata de vivir y trabajar a gusto procurando la prosperidad del ecosistema y el bienestar de los moluscos clientes. Todo lo que no vaya encaminado a éso, tarde o temprano nos erizará las escamas y calentará aún  más si cabe, nuestra fría sangre de pez. Estas branquias no pueden depurar ya el aire que reciben, porque el afán oceanográfico se ha convertido en una esquilmación sin límites del entorno marino y sus recursos. ¿Cuanto más nos van a exigir?, ¿Acaso tenemos la culpa de la 'contaminación' que sufren los océanos? En ocasiones -siento decirlo-,  nuestros sindicalistas, todos aquellos que nos visitan por las estaciones, se parecen bastante al cangrejo Sebastian, que trataba de convencer a la sirenita de que bajo el mar, por muy mal que vayan las cosas, siempre es mejor que fuera de el.  Y lo dicen con entusiasmo de sindicalista convencido.

DESDE LA PLAYA, FELICES VACACIONES Y PRÓSPERO MES DE SEPTIEMBRE.
Dedicado a nuestro compañero Sacco_Vancetti para que tome nota.
POR FAVOR, NO DEJES DE VOTAR ESTE ARTÍCULO AQUÍ DEBAJO. GRACIAS

16 de julio de 2011

¿SABIAS QUE...? (Pensamientos de tiempo muerto)

En 1879, Thomas Alba Edison probaba suerte metiéndole corriente continua a un par de filamentos de bambú carbonizado hasta lograr la incandescencia. Acababa de inventar la bombilla. Probó su invento por primera vez en un distrito de Cleveland (Ohio) sustituyendo las tediosas y entretenidas farolas de gas que un individuo tenía que ir prendiendo y apagando cada día desde un extremo al otro de los barrios, dando vida al anochecer neblinoso y muy oscuro de aquel lejano 1879.

Edison era un tipo eficiente, si hubiera vendido SPOs, hubiese obtenido unos buenos incentivos, no cejaba jamás, era cansino y pertinaz, y siempre andaba buscando inventar algo y colocarlo en el mercado.
Y aunque sólo nos acordamos de las bombillas, igual que a algunos nos recuerdan tan sólo por las pifias, fruto de sus experimentos vieron la luz varios inventos importantes como el fonógrafo, tatarabuelo de las grabadoras, las perforaciones del celuloide fílmico, la primera impresora de la bolsa, el micrófono de carbón, el contador eléctrico, y hasta mil inventos más.
Pues bien, después de mucho tiempo, nuestra empresa tomó la determinación de organizar un TOP DE AHORRO ENERGÉTICO que bautizó con el apodo de "Plan Edison", un ambicioso programa para apretarse el cinturón en cualquier tema relacionado con lo eléctrico.

El resultado fue, una serie de medidas que periódicamente nos han ido pasando como si fueran bandos de un alcalde o aún mejor, como una gran enciclopedia de lo eléctrico enviada por fascículos:  "SABÍAS QUE..." - Nos dicen en el encabezamiento, alertándonos de la gran noticia - "¿Sabías pedazo de zoquete que ajustando correctamente la temperatura de... se ahorra un 24 %?"  Y nosotros, expendedores que sabemos de todo, ateniéndonos a las mil preguntas que nos realizan los clientes, o que no sabemos de nada según otros, que para eso somos expendedores, releemos las notas buscando humanidad o una lógica laboral que no aparece por ninguna esquina, con lo que pronto se nos ocurren respuestas o preguntas contundentes: ¿Sabíais que sometiendo al personal a temperaturas inadecuadas de frío o de calor se obtienen mayores índices de hastío, agotamiento y una evidente pérdida de concentración en el trabajo?


De acuerdo,  ahorremos, la mayoría de los consejos son útiles y razonables, derrochábamos más de la cuenta desde luego, y además, siempre nos ha gustado encender luces para alegrar las estaciones como si fueran el portal de la feria sevillana.  Apagar luces, aparatos, controlar las temperaturas y rebajar el gasto general, todo correcto, conduce a un eficiente uso de las instalaciones y del gasto eléctrico.

Reconozco que muchas veces llegué a estaciones que estaban con la puerta abierta y el A/A puesto, como si el aire fresco entrara de la calle, o que quisiéramos atemperar la chicharrera del verano  dejando que nuestras frigorías paseen cual Pedro por su casa por la pista o la calefacción se controlara con corrientes de aire que van y vienen para calefactar la calle y hacerla soportable los días de crudo invierno.

Es cierto, esa locura nunca la harías en casa, la prudencia se intensifica cuando el peligro toca nuestro bolsillo, y en las gasolineras, pagan los presupuestos, que es como decir: "Esta ronda la paga mi cuñao", todo queda en familia,  pero sin sufrir pérdidas directas la cartera de uno.
Esta forma costosa de actuar viene de antiguo, unas épocas de derroche energético, donde gustaba encender luces sin mesura, a tutiplén, luces en caja, luces en el voult, en las neveras, focos, halógenos, el festival de la bombilla de Tokio, si no había luz y claridad no había alegría.  En las tardes de invierno, llegando a trabajar, aquello parecía una escena de Blade Runner, donde la lluvia se mezclaba con los halógenos y el humo, convirtiendo las estaciones en casinos de carretera.  Cualquier bombilla no encendida, era una afrenta al brillo y a la categoría del establecimiento, sin luces no había vida, ni poder, enseguida llegaba el jefe y anotaba: "Foco fundido en tienda, reparar urgente", y antes de 48 horas estaba nuevamente brillando como una estrella más del firmamento que ocupaba nuestras cabezas.  Pero hoy en día es distinto, toca apretarse el cinturón, las restricciones llegan a todos, y de aquel tímido "Apaga las luces al salir" que nadie hacía caso, hemos pasado a un drástico sistema de apagado de luces, cámaras, aparetejos varios, y uso de luces led.  Algunas estaciones por la noche invitan al encuentro amoroso de parejas en un rincón recogidito, al amparo protector de unas mortecinas farolas que dan la justa luminosidad para echar un pis sin mojarte (demasiado) los pantalones.

Todo este largo y farragoso preámbulo (¡¡Preámbulo!!, ¡Joder como te enrollas!) puede resumirse en que la idea es correcta, pero un pelín exagerada, ya que hay dos cosas que se llevan al límite de la insensatez: La majadería de los checklist de ahorro energético que todo cristo rellena en 'automático', y el demoníaco  "maquinillo" que lo controla todo (otro pasito más para llegar al mando unificado y perfecto de Orwell).

El maquinillo tiene un nombre que nos recuerda a una de las Spice girls, pero no es ella (Geri Halliwell), este se llama ELIWELL y ha tomado el control de algunas estaciones ocupándose de encender, de apagar luces, y sobre todo de controlar el aire que los trabajadores y clientes van a respirar.

No tendría pegas si aquello hubiese sido puesto en épocas de apacible abundancia, por que se hubiesen negociado grados celsius de propina, pero hoy en día, que todo se raciona con check list, supone un deterioro de nuestras condiciones de trabajo.
Una indirecta plastificada, convenientemente pegada a nuestra vista dice que:  "La temperatura del aire en recintos calefactados no será superior a 21 º C cuando para ello se requiera consumo de energía convencional para la generación de calor por parte del sistema de calefacción. y que la temperatura del aire en los recintos refrigerados no será inferior a 26 ºC, cuando para ello se requiera consumo de energía convencional para la generación de frio por parte del sistema de refrigeración", lo que llevado a rajatabla reduce nuestras posibilidades de supervivencia en un 20 %. ¡Madre mía!, se puede decir más alto, pero más enrevesado imposible.
Croquis explicativo de las temperaturas
Sobre la temperatura del aire, lo primero que hay que resaltar es que existe un nivel idóneo “científicamente comprobado” como tal. Normalmente, el personal de la mayoría de los establecimientos se siente a gusto cuando la temperatura oscila alrededor de los 22º C, y por tanto, la mayoría de los sistemas de aire acondicionado integrales están preparados para mantener temperaturas entre los 18º C y los 26º C., eso no debería modificarse, y es más, debería ser un parámetro flexible ya que ni todas las personas, ni todos los días, y si me apuras, ni todas las horas se mantienen las mismas condiciones de trabajo, existen puntas -y en las gasolineras es algo evidente-, que suponen un esfuerzo mayor, y por lo tanto que requieren mayor aporte de confort ambiental.
Es conocido que unos operarios felices y contentos con su empleo son más productivos, ahí suelen pifiarla en nuestra empresa, pero existen otros factores, como el lugar de trabajo, factor clave en la productividad del trabajador.  Una temperatura no adecuada causa incomodidad a los empleados, afectando a su bienestar, a la ejecución de las tareas y al rendimiento laboral (Me parece que ya lo he dicho antes). Entonces... ¡Como demonios vamos a trabajar a gusto bajo esos parámetros!, son tan inverosímiles que hacen dudar ¿No será al revés?, ¿Que con el trabalenguas de la confusa circular el tío que lo escribió se hizo la picha un lío?.  Pues no, y parece de risa, con 26 º en verano se le cuecen las ideas a cualquiera, y luego ofrece SPOs, bufando como un toro, colorao, sudando como si te pillaras los huevos con la caja una y otra vez, aguantando sin rechistar.
El tío que escribió éso (Campsared Blog)
¡Y que me decís de la temperatura del invierno! ¡21 º como máximo! Con éso, más de una que conozco no podría ni hablar entre el repiqueteo de los dientes, los dedos congelados y la piel erizada por el frío desde la coronilla al dedo gordo de los pies. ¡Pero bueno...!  ¿El que escribió ésto, no tendrá daños cerebrales por trabajar a temperaturas inadecuadas?

Esto del CONTROL va tomando unos derroteros preocupantes, -deberíamos haberlo intuido cuando retiraron los rollos de papel de la puerta-, es tal el afán controlador, que con el tiempo limitarán el uso del servicio a los empleados y hasta tendremos que fregar los suelos con  agua de la lluvia. El control de las luces es prudencial, el de los consumibles, razonable, el de los incentivos arriesgado, pero el de la temperatura... ¡Nos estais quitando lo mejor del trabajo!
- ¿A que te dedicas? -
- A limpiar y a vender como un hijo puta, pero por lo menos tengo aire acondicionado - Añadías con ilusión.

PLAY


¿Y ahora que? ¿A pasarlas canutas ya sea en invierno o en verano? No somos nadie, y con cartilla de racionamiento mucho menos.  A mi que me lo quiten de la nómina, pero necesito respirar, no quiero echar a hervir oliendo a chamusquina, por que con el calor los pensamientos sufren evanescencia, y las palabras se desinflan y salen de la boca como las babas, sin posibilidad de convencer ni de gustar a nadie.

Y a propósito, ya que ha salido el tema ¿Sabeis que en la zona de caja, debido al horno, luces, sandwichera y otros aparatos, la temperatura llega a alcanzar seis grados más que en el resto de la tienda?  Pues vamos tomando nota, que hasta el rabo todo es toro, y aunque por los pasillos corra la brisa envidiable de Hawaii, en la zona de caja se levanta un Bombay de torridez insoportable, donde las castas más desfavorecidas nos movemos entre la brasa que nos dan y que damos, buscando un Ganges que nos refresque en el cogote para hacernos pensar que "Es una mierda trabajar, pero al menos tenemos aire acondicionado"





8 de julio de 2011

LA 'FAMILIA' (Reposiciones de verano)

 PLAY   
Yo me llamo Pascuale, mi local era uno de los más visitados y de más éxito de cuantos controlaba "la Familia". Todo el mundo tomaba allí los combinados más de moda sin importar el precio. 
Los nuevos tiempos abocaron a aquel local a una pérdida de clientes. Primero fue la ley seca en los locales del centro, y luego la brigada antidroga, así que, sin tabaco ni alcohol, el negocio comenzó a decaer. Todo el mundo lo comentaba: "ya nada es lo que era". Con Dillinger y Capone todo funcionaba mejor, hasta la pasma venía, se tomaban sus cafés, y no molestaban a nadie. Sin embargo para el jefe de La Familia, no había disculpas, el negocio debía aportar las mismas ganancias, el resto era palabrería. 

Se dispusieron nuevos cóckteles novedosos: batido de legumbres, combinado de fresa, ciruelas y tomate, el famoso daikiri de patatas, el rico 'naranja spo', zumos de oliva, el inquietante sorbo de espárrago agitado, no batido, y las fajitas de guacamole con almendras, en fin, entre los barmans y yo mismo intentamos reflotar el negocio pero el Don seguía sin estar contento:
 -No estoy contento Pascuale- me decía moviendo la cabeza -No estoy nada contento contigo ni con los tuyos. Y eso no es bueno- Y añadía, -No es bueno para mi, no es bueno para tí ¿Lo entiendes?-
Al pie de su mesa yo iba asintiendo con gesto compungido.  Aún recordaba cuando me presentaron hace unos años a Don Vito y al resto de La Familia. El patriarca me dio dos besos y me dijo al oído: "Ya eres uno de los nuestros".
Sin embargo ahora, sentía que aquello llegaba a su fin. -Hacemos todo lo posible, pero las cosas están mal-
-Lo se muy bien, pero ahora tendréis que hacer lo imposible, hay que llegar al presupuesto, y como soy comprensivo, voy a darte una oportunidad, la última, tienes que entregarme una ganancia de 4.500 este mes-
-Es imposible Don, no llegamos ni a la mitad-
-Cuando yo hablo los demás callan- sentenció llevándose un dedo a los labios -No estás aquí para pensar ni para hablar, sino para obedecer. Cuatro mil quinientos, ya sabes-
Los chicos y yo hicimos lo 'imposible'. Vendíamos hasta por fuera del local, -"zarzaparrilla cola, café, un bollito, llévese un chicle por favor..."
Y sí, vendimos más, pero no suficiente... El primer mes apareció muerto el barman de refuerzo. Al siguiente le metieron una cabeza de caballo en su nómina y decidió marcharse. El último, se suicidó angustiado. En cuanto a mi, pues bueno, lo mío ya es historia, desde luego que perdí mi local, fue lo primero, y hoy descanso en la cuneta de una autovía remota con unos zapatos de cemento.
Aún escupe sobre mis restos el patriarca de la familia cuando va por allí.

(Los nombres de esta historia son ficticios)

14/04/10

Dedicado a SAM, a Exprimid@,  y a todos los que han sufrido y sufrirán injusticias y presiones en su trabajo.


1 de julio de 2011

¡CALOR!

Tengo una apatía que me lleva 'doblao'.  No se si será astenia primaveral tardía o carencia de vitaminas.  Tengo sueño.  El sol se contonea en la calle como un dios griego, haciendo posturitas de culturista para que le miren y se sonrían los grupos de muchachas que han salido del instituto, o las amigas que vienen a tomarse un café. Le observo y pienso:  ¡Que cabrón!,  sólo haría falta que llovieran billetes fuera del perímetro de la gasolinera, para que me sintiera más envidioso y atrapado.

Me arden los pies y la cabeza, ni la jalea real me sube el ánimo, siempre que llega este calor pierdo la fuerza como una coca-cola semiabierta.  Las tardes son eternas, como los días de régimen a base de pescado y acelgas.
El intervalo de la siesta me muele los arrestos, me convierte en un felpudo de los de andar tirados por el suelo sin dueño.  Ni la radio, ni el sueldo que está ya próximo a ingresar, ni un generoso escote regalando la vista me despiertan lo suficiente como para diferenciarme de un arbusto marchito.  Las tardes calurosas de verano, me extenúan como si respirase gas butano detrás del mostrador.  Solo el chasquido de una lata al abrirse con su estallido de burbujas heladas suena como un pequeño timbre que me espabila unos segundos.
Es como un espejismo que te produce sed y una visión paradisíaca de palmeras y un estanque dorado, donde nuestra Brooke Shields particular nos da la vida desde sus mismos labios con un trasvase delicioso de líquido y frescor.


Pero el efecto se esfuma de inmediato. Vuelta a la realidad.  El escenario son coches que se cruzan, gente que no duerme la siesta, unos cansinos como la chica de los surtidores "Ha elegido usted...", que solo quieren agua o un refresco, ni comida, ni lotería, ni rascas, quieren llegar a casa, quieren meterse en su espejismo de familia, o de huríes semidesnudas; qué se yo.  Miro nuevamente el reloj, que se derrite como si fueran las esferas de Dalí  ¡Qué larga es esta tarde de viaje a ningún lado! Aquí no pasa nada. Bailotean en la pista las deslumbrantes y estiradas piernas del sol, representando el lago de los cisnes, pero sin agua, sin música y con este calor de horno entreabierto que ha convertido a cada cisne en pollo frito.  Es tan tediosa la representación como cuando estudiábamos en casa para aprobar los cates de septiembre sabiendo que nos quedaba todo el verano por delante.
Me está aplastando la rutina.  Necesito librar, coger las vacaciones, pero estas largas tardes anodinas de verano se estiran y se prolongan como las afligidas ramas de los sauces, como las series de TVE-1, como un partido a cinco sets. Busco alivio en el tiempo, pero el futuro se muestra al otro lado del planeta, allá en el horizonte, sobre su mecedora bebiendo te al limón, tranquilamente, sabiendo que yo llegaré tarde por que en este hemisferio las cosas van despacio ¡Que bonita es la tienda de palacio! pero a mi ya me aburre por que la tengo más que vista.

El motor de la sandwichera por su parte, aporta ese bochorno ecuatorial que nos traslada a las recónditas selvas del Congo o a Indonesia, con su temperatura pegajosa y deprimente.  Lanza calor para llenar cien globos aerostáticos de Travel Club.   Nos roba el aire, como si 'repartiera' oxígeno con un aspirador, sólo nos deja el fastidioso aliento incendiario de la máquina.  Si derramásemos un cubo de agua por el suelo, acabaríamos cocidos al vapor, como unos mejillones.

Solo en el vault la vida cobra algún sentido. Durante unos minutos te sientes como un pingüino en Disneylandia, pero después, vuelta al ataque, recorres el pasillo como un soldado vietnamita, avanzando entre impedimentos y calor, te vas a la trinchera y a matar pollos al ast, por que a esas horas  hay algunos clientes con el desodorante caducado, cubiertos de una pátina de sudor mareante, que hacen tambalear las pocas fuerzas que nos quedan, como si defendieran sus posiciones anticompra lanzando gas mostaza. -"¿Quiere usted...?  Bueno mejor no, buenas tardes" -
Pero ese aturdimiento momentaneo, no te arregla la mente ni el estómago, sigue zapateando el sol con tanto aplomo que hasta las bellas gatas que llegan a esas horas, te miran sudorosas como si acabaran de bajarse del tejado de cinc hace un minuto.   La tarde es larga y calurosa.  Voy a firmar en los servicios, voy a mirar caducidades, voy a rellenar algún checklist, como si fueran un sudoku,  para matar el tiempo.
Larga tarde.  Un rato mato moscas con el rabo... el del plumero que es un rabo flexible y desplumado, que se agita ligero como una caña de bambú de las de dar castigos sadomaso, y luego uso el spray, el caso es hacer tiempo para no sucumbir a la molicie.
La gente está sedienta y derrengada, el suelo radiante de la pista funciona a las mil maravillas. Los helados se venden como churros helados, como si fueran aspirinas que calman el calor y la sed.  Hablas con la misma cadencia del surtidor, ¡Vaya apatía!,
- ¿Quieres unos...? -
- No quiero nada -
- Si te los iba a regalar no me has dejado hablar  ¡Bah! -
Nada de nada, todos quieren llegar a casa para arrancarse la ropa de un tirón, ponerse en cueros y darse un remojón, después poner el A/A en modo de 'tormenta glacial' y soplarse unas bebidas bien frías.  Los solteros/as hacen un club nudista en la república independiente de su casa.
Compañera conectando con el Blog de Campsared
Pero aquí trabajamos sobre la linea del Trópico de Cancer, sólo faltan los beduinos.  De vez en cuando llega alguno que echa 10 € en su viejo Mercedes.
A estas horas, y con el sol reinando justiciero, hasta los africanos caminan por la sombra y duermen siesta con el turbante metido en la nevera. No hay nadie por la calle. La pista se ha quedado vacía unos instantes. Con el brillo del sol, se asemeja a un desierto arábigo con su gran jaima franquiciada en medio del  oasis Foster, este zoco abierto donde vendemos, melones, patatas, frutos secos y un agua fresca que no consigue estarlo tanto por que gran parte de las frigorías están de vacaciones, y las que quedan no dan a basto.  Salgo a la puerta a ver si llega algún camello.  "As-salaam-alaykum"  Ahí llega uno.. pero no es un camello, es una moto. Vuelvo a dentro.
Si tengo un rato voy a romper un huevo sobre algún surtidor a ver si acaba frito. Pero será mañana, porque hoy no soy capaz ni de encontrarme los míos propios.  ¡Que calor!
Se te fríen los huevos en verano (Campsared Blog)
En cuanto tengo otro minuto vuelta al vault, que es un refugio acristalado para focas y osos polares de tercera clase, un regalo no obstante para los regordetes como yo, también para calmar sofocos menopáusicos, y como alivio para apagar la mala hostia.
Voy a salir de allí, y cojo aire por los poros acalorados y por la boca, tanto como para adentrarme  en un espacio con atmósfera cero, pero poco me dura aquello.  Al regreso del vault,  ocupas nuevamente el nido de ametralladora y a disparar ofertas y obuses con origen. Cuando a veces aciertas, es como si te metieran un dedo por el culo, reaccionas un instante, y luego vuelves al hastío, al modo catatónico de mediados de junio, al espectáculo tedioso de las tardes de verano, lentas  y soporíferas, calurosas e inacabables, y a seguir, dale que dale al organillo, a la venta activa vamos.
La tarde va cayendo como los siglos, lentamente, restándonos frescura y juventud.  Con los últimos rayos, llega el tiempo de libertad, el fin de la condena diaria, por que trabajar en verano y por la tarde, es un 'privilegio' de las castas más desfavorecidas, el detalle que omitió Dios cuando expulsó a Eva y Adán del paraiso: "No sólo tendreis que trabajar para ganar el pán, tendreis que hacerlo en turnos y hasta en las tardes de verano"  ¡¡Haberlo dijo joder, y se había comido la manzana su p... madre!!
Derretido y derrotado (Campsared Blog)

JULIO 2011, comentarios

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